5 abr 2023
Los crucificados de los descubrimientos y colonizaciones
Eso de decir que “no podemos juzgar la historia con los mismos criterios morales que ahora para no caer en anacronismos”, es una excusa infantil. En el siglo XVI se sabía muy bien lo que significaba robar, torturar, asesinar, imponer una religión por la violencia, esclavizar, etc. ¡1.600 años de vida y teología cristiana lo habían aclarado hasta el cansancio!
La Iglesia tiene siempre la peligrosa tendencia a preocuparse más de sus intereses eclesiásticos que del bien de la sociedad. Este eclesiocentrismo hace que esté más preocupada por sí que por el pueblo real y sufriente. Afortunadamente siempre ha habido aún en el esquema de cristiandad, sectores sensibles a los pobres… (V. Codina)
La religiosidad popular que perdura como única síntesis válida de la esperanza de los pueblos a pesar de haber sido -hasta el momento- insuficiente para la lucha contra la injusticia social (documento episcopal latinoamericano de Puebla)
No hay posibilidad de definición identitaria para Europa sin asumir ese pecado estructural histórico. Siempre seremos lo que hicimos en América y los demás continentes. Decidamos lo que decidamos, nunca habrá nada que no parta de aquello o que no lo tenga en cuenta, porque es indisociable de nuestra identidad “cristiana” llamada al perdón, la misericordia y la reparación histórica