Extraido de "Trazos de evangeliio, trozos de vida" (PPC) Los jóvenes y el buen pastor

Los jóvenes y el buen pastor
Los jóvenes y el buen pastor Jose Moreno Losada

Poder para entregar la vida: La clave del buen pastor en los jóvenes

El mayor signo de la resurrección en el hombre es la libertad, aquello que posibilita que uno esté dispuesto a entregar, perder, arriesgar su vida por amor a los otros, sin miedo a morir al propio ego para que nazca el auténtico yo.

Jesús, pastor de la libertad 

Jesús el buen pastor es el modelo paradigmático y el maestro de la entrega, el crucificado que ha resucitado. Nadie le ha quitado la vida, sino que la ha entregado libremente, aunque le obligaron a llevar la cruz y a morir en ella. De ese modo hizo de la cruz el mayor símbolo del amor y la libertad.

Juan 10,11-18

En aquel tiempo dijo Jesús: «Yo soy el buen pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estrago y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas. Yo soy el buen pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas... Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre».

La fuerza de libertad resucitada sigue actuando por el Espíritu en medio de la historia, en la iglesia, en el mundo. Sigue habiendo pastores según su corazón.

Pastores jóvenes para los jóvenes

Garganta

Hago este estudio de evangelio desde un lugar emblemático para mí, muy sacramental. Estoy junto al puente de la garganta de Cuartos, en Losar de la Vera. Paso aquí esta mañana primaveral y vengo porque aquí está el albergue, lugar de acampada, de la diócesis de Plasencia, espacio paradisiaco que me envuelve y me seduce. Aquí estamos viniendo hace bastantes años a realizar las jornadas de formación de la Juventud Estudiante Católica.

Jec

Treinta años de camino en pastoral estudiantil, montones de grupos de revisión de vida, de temas de formación bien elaborados e interpeladores. Siempre acompañados de animadores adultos que creen en los jóvenes y apuestan con determinación por sus personas y proyectos de vida. Muchos de ellos vienen de haber sido acompañados antes con el mismo espíritu y pedagogía de acción en la fe, uniendo credo y vida. Valdrían estos animadores para entender este evangelio del buen pastor, pero prefiero contemplar hoy a los mismos jóvenes en su protagonismo real dentro de este movimiento de acción católica especializada. Son bastantes los que he conocido en su reflexión para apostar por los demás y dedicar parte de su vida, su tiempo, sus estudios a los demás, anteponiendo el bien de los otros al individual, aunque sabiendo que con eso el Padre les enriquecería de un modo especial.

En los procesos de reflexión destacan aquellos que al terminar sus estudios superiores se plantean, lo que ellos llaman “proceso finalista”, el camino a seguir desde lo vivido y descubierto en su itinerario estudiantil. Entre los finalistas algunos se ofrecen para hacer la reflexión de “permanentables”, es decir, para ver si pueden dedicar unos años de su vida al servicio de los jóvenes para que otros puedan descubrir lo que ellos han descubierto y tanto valoran en sus vidas.

julia
julia Jose Moreno Losada

Julia está terminando sus estudios de grado en Madrid –este año en Salamanca- el otro día me escribía para comunicarme con alegría que ha entrado en el proceso de esta reflexión para el servicio. Me decía que me agradecía que la invitara insistentemente cuando era una adolescente en el instituto a iniciarse en la JEC. Lo recuerdo desde este lugar en el que ella ha participado más de un verano. No sé si acabará asumiendo el servicio, pero está claro que el Espíritu habita en su interior y está disponible, abierta a descubrir junto a otros la posibilidad de este ministerio para su persona y para los otros. Nadie le va a quitar estos años, es ella misma quien se siente libre para este interrogante de vida y entrega apostólica. Desde este lugar leo el texto evangélico del buen pastor y de la entrega de Jesús que no hay duda que sigue realizándose entre los jóvenes de hoy.

Entrega en libertad

Nada más lejos de Cristo y su evangelio que una entrega forzada, entendida desde el puro sacrificio. La entrega apostólica nace de la seducción amorosa del Dios de la vida que se muestra tan generoso en la gracia, que desborda el corazón de lo humano para que en libertad pueda darse en trozos de vida para los otros.

La vocación como llamada surge en la relación de un conocimiento mutuo entre Jesús y el corazón inquieto de la persona que lo encuentra. Él, como Buen Pastor, sale cada día al camino y busca a todos los que van caminando, se hace el encontradizo de múltiples maneras, siempre desde el lugar de los otros para acompañar, iluminar, sanar, animar, reconstruir, perdonar. Cuando el hombre siente su abrazo verdadero y en libertad total, sin pedir nada a cambio, surge el deseo de ser como él y continuar con su evangelio en medio de la historia.

Los jóvenes cuando son acompañados en sus procesos de fe y se les invita a la verdad de una vida que no se busca a sí misma, sino que en libertad se deja amar y ama, son capaces de entregar su vida. Lo harán en su forma, con sus tiempos, sus procesos, lenguajes y afectos, pero con el espíritu de buen pastor que les ha enganchado y les seduce.

La Iglesia en el servicio a los jóvenes ha de buscar su protagonismo, tendrá que hacerlo con nuevos modos, lenguajes, etc. Pero nunca lo podrá hacer sin las actitudes y sentimientos profundos de Cristo, el Buen Pastor, el amor y la libertad. Es la clave para que los jóvenes evangelicen a los jóvenes, el verdadero apostolado. Se trata de procesos de vida que transforman y son transformadores. Yo lo he visto con mis propios ojos.

El mensaje pascual no tiene vuelta atrás cuando sostiene que no hay mayor libertad que la entrega radical de la vida por el amor, nadie puede dar la vida sino la posee, sino es dueño real de ella. El evangelio del Reino hace a las personas dueñas de sí, hasta el punto que tienen el poder de darla y de darse sin medida, con una lógica que desborda la seguridad propia.

asamblea-generaljec-768x387
asamblea-generaljec-768x387 Jose Moreno Losada

Volver arriba