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Rasgos de la persona consagrada contemplativa.

"María ha escogido la mejor parte"

La persona contemplativa vive la libertad con pasión

1.- La persona contemplativa no pasa de largo.

2.- La persona contemplativa no se estanca. Como el agua saltarina está en continuo aprendizaje y sueña con llegar al mar.

3.- La persona contemplativa vive en el agradecimiento y la gratuidad.

4.-La persona contemplativa ha tenido y no dejará de tener nunca una honda experiencia de Dios.

5.- La persona contemplativa es relacional, busca entrelazar su vida de afectos y de nombres, se siente convocada al encuentro con los otros. Un contemplativo jamás es un solitario.

6.- La persona contemplativa ha desarrollado con mucha intensidad el sentimiento de la misericordia y la compasión.

7.- La persona contemplativa se siente plenamente identificada con Cristo aunque haya en ella mucha sombra y zonas de su ser conquistadas por el pecado.

8.- La persona contemplativa cultiva una gran capacidad de asombro y de emoción ante las cosas más insignificantes de la vida. Es detallista.

9.- La persona contemplativa ama y trabaja sus pulsiones para lograr la serenidad de los que han elegido la mejor parte. Un contemplativo nunca es un ser nervioso, tenso, agobiado, estresado… y si lo es no tiene avanzado su estado contemplativo. La contemplación produce por sí misma serenidad de alma y de espíritu.

10.- La persona contemplativa se lo ha jugado todo a una sola carta, sabe bien de quién se ha fiado y contempla su vida como un proceso en crecimiento que no tiene marcha atrás.

11.- la persona contemplativa vive la libertad con pasión. El contemplativo no es el que se ata sino el que se libera; no es el que se encierra sino el que vuela; no es el que calla permanentemente sino el que no puede evitar hablar de Dios y de su amor.

12.- La persona contemplativa es un ser encarnado y no evadido; no está en las nubes sino en la realidad más hiriente; no se desentiende del mundo sino que contempla, sufre, ama y transforma el presente de la humanidad que camina para hacerlo según el corazón de Dios.

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