"Se trata en su mayoría de pequeños grupos e individuos disidentes" 'Hongos sedevacantistas': la nueva plaga de la vieja guardia ultramontana

Vista de la basílica de San Pedro
Vista de la basílica de San Pedro RD/Captura

¿Con qué seriedad se deben tomar los movimientos sedevacantistas? Aunque son muy pocos y sus posiciones sólo provocan una sonrisa cansada en muchos católicos, sus tesis pueden ser compatibles al menos con algunos creyentes en tiempos de teorías conspiranoicas rampantes en la sociedad, especialmente en una fase en la que la Iglesia está cambiando

Este grupo y otros críticos que se mueven en ambientes tradicionalistas están malinterpretando deliberadamente sus declaraciones. Como afirmó recientemente el Pontífice en una entrevista con periodistas españoles [en referencia al encuentro con Religión Digital]. "No son malos, son tristes, me dan pena"

“Hablar de los representantes del sedevacantismo como de un movimiento real es una exageración. Se trata en su mayoría de pequeños grupos e individuos disidentes. También están lejos de ser un grupo homogéneo en términos de contenido”

¿Con qué seriedad se deben tomar los movimientos sedevacantistas? Aunque son muy pocos y sus posiciones sólo provocan una sonrisa cansada en muchos católicos, sus tesis pueden ser compatibles al menos con algunos creyentes en tiempos de teorías conspiranoicas rampantes en la sociedad, especialmente en una fase en la que la Iglesia está cambiando.

En cualquier caso, para el Papa Francisco los sedevacantistas son ‘hongos’ en la Iglesia. Este grupo y otros críticos que se mueven en ambientes tradicionalistas están malinterpretando deliberadamente sus declaraciones. Como afirmó recientemente el Pontífice en una entrevista con periodistas españoles [en referencia al encuentro con Religión Digital]. "No son malos, son tristes, me dan pena", dijo.

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Así analiza Matias Altmann en Katholisch el fenómeno ‘sedevacantista’, que, en la acepción que él trata, se refiere a un creciente fenómeno durante el pontificado de Jorge Mario Bergoglio que “significa que la silla del Papa está vacía aunque haya alguien sentado en ella. La persona que ocupa la presidencia no es sólo un Papa ilegítimo, sino también un ‘pseudo Papa’”, a la luz de la interpretación de estos críticos,  entre los que cabe destacar al exnuncio Carlo María Viganò.

Carlo Maria Viganò
Carlo Maria Viganò

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“Siempre ha habido dudas sobre la legitimidad de un Papa en la historia de la Iglesia. El sedevacantismo como teoría o visión sólo se desarrolló a raíz del Concilio Vaticano II. Como otros grupos tradicionalistas, sus representantes están incidiendo en sus reformas [conciliares]: reforma litúrgica y reposicionamiento sociopolítico de la Iglesia católica, como la aceptación de los derechos humanos, la reconciliación con la democracia, el ecumenismo, el diálogo interreligioso y la libertad religiosa”, señala Altamann.

“Pero no se limita a una sola crítica: a los ojos de los sedevacantistas, el papado en Roma y sus seguidores se alejaron de la verdadera fe católica con el Concilio Vaticano II” y, como resultado, aquellos pontífices “que defienden o no rechazan las enseñanzas del Concilio son herejes. Y un Papa herético automáticamente deja de ser Papa: aquí se refieren a la teoría moderna temprana del papa haereticus del teólogo y cardenal Robert Bellarmine (1542-1621). Y como ya no existen ordenaciones episcopales benévolas, los sacerdotes ya no pueden ser ordenados válidamente y, por lo tanto, ya no se pueden administrar sacramentos válidos”.

Benedicto XVI
Benedicto XVI

Sin embargo, añade el analista, “hablar de los representantes del sedevacantismo como de un movimiento real es una exageración. Se trata en su mayoría de pequeños grupos e individuos disidentes. También están lejos de ser un grupo homogéneo en términos de contenido”, por lo que en ese caldo de cultivo se encuentra incluso la autodenominada Iglesia Católica Palmariana, especialmente conocida en España.

La dimisión de Benedicto XVI

“No importa cuán extraños puedan parecer los puntos de vista y los grupos, las tesis sedevacantistas a veces parecen afianzarse incluso entre creyentes que no quieren tener nada que ver con tales movimientos”, señala Altmann, que recuerda, por ejemplo, que “así se desarrollaron las cosas en torno a la dimisión de Benedicto XVI”.

“En 2013 -prosigue el analista-, desapareció el mito de que había conservado el ‘munus’, el cargo petrino, y sólo había renunciado al ‘ministerio’, el ejercicio activo del pontificado. Según la lógica de esta tesis, el papa Francisco no sería un Papa legítimo. Así, en cierta medida, ha surgido una nueva variedad de sedevacantismo”.

"Usurpador": las acusaciones contra Francisco 

“Algunos críticos del discurso inicial de Francisco aluden repetidamente a esta narrativa. Incluso hubo sacerdotes que describieron al pontífice reinante como un ‘usurpador antipapal’ que había usurpado el cargo de Benedicto XVI”, lo que llevó a principios de año, en un duro artículo, al director de medios del Vaticano, Andrea Tornielli, a criticar semejantes “teorías absurdas y ridículas sobre la renuncia/no renuncia”, que considera, en el fondo, un ataque "a la persona y la inteligencia de un gran teólogo, obispo, cardenal y papa como Joseph Ratzinger".

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