Que tardase un año en convocar por primera vez a su Consejo presbiteral tras su toma de posesión en Granada ya no anunciaba nada bueno. Y el tiempo les dio la razón a los curas de Granada, y no solo porque Javier Martínez se convertiría en el primer arzobispo en sentarse en un banquillo de los acusados por acoso moral a un canónigo archivero
Eran todavía “los tiempos” del cardenal Rouco. Se inauguraba la Asamblea Plenaria y, al ver pasar justo por delante, con ese andar que entonces parecían trancos, a Javier Martínez, otro arzobispo, a mi lado, me deslizó el comentario: “¡Lo que está sufriendo esa diócesis, sobre todo sus curas!”. “¿Y por qué no se hace nada”, fue la réplica. No hubo ya respuesta. El cardenal Rouco iba a empezar su discurso
El tiempo acabó poniendo en su sitio las ínfulas intelectuales del arzobispo y en números rojos las cuentas diocesanas. Algunos cifran en más de 20 millones de euros aquellos gastos