El Papa entonó esta mañana un sentido mea culpa por los pecados de la Iglesia belga, zarandeada en los últimos años por los escándalos de abusos sexuales y el “fenómeno” -como lo denominó Francisco- de las “adopciones forzadas”
Al hablar de la “permanente coexistencia entre luces y sombras vive la Iglesia”, Francisco citó sin ambajes, "los dramáticos casos de abusos de menores, un flagelo que la Iglesia está afrontando con decisión y firmeza, escuchando y acompañando a las personas heridas e implementando un amplio programa de prevención en todo el mundo”
Sobre las adopciones forzadas, "hubo incluso casos en los cuales a algunas mujeres no se les dio la oportunidad de decidir si quedarse con el niño o darlo en adopción”, reconoció
De "heridas" calificó el primer ministro las consecuencias de estos abusos en la sociedad y en la Iglesia belga, aludiendo también a las adopciones forzadas, añadiendo que "aún queda mucho camino por recorrer". "Si algo va mal, no se puede justificar el encubrimiento, por eso hoy no bastan la palabras; se necesitan medidas concretas", afirmó con contundencia Alexander De Croo