Emmanuel de Calcedonia: "Entramos en un tiempo nuevo" La presencia de León XIV en Turquía, un paso histórico hacia la unidad

León XIV estrecha la mano del metropolitano Emmanuel de Calcedonia
León XIV estrecha la mano del metropolitano Emmanuel de Calcedonia Vatican Media

Tras el anuncio de la visita del Papa León XIV a Turquía con motivo del 1700 aniversario del Concilio de Nicea, el metropolitano Emmanuel de Calcedonia explica la importancia de los lazos ecuménicos entre los papas y los patriarcas de Constantinopla

Cada año, el Patriarcado envía una delegación a Roma con motivo de la solemnidad de san Pedro y san Pablo, el 29 de junio, y el Papa responde enviando una delegación a Estambul para la fiesta de san Andrés Apóstol, el 30 de noviembre

Este año, será el propio papa León quien realice la visita ecuménica que se ha convertido en un intercambio anual

(Vatican News).- El papa León XIV realizará un Viaje Apostólico a Turquía del 27 al 30 de noviembre para celebrar el 1700º aniversario del Concilio Ecuménico de Nicea con una peregrinación a la ciudad hoy conocida como İznik.

Tras el anuncio del 7 de octubre, el metropolitano Emmanuel de Calcedonia —colaborador cercano del Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I— habló con Vatican News sobre la visita del Pontífice.

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Cada año, el Patriarcado envía una delegación a Roma con motivo de la solemnidad de san Pedro y san Pablo, el 29 de junio, y el Papa responde enviando una delegación a Estambul para la fiesta de san Andrés Apóstol, el 30 de noviembre.

Este año, será el propio papa León quien realice la visita ecuménicaque se ha convertido en un intercambio anual destinado a fortalecer la unidad y el entendimiento entre las Iglesias ortodoxa y católica.

-¿Qué representa para usted la llegada del Papa León XIV en esta fecha a Iznik (Nicea), ciudad que será su primer viaje internacional?

-Es una visita al Patriarcado Ecuménico, por invitación de Su Santidad el Patriarca Bartolomé, para realizar juntos una peregrinación con motivo del 17.º centenario del primer Concilio Ecuménico de Nicea. Recibimos esta visita con gran alegría.

Los intercambios y visitas de los papas a la Iglesia de Constantinopla, en Estambul, se remontan a Pablo VI. Hasta ahora, las visitas se limitaban únicamente a Ankara, la capital, y luego a Estambul, para los encuentros con el Patriarcado Ecuménico y las comunidades católicas. Por eso Nicea no había estado hasta hoy en la agenda. Pero el aniversario que celebramos este año —el 17.º centenario del Concilio de Nicea de 325— brinda la oportunidad de esta visita conjunta.

Será una celebración con la presencia de otros invitados: primados y delegados fraternales de las demás Iglesias cristianas. Este Concilio, recordemos, fue el que dio origen a los siete primeros artículos del Credo, completados luego con los cinco restantes en el segundo Concilio Ecuménico de 381. El Concilio de Nicea fue fundamental para nuestra fe y para el dogma, especialmente por el Credo, común a todos los cristianos.

-¿Cómo son hoy las relaciones entre la Iglesia católica y la Iglesia greco-ortodoxa?

-Las relaciones entre la Iglesia de Roma y la Iglesia de Constantinopla son excelentes. El diálogo continúa, el diálogo teológico avanza, y no solo con el Patriarcado Ecuménico, sino también con todas las Iglesias ortodoxas autocéfalas.

Aún quedan puntos por esclarecer, pero hemos progresado mucho gracias a las iniciativas de las últimas décadas. Este año celebramos el 60º aniversario del levantamiento de los anatemas de 1054, un gesto que mostró cuánto habíamos avanzado superando obstáculos históricos. Estamos en el buen camino hacia la plena comunión entre nuestras dos Iglesias hermanas, que esperamos alcanzar en un futuro próximo.

-El patriarca Bartolomé ha cultivado varias amistades con los últimos papas: Francisco, Benedicto XVI, Juan Pablo II… ¿Cómo describiría esos lazos personales y de amistad? Incluso podríamos remontarnos a Pablo VI y Atenágoras.

Fue precisamente con Pablo VI y Atenágoras cuando comenzaron estas relaciones, gracias al histórico encuentro de Jerusalén en 1964. También durante los pontificados de Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco, esos contactos —hechos de visitas recíprocas e intercambios fraternos— demostraron que el conocimiento mutuo y la relación personal son esenciales para avanzar en el diálogo. No se trata solo de un diálogo teórico, sino también de una relación práctica, vivida.

-1964-2025. Tras el espíritu de Jerusalén, ¿podremos hablar ahora del espíritu de Nicea?

Absolutamente. Basta ver cómo, tras el encuentro de Jerusalén en 1964 y el levantamiento de los anatemas en 1965, se abrió una nueva etapa en las relaciones entre nuestras Iglesias, una etapa que muestra que existe un futuro posible.

Ciertamente queda trabajo por hacer, pero hoy hay un conocimiento mutuo mucho mayor. Durante mucho tiempo existió una profunda ignorancia recíproca; ahora entramos en un tiempo nuevo, en el que aceptamos al otro, lo comprendemos mejor y, mediante estos intercambios, estamos tejiendo lazos más hondos que nos ayudarán a cumplir la voluntad misma de Cristo: que todos sean uno.

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