Vibrante conferencia inaugural del obispo de León en la semana del ITVR De las Heras asume, junto a Casaldáliga, el camino de la "fraternidad subversiva"

De las Heras  asume, junto a Casaldáliga, el camino de la "fraternidad subversiva"
De las Heras asume, junto a Casaldáliga, el camino de la "fraternidad subversiva"

“Estamos firmemente convencidos de que, así como atesoramos una gran historia que contar y que vivir en el presente, estamos también llamados a construir un futuro como consagrados en la Iglesia para el mundo; un futuro que hay que frecuentar sin temor”

"Continuemos denunciando la injusticia, la falta de hospitalidad, el miedo y desprecio a los inmigrantes y a los pobres, la economía inhumana, la agresión a la obra creadora de Dios..."

"Caminar por Cristo, como bien canta Casaldáliga, es dejarle ser a Él, sin reducirle, sin manipularle. Es unirse a quien es y nos hace cosechadores de riesgos y de dudas, capaces de derribar los poderes de este mundo"

Un servicio “en marcha, bajando a las cunetas a buscar a los apaleados, a quienes ayuda a incorporarse para que ellos puedan aprender a caminar o volver a hacerlo. La vida consagrada en salida es siempre vida consagrada samaritana”

"Nuestra fraternidad de personas consagradas ha de ser subversiva porque hemos sido llamados a poner al Señor por delante de todos los afectos, de modo que Él inspire, sane, clarifique, corrija, renueve y purifique todas las relaciones con espíritu evangélico, con el fuego que ha venido a traer al mundo y que no elude conflictos. Si nuestra fraternidad es subversiva, favorecerá la comunión sin renunciar a las exigencias del seguimiento de Jesús”

Fue uno de los profetas de nuestro tiempo. Ahora, otro obispo, otro claretiano como él, sostiene y reivindica su legado, el de la "fraternidad subversiva" de la vida religiosa. Tras la presentación, el obispo de León, Luis Ángel de las Heras, trazó el camino de ‘La vida consagrada, al paso del pueblo de Dios’, y lo hizo de la mano de los poemas, de la espiritualidad encarnada, de dom Pedro Casaldáliga. Más presente que nunca.

Una vida consagrada “tocada por la Covid-19 y sus consecuencias”. “Hubo miedo, precauciones e incluso cese de actividad fuera de casa. Pero también hubo diálogos de discernimiento para que algunos hermanos o hermanas se prestaran voluntarios en las distintas iniciativas solidarias con los necesitados durante el período de confinamiento, aún con riesgo de contagiarse y llevar el virus a las comunidades donde había personas consideradas población de riesgo, que no temieron por sus vidas”.

Somos camino y misión

“Toda la vida consagrada recorrió este camino al paso de la sociedad y, por supuesto, al paso del pueblo de Dios, y anunció la esperanza porque somos camino y misión”, recordó De las Heras, y están invitados, desde hace tiempo, “a explorar sendas nuevas a través del discernimiento y la sinodalidad”.

Casaldáliga
Casaldáliga

“Estamos firmemente convencidos de que, así como atesoramos una gran historia que contar y que vivir en el presente, estamos también llamados a construir un futuro como consagrados en la Iglesia para el mundo; un futuro que hay que frecuentar sin temor”, subrayó.

Pedro Casaldáliga, el profeta de la Amazonía, fallecido en agosto, fue el eje sobre el que giró la conferencia del prelado, y su revisión de los caminos de la vida consgrada por el mundo. Sus poemas, y unos vídeos sirvieron de pórtico para cada una de las partes de las palabras de De las Heras. Entre claretianos se entienden bien, y más entre quienes asumen que “la vida consagrada siempre está en camino (…), siguiendo a quien es el Camino”.

Un camino que es “diverso, aburrido, cansado, sin horizonte, a veces tortuoso, descendente, con maleza, oscuro... Pero también es recto, ascendente, alegre, esperanzador. El camino lo hacemos siempre con otros. Es una de nuestras mayores fortalezas. Desde luego, caminando nos sentimos y estamos vivos, despiertos, atentos”.

