Foro de Curas de Bizkaia ante el sobreseimiento de la causa contra Mikel Azpeitia "Monseñor Iceta, monseñor Segura y su Consejo han de pedir perdón públicamente a Mikel Azpeitia"

Mikel Azpeitia
Mikel Azpeitia

"El pasado 17 de noviembre de 2022 hemos sabido que, por auto de la Audiencia Nacional, que las declaraciones de Mikel Azpeitia para el documental titulado 'Bajo el Silencio' 'no implican, ni directa ni indirectamente, un mensaje inequívoco a la violencia ni una aprobación de su uso'"

"Que se nmarcan en un documental que pretende revivir la situación creada en el País Vasco a consecuencia de la existencia de la organización terrorista ETA en el que no se logra adivinar, ni tan siquiera indiciariamente, la existencia de frases, expresiones o palabras que pretendan enaltecer o justificar el terrorismo o a los terroristas"

"Nos encontramos con un modo de proceder que, ajustado al Código de Derecho Canónico y a un modo desmedidamente autoritativo, nada sinodal y corresponsable de ejercer la autoridad episcopal, que se encuentra en las antípodas de la comprensión y ejercicio evangélicos de dicha autoridad"

"Creemos que este problema -provocado por el modo de proceder reseñado y por las decisiones adoptadas- y otras urgencias de diversa índole pastoral y organizativa, han de ser afrontados en una Asamblea Diocesana"

En octubre de 2020 se difundió un extracto de siete minutos y medio de unas declaraciones que, meses antes, Mikel Azpeitia, entonces sacerdote de Lemona (Bizkaia, España), había realizado, durante cerca de dos horas y media, para el documental titulado “Bajo el Silencio”.

El 29 de octubre de 2020, una vez que trascendió el extracto de estas declaraciones, el obispo de Bilbao (en aquel tiempo, D. Mario Iceta) y su auxiliar (D. Joseba Segura), con el Consejo Episcopal, le urgieron a retractarse y pedir perdón públicamente, después de subrayar que tales palabras eran “inaceptables” y que “en modo alguno” reflejaban “la posición de esta diócesis ni del clero diocesano sobre los temas abordados”. Igualmente informaron que estaban “abordando esta cuestión con dicho presbítero”, a quien competía “hacer frente a su responsabilidad y a las consecuencias que de ella se derivaran”. Al día siguiente, decidieron retirarle “los oficios eclesiásticos”.

Cartel 'Bajo el sielncio'

El 10 de noviembre del mismo año, el “Foro de curas de Bizkaia”, manifestamos públicamente nuestro deseo de “saber -no obteniendo respuesta alguna hasta el presente- si los obispos” habían “tomado esa decisión después de haber visionado toda la entrevista” y teniendo bien claro que no se habían “entresacado, de manera interesada, escasamente siete minutos y medio de unas declaraciones que, al parecer, duraron más de dos horas”.

“Ateniéndonos, únicamente, al extracto de las declaraciones ofrecidas -indicábamos a continuación- entendemos que en la descripción de los diferentes diagnósticos existentes sobre las causas de la violencia y del terror, Mikel Azpeitia lo hace presentando una empatía desmedida con sus partidarios. Le agradecemos que haya pedido perdón por ello”.

Proseguíamos no aceptando, vista “la trayectoria pastoral de Mikel Azpeitia, los juicios de valor emitidos estos días sobre una posible justificación por su parte de la violencia o del terror. Más bien, todo lo contrario. De ello tenemos sobradas pruebas tanto nosotros, como los cristianos de las comunidades en las que ha servido. Es más, nunca ha tenido problema alguno en condenar -sintonizando con el magisterio de la Iglesia en el País Vasco- la violencia y el terror como vías de solución para un problema que, además de moral, lo es de convivencia política”.

