"Obvio que oí hablar de él, y sé que él oyó hablar de mí. Escuché decir sobre él cosas buenas y otras no tanto, y sé que él ha hecho referencias a mí en ocasiones, pero nunca las escuché de su boca, como dije"
Deseo que Buenos Aires tenga un buen obispo; fue mi diócesis de origen de la que me fui en 1987 algo espantado – finalizada la dictadura – no por los “intentos” sino por las “concreciones” episcopales en orden a “destruir la Iglesia católica”
Eligió hablar de Dios desde los pobres, desde el altiplano, desde la mina y el lago, y desde allí pensó la Iglesia, y por tanto bajó más todavía dejando soplar al Espíritu Santo, contándolo…
Hace casi 50 años, cuando todavía no había ido a Bolivia en memoria de Luis Espinal, Víctor Codina escribió preguntándose si se puede hacer teología en un barrio marginal, y la respuesta (que retomó esta semana, pocos días antes de morir) fue sencilla: para hablar de Dios hay que “ver” dónde está
Para "lavar su imagen" los obispos argentinos han anunciado con "bombos y platillos", con el aporte de la Facultad de Teología de la Universidad Católica Argentina, un estudio e investigación sobre "la verdad" de las relaciones entre la Jerarquía eclesiástica durante los tiempos de la violencia en el país. El que se presenta es el tomo 1, de 3 volúmenes anunciados, todavía no aparecidos.
Se toman tres casos concretos de asesinatos mostrando la falsedad y parcialidad de lo allí indicado. Lo que invita a concluir sobre la seriedad del resto de la obra.
Hace muchos años, en mi diócesis (Quilmes, Buenos Aires) se hizo público un caso de abuso. Un cura había abusado de muchos niños que estaban a su cargo. El cura fue detenido... Sin embargo, el obispo (el anterior al actual) no creyó en las víctimas, visitó al cura preso porque era "de los nuestros" sin jamás visitar a las víctimas... En aquella ocasión escribí esto. Quizás sirva para el momento actual...