Misión compartida, interacción y reorganización de estructuras

En ese camino, “es fundamental una conciencia permanente en nosotros de ese estar en camino con el resto del pueblo de Dios, con hermanos y hermanas de otros carismas y formas de vida consagrada, con los seglares y con los pastores. No estamos vivos si nos percibimos cada uno o cada instituto cabizbajo, vagando por nuestro lado y lejos de otros e incluso del Señor”, recordó, apuntando tres modos de caminar que contribuyen a la comunión y crean comunidad: “La misión compartida, la interacción (intergeneracional, intercultural, interinstitucional…) y la reorganización de estructuras al servicio de la misión”.

Camino de Luz, decimotercera etapa: Enviados
Camino de Luz, decimotercera etapa: Enviados

“Cristo es el camino”, se escucha a Casaldáliga, y De las Heras concreta que “el camino de la Iglesia y de la vida consagrada no puede ser otro que el Señor Jesús, camino, verdad y vida”.

“Contribuimos a nuestro camino de comunión con el pueblo fiel de Dios con los rostros de Cristo contemplados por nuestros fundadores y fundadoras, que han seguido al Señor trazando nuevos, diferentes y numerosos caminos por el único Camino, Cristo Jesús y «han sabido responder con una genuina creatividad carismática a los retos y a las dificultades del propio tiempo»”, indicó el obispo, quien animó a “un buen ejercicio de actualización, de vuelta a la autenticidad de los orígenes y de coraje de vida consagrada”.

También, “recorrer este Camino con el resto del pueblo de Dios es beber en la fuente y vivir cara al futuro, abrirse a la novedad y despertar a una nueva esperanza”, porque “Jesucristo rompe los esquemas aburridos en los cuales pretendemos encerrarlo”, y porque “vivir en el Camino es vivir el seguimiento de Jesús que orienta la vida de todos sus discípulos misioneros”.

“Caminar por Cristo, como bien canta Casaldáliga, es dejarle ser a Él, sin reducirle, sin manipularle. Es unirse a quien es y nos hace cosechadores de riesgos y de dudas, capaces de derribar los poderes de este mundo. Dejarle ser a Él manifestado en la cruz desnuda, escándalo de contradicción y paz, nos debe interpelar para encontrar a cada paso la esperanza de la vida nueva” glosa de nuevo el obispo de León, haciendo suyo el poema del obispo del Amazonas. Con Cristo, que “es el camino libertador total de nuestras vidas”.

Iglesia, casa de los pobres
Iglesia, casa de los pobres

Camino de la casa de los pobres

“Camino de la casa de los pobres”, es la tercera palabra de dom Pedro, el tercer poema.El que nos recuerda el obispo de León, porque “caminar por Cristo hacia el Padre nos ha de llevar sin pérdida a la casa de los pobres”. “El Cristo-Camino que han recorrido nuestros fundadores nos lleva, como a ellos, a todas las pobrezas: la de no conocer a Dios, la del hambre y tantas carencias materiales, la de la enfermedad, la de la ignorancia y falta de acceso a la educación, la de la guerra y la violencia, la de la exclusión y el abandono, la de los derechos humanos mancillados, la de la fraternidad que anhelamos alcanzar”.

De ahí el llamamiento a “peregrinar por las periferias, sin acomodarse a ninguna y dándolo todo en cada una de ellas”. Un servicio “en marcha, bajando a las cunetas a buscar a los apaleados, a quienes ayuda a incorporarse para que ellos puedan aprender a caminar o volver a hacerlo. La vida consagrada en salida es siempre vida consagrada samaritana”.

Superar la aporofobia

Ante esto, De las Heras invitó a no acomodarse “en otras casas, lejos de los pobres” . “Es impostergable la superación de la aporofobia —el miedo, el temor angustioso ante los pobres que ha definido y acuñado la filósofa Adela Cortina— y la lucha contra esta conciencia colectiva de la que tampoco escapamos los cristianos ni las personas consagradas, aunque va contra nuestra misma identidad de bautizados en Cristo”. “Pensemos vital, convivientes conflictivamente hermanos, tiernamente compañeros”, como recitaba Casaldáliga, el poeta-obispo subversivo.

Jesús, Dichoso el hombre subversivo
Jesús, Dichoso el hombre subversivo

Y es que, añade el obispo de León, “nuestra fraternidad de personas consagradas ha de ser subversiva porque hemos sido llamados a poner al Señor por delante de todos los afectos, de modo que Él inspire, sane, clarifique, corrija, renueve y purifique todas las relaciones con espíritu evangélico, con el fuego que ha venido a traer al mundo y que no elude conflictos. Si nuestra fraternidad es subversiva, favorecerá la comunión sin renunciar a las exigencias del seguimiento de Jesús”.