"Lamentamos su desinformación, su precipitación, así como la desmesura de la decisión adoptada y su falta de coraje evangélico, esperando que Mikel Azpeitia sea restituido en su servicio cuanto antes”

Y finalizábamos indicando a los obispos que “’la retirada de los oficios eclesiásticos’ obedecía más al dictado de la presión mediática que a una información ajustada de los hechos, a la escucha de la persona en cuestión (a quien se le leyó telefónicamente la primera nota del Consejo Episcopal, previo al envío de la misma a la prensa, a pesar de que en ella se decía que estaban ‘abordando esta cuestión con dicho presbítero’) y a la prudencia que es de esperar en quienes tienen la responsabilidad de presidir en la comunión a la Iglesia en Bizkaia. Lamentamos su desinformación, su precipitación, así como la desmesura de la decisión adoptada y su falta de coraje evangélico, esperando que Mikel Azpeitia sea restituido en su servicio cuanto antes”.

El pasado 17 de noviembre de 2022 hemos sabido que, por auto de la Audiencia Nacional del 8 de noviembre del mismo año, las declaraciones de Mikel Azpeitia “no implican, ni directa ni indirectamente, un mensaje inequívoco a la violencia ni una aprobación de su uso, enmarcándose en un documental que pretende revivir la situación creada en el País Vasco a consecuencia de la existencia de la organización terrorista ETA, en el que no se logra adivinar, ni tan siquiera indiciariamente, la existencia de frases, expresiones o palabras que pretendan enaltecer o justificar el terrorismo o a los terroristas, generando un discurso del odio que pueda llegar a crear un peligro o riesgo ni concreto ni abstracto para la seguridad colectiva”. Por eso, quedan sobreseídas las actuaciones.

Ante todos estos datos, en el Foro de curas de Bizkaia

1.-Entendemos que tanto mons. Mario Iceta como Joseba Segura y su Consejo Episcopal han de pedir perdón públicamente a Mikel Azpeitia por no haber hablado con él, antes de emitir el primer comunicado; por no haber visionado todo el reportaje; por haberle suspendido de los “oficios eclesiásticos” y por haberse sometido, como sostuvimos en su día, “más al dictado de la presión mediática que a una información ajustada de los hechos y a la escucha de la persona”.

La suma de todos estos datos despoja sus respectivas palabras y ministerios episcopales de credibilidad -al haber fallado gravemente a la razón de ser y misión de su tarea- y resquebraja la confianza requerida entre los obispos tanto con el presbiterio diocesano como con el pueblo de Dios en Bizkaia, algo que -así lo deseamos- ojalá pudiera empezar a recomponerse con dicha petición pública de perdón.

2.-Es evidente que nos encontramos con un modo de proceder que, ajustado al Código de Derecho Canónico y a un modo desmedidamente autoritativo (cuando no, absolutista) y nada sinodal y corresponsable de ejercer la autoridad episcopal, se encuentra en las antípodas de la comprensión y ejercicio evangélicos de dicha autoridad, así como de tres derechos que, afortunadamente, sí reconoce la legislación civil a cualquier persona imputada y que no hemos visto debidamente respetados en esta ocasión ni en otras: el derecho fundamental a la presunción de inocencia; el derecho a la defensa con todas las garantías, empezando por la asistencia letrada desde el primer momento de la imputación, y el derecho a la buena fama y honor hasta que no se demuestre la culpabilidad.

"Mikel Azpeitia no ha dsifrutado de tres derechos, que afortunadamente sí reconoce la legislación civil a cualquier persona: presunción de inocencia, una defensa con todas las garantías, y el derecho a la buena fama y honor hasta que no se demuestre la culpabilidad"

3.-Finalmente, creemos que este problema -provocado por el modo de proceder reseñado y por las decisiones adoptadas- y otras urgencias de diversa índole pastoral y organizativa, han de ser afrontados en una Asamblea Diocesana. Y que hemos de hacerlo sin temor a que afloren las diferencias existentes en nuestra Iglesia y, por supuesto, sin ampararse en ellas para promover una de las mismas y, lo que es más triste, sin renunciar a ser agente de comunión eclesial en fidelidad a la misión evangelizadora que, recibida de Jesús de Nazaret, funda la razón de ser de la Iglesia y del ministerio episcopal, y, por ello, el mismo ejercicio de la comunión en cuanto tal.

Nota: Comunicado aprobado por unanimidad, con la excepción de Mikel Azpeitia, que se mantiene al margen de esto, aunque es miembro del Foro

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