Y LLEGA NAVIDAD
#NavidadFeminista2025
La palabra se hizo carne
y puso su tienda entre nosotros
Las voces y leyendas de la tradición nos invita a celebrar en la noche del 24 de diciembre la memoria del nacimiento de Jesús, maestro, profeta y sabio de la Galilea del siglo I. Nos dicen los textos que siendo noche cerrada sus padres no encontraron hospedaje en la populosa ciudad, nadie les brindó una morada y se refugiaron en un portal de animales para que María embarazada pudiera descansar; pocas horas después nace el verbo encarnado, el enviado de Dios que traerá la luz, la paz y el amor; nos dicen los hermosos textos poéticos de esa noche que un buey y una mula calentaron al niño entre las pajas y lo acunaron en la noche helada del solsticio de invierno.
Ese Belén nos invita a pensar dónde encontramos lo importante, lo noble… dónde nace la luz, dónde encontramos la ternura de Dios que es salvadora. En sus muy bellas reflexiones sobre la Navidad, Eugenio Drewermann nos dice:
Belén se encuentra dondequiera que los seres humanos pueden sufrir por falta de humanidad y tienen hambre y sed de justicia de Dios. Su corazón es el único lugar del que Dios se halla tan cerca que puede vivir en él. (Drewermann: TU NOMBRE ES COMO EL SABOR DE LA VIDA).
Jesús trae la luz a nuestras vidas y su palabra trae una buena noticia: podemos ser salvados de tanto sin sentido, de los horrores muchos, de las violencias múltiples… seremos rescatados de las formas del mal… podemos ser salvados si encaminamos nuestros pasos hacia la ruta del amor al hermano, del amor al de enfrente, de la solidaridad que nos permite anudar los caminos del hermanamiento y la justicia. Podemos ser salvadas si nos encaminamos a un mundo en el que la serenidad, la armonía y la paz duradera sean posibles. Pero todo esto hay que buscarlo entre las pajas, en la sencillez de un pesebre, en las afueras y extramuros, en la liminalidad y en el silencio… No en los grandes salones ni en los pasillos de reconocimientos y banalidades, tan corrientes por estos días.
En ese nacimiento que hoy conmemoramos, Jesús -el hijo de la noche- nos regala la LUZ, nos regala un portal de sencillez para mostrarnos un camino de vida que nos conduzca hacia la nueva tierra en la que mane el pan en abundancia. Pero si queremos recibir esa luz no nos podemos quedar en la memoria del acontecimiento, en la celebración más o menos festiva, más o menos nostálgica… ¿Cómo hacemos nacer cada vez ese niño en nuestros corazones, en nuestra vida diaria, en nuestras relaciones, en nuestras familias y vecindarios, en nuestras sociedades y ciudades?
¿Qué significa realmente que esa palabra, ese gesto de la Divinidad se haya hecho carne y viva entre nosotras y nosotros? ¿Cómo podemos entender esa afirmación de Juan? ¿Qué exige de nosotros y nosotras los que hacemos memoria del nacimiento de Jesús? ¿Qué consecuencias tiene el misterio de la encarnación para la Asamblea de creyentes, para el cristianismo en su credo, en su práctica, en su organización? A mi juicio no hemos entendido una palabra de ello porque las consecuencias nos llevan en una dirección muy contraria de la que usualmente seguimos.
Que Dios se haya encarnado en la persona humana quiere decir que cada uno y cada una somos seres sagrados, portadores de la Divinidad… somos una “pizca” de Dios en medio de los corredores de la vida. Y eso quiere decir que cuando despreciamos, ignoramos, hacemos injusticias, infligimos violencias… estamos mancillando ese rostro de Dios. Estamos blasfemando. Es cierto que la blasfemia en un mundo que ha perdido el Espíritu, no significa nada. Pero no olvidemos la bella frase de Vallejo: “golpes como del odio de Dios” … Más allá o más acá de las posiciones de fe o de ateísmo, la palabra Dios evoca la totalidad, evoca la grandeza, evoca la bondad, el amor, la justicia… Atacar o ignorar o despreciar a un ser humano -después de la encarnación- es atacar a Dios porque Él se hizo carne en medio de la historia y camina con cada ser humano.
Es necesario que los creyentes entendamos de verdad y hasta el fondo ese poner su tienda entre nosotros. Nuestro mundo de hoy se enruta lejos, muy lejos, verdaderamente lejos de esta realidad. ¿Cómo acercarnos a este mensaje esencial de la celebración de estos días que vivimos?
Carmiña Navia Velasco
Santiago de Cali, Diciembre 2025