Una fraternidad subversiva que “supera el enfrentamiento, la discriminación, la prepotencia, los abusos, los chismorreos, con denuncia valiente, con misericordia, perdón y reconciliación —en la que a veces dejamos de creer— cuantas veces haga falta. Y, desde luego, una fraternidad subversiva será buena noticia permanente porque tiene su manantial en el Evangelio”.

Los 'hatillos' misioneros

En sus palabras finales, De las Heras invitó a los presentes a “preparar y tomar “hatillos misioneros” para continuar el camino”. Con pasión y profecía. El primer “hatillo” es “el del discernimiento”. “En un mundo de personas que pretenden decidirlo todo imponiéndose a los demás, necesitamos el coraje del discernimiento. Con la paciencia de abrir procesos; con la seguridad de que el tiempo es superior al espacio. Con la garantía de acostumbrarnos a discernir a la luz de Dios y no como consecuencia de la lucha por la imposición de los propios criterios o por la amenaza de las decisiones egoístas, bajo intereses particulares”.

Estamos en tiempo de Pascua, y eso equivale a LUZ
Estamos en tiempo de Pascua, y eso equivale a LUZ

“El discernimiento es el camino”, recalcó De las Heras, y más si es valiente, “a la luz del Espíritu con la Iglesia para ir eliminando divisiones, espacios particulares y aislados”.

El segundo hatillo misionero “es el de la misericordia y la misión samaritana que ha sido y es tan viva y rica en la vida consagrada”. Esto es: caminar “con los ojos abiertos, libres de indiferencia, para acoger y ofrecer a este mundo esta profecía, fruto de una existencia misericordiosa, a semejanza de la de Dios Padre, con un permanente compromiso samaritano que debe ser creciente, especialmente en estos tiempos escarpados de pandemia con tantas consecuencias todavía imprevisibles”.

El tercer y último hatillo misionero “es el de la alegría y la esperanza”. La “alegría de los sencillos, de los humildes, en medio de contratiempos, desasosiegos, noches espirituales, decepciones, enfermedad, vejez, falta de vocaciones, miedo a frecuentar el futuro…”.

Vocación de centinelas

“El papa Francisco pide a los consagrados que, fieles a su identidad profética, despierten al mundo. Para despertar hay que estar bien despiertos, vigilantes, ser centinelas, evitando caer en el adormilamiento o la comodidad. Acrecentemos o recuperemos la vocación de centinelas —he aquí otro hatillo que se puede tomar—, para avisar y despertar a otros, de modo que continuemos denunciando la injusticia, la falta de hospitalidad, el miedo y desprecio a los inmigrantes y a los pobres, la economía inhumana, la agresión a la obra creadora de Dios...”, concluyó el obispo, pidiendo que “seamos comunidades de hombres y mujeres atentos —vivos, en definitiva—, con el coraje para vivir el profetismo en fraternidad igualmente subversiva, profética y esperanzada”.

Que la vida consagrada, con la sabiduría de los siglos y la novedad del Maestro, continúe siendo escuela de futuro esperanzador para quienes se queden sin razones para esperar. Que crezca como camino de corazón abierto al mundo entero, estando en las fronteras y derribando fronteras

“Que la vida consagrada, con la sabiduría de los siglos y la novedad del Maestro, continúe siendo escuela de futuro esperanzador para quienes se queden sin razones para esperar. Que crezca como camino de corazón abierto al mundo entero, estando en las fronteras y derribando fronteras. Que brille como luz de esperanza y valiente ternura en medio de la noche de la humanidad, que merece un amanecer de justicia, paz y abundancia, como Dios quiere y esa es su gloria”, concluyó el obispo de León, volviendo a hacer suyos los versos del obispo Casaldáliga:

Peregrino,

sólo hay camino,

no más.

[…]

Si la noche se te cierra,

enciende la oscuridad

juntando todos los ojos

que van por donde tú vas.

[…]

Haz del canto de tu Pueblo

el ritmo de tu marchar.

Sacude el largo letargo,

deja nostalgias atrás,

Quien camina en la esperanza,

vive su mañana ya

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