"Don Fernando Valera, ha decidido transformar el palacio episcopal —tradicional símbolo de autoridad y poder— en una casa de convivencia sacerdotal, un hogar donde sacerdotes y obispo comparten la vida diaria, la oración, el pan y la fe"
"Don Fernando ha entendido que el sacerdocio, sin comunidad, puede volverse soledad; y que la soledad, sin oración y sin hermanos, puede convertirse en tristeza"
"Este gesto no solo es una muestra de hospitalidad, sino un signo profético, porque en un mundo marcado por la soledad, el individualismo y la distancia, la Iglesia está llamada a ser hogar, mesa compartida, fraternidad viva"
"En este tiempo en que la fe necesita testigos más que maestros, la diócesis de Zamora se convierte en un faro"