Fe sin iglesia, iglesia sin fe ¿Está dejando la gente de ser creyente?

Iglesia vacía
Iglesia vacía

"Estamos asistiendo a un momento complejo, cuando no confuso, de la vivencia de la fe: las iglesias sobreabundan en bancos vacíos y en canas y, sin embargo, la fe se mantiene viva en la conciencia y en el interior de las gentes en multitud de expresiones populares y personales"

"Conozco a muchas personas “religiosas” que buscan el sentido de su vida en la trascendencia pero no lo encuentran en la institución eclesial porque ésta se ha convertido en una instancia incoherente, llena de escándalos y de irregularidades económicas"

"El papa Francisco, consciente de esta realidad creciente en la vieja Europa, no deja de insistir en que seamos una Iglesia en salida, con un lenguaje claro y cercano, desde una Iglesia pobre que mira a lo esencial del evangelio y se hace convocante desde la alegría"

Los caminos de la fe, como la vida humana, tienen sus encrucijadas y sus oxímoron. No podía ser de otra manera porque la fe es la persona misma caminando en actitud de búsqueda permanente y de adhesión al Nazareno y a su Evangelio.

Estamos asistiendo a un momento complejo, cuando no confuso, de la vivencia de la fe: las iglesias sobreabundan en bancos vacíos y en canas y, sin embargo, la fe se mantiene viva en la conciencia y en el interior de las gentes en multitud de expresiones populares y personales. La gente reza, la gente invoca a Dios, la red se llena de multitud de oraciones que corren de un lugar a otro y hasta se hacen virales, la fe vibra y se emociona en las cofradías y se viste de fiesta en las romerías populares. Parece una contradicción, pero no, es una realidad viviente.

Conozco a muchas personas “religiosas” que buscan el sentido de su vida en la trascendencia pero no lo encuentran en la institución eclesial porque ésta se ha convertido en una instancia incoherente, llena de escándalos y de irregularidades económicas que las sobrecogen. Es verdad que son casos particulares pero tan dolorosos que nos descolocan y nos inquietan: pederastia, áticos de lujo para los obispos, palacios al más puro estilo medieval, amor al dinero…y un etcétera muy largo. Ha llegado el momento de evaluar con seriedad qué nos está pasando o esta sangría de creyentes hacia otras instancias de búsqueda no tendrá fin.

Oración
Oración

"Es verdad que son casos particulares pero tan dolorosos que nos descolocan y nos inquietan: pederastia, áticos de lujo para los obispos, palacios al más puro estilo medieval"

Ya el anterior obispo de Roma, Benedicto XVI, había alertado de que la iglesia se estaba constituyendo en un peligro para la fe de muchas personas porque lejos de atraerlas, las alejaba. Y esto hacía infructífera la misión. Pero, además, dentro de la iglesia muchos sacramentos se están celebrando sin fe. Me estoy refiriendo a primeras comuniones que son las últimas, a bodas para aparentar o que ya no se celebran, a unciones de enfermos que ya no se solicitan, a confesiones en desuso creciente, a confirmaciones sin compromiso efectivo, a ordenaciones que fracasan en los primeros años de recorrido.

Los obispos de Argentina, en este sentido, están preocupados porque la asistencia a la Eucaristía es muy baja pero más del setenta por ciento se declara creyente, según la Encuesta Mundial de Valores (WVS). En este sentido se ha pronunciado el franciscano Carballo: La Iglesia no está dando las respuestas esperadas y debe “aggionarse” para atraer a los fieles y generar una relación más cercana y comunitaria con ellos”.

Es decir, que la población no está dejando de ser creyente pero sí está dejando de ser practicante. La gente reza, medita y dice creer en Dios pero se acerca cada vez menos a la iglesia a no ser para hacer turismo religioso. Y esto quiere decir que algo está fallando, y de manera muy notable, en las prácticas pastorales de la iglesia.

El papa Francisco, consciente de esta realidad creciente en la vieja Europa, no deja de insistir en que seamos una Iglesia en salida, con un lenguaje claro y cercano, desde una Iglesia pobre que mira a lo esencial del evangelio y se hace convocante desde la alegría de sus hijos.

Unos buenos criterios, a mi juicio, para hacer una evaluación que nos ponga en camino de conversión. Una Iglesia que no hable tanto de los pobres cuanto ella misma sea pobre. Una Iglesia menos preocupada por excluir y más samarita. Una iglesia más de Jesús y menos de las jerarquías. Vivimos un tiempo de feroz individualismo y esto se manifiesta con mucha fuerza en la vivencia de la fe. Está llegando el tiempo de una fe vivida en pequeñas  comunidades  de Jesús que vuelvan al mordiente del origen.

Francisco, saliendo de la Capilla Sixtina
Francisco, saliendo de la Capilla Sixtina Osservatore

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