4.12. Juan Damasceno, último "padre", primer teólogo cristiano (su mano, tercera mano de María: Trijerusa)

Juan Damasceno (650-750). Monje y teólogo de la Iglesia de Oriente. Se le considera el último de los Padres de la Iglesia Griega y recoge la gran tradición patrística anterior, tras la conquista musulmana de Damasco y de Jerusalén. Es, al mismo tiempo, el primer "teólogo" del cristianismo: recopila la tradición anterior y ofrece el primer esquema unificado de la teología de la iglesia, en el momento en que en su tierra (Damasco, Jerusalén) se está consolidando el Islam

Nace y se educa en Damasco, como hijo de un alto funcionario de la corte del Califa musulmán. Más tarde se retira al Monasterio de Mar-Saba, junto a Jerusalén, donde despliegue su carrera de erudito (conoce bien la tradición anterior), de predicador y poeta. El Patriarca Juan V de Jerusalén le ordena sacerdote y le encarga varias tareas teológicas y administrativas, en tiempo de la crisis iconoclasta.

Imágenes: (1) Icono de Juan Damasceno. (2) Su figura en mi Diccionario, primero izquierda de 5ª columna. (3) Foto actual del monasterio de Mar-Saba, junto a Jerusalén, donde el vivió. (4) Icono de la Virgen Trijerousa, con la mano del Damasceno 

San Juan Damasceno, el Santo Tomás de Oriente, ferviente amoroso de la  Madre de Dios

Con él culmina la tradición de los Padres orientales; tras él vendrá la teología bizantina, y más tarde la teología escolástica latina.

Fuente del Conocimiento. Juan Damasceno defendió el culto de los iconos en sus tres Discursos contra los iconoclastas (PG 80, 1322-1420), diciendo lo esencial en ese campo. Pero su obra más significativa, de tipo enciclopédico, se titula La fuente del conocimiento (Pege gnoseos) y es una especie de gran SumaTeológica, donde se recoge y transmite, en forma de manual, la mejor tradición anterior de los Padres de la Iglesia. Tiene tres partes.

a. La primera y más introductoria suele llamarse Dialéctica, y en ella se ofrecen las definiciones y el sentido de las controversias trinitarias y cristológicas de la tradición anterior. Esta parte, que sistematiza los “principio filosóficos” (Kephalaia philosophika) de la teología, es como una introducción, para que los lectores puedan entender mejor lo que sigue.

b. La segunda (titulada Peri haireseôn) ofrece una historia de las herejías, siguiendo en la línea de los tratados anteriores sobre el tema (desde → Ireneo hasta Epifanio de Salamina), pero incluye una novedad muy significativa: expone al final la herejía de los “ismaelitas”, es decir, de los musulmanes, entendidos todavía como una especie de heterodoxia cristiana.

c. La tercera parte se titula “Exposición exacta de la fe ortodoxa” (Ekdosis akribes tês orthodoxou pisteôs) y en ella se exponen los temas básicos de la teología: Dios, la creación, el hombre, la encarnación, la escatología, etc. Éste es quizá el primer tratado de teología sistemática de la Iglesia cristiana. Los escoláticos latinos lo tomaron como fuente y modelo de su elaboración conceptual, pasando quizá por alto que Juan Damasceno la había concebido ante todo como una compilación de las doctrinas de los Padres anteriores, y no como un tratado de dogmática en sí misma. Desde ese fondo quiero evocar tres de sus formulaciones principales, siguiendo la exposición de mi diccionario (primero de la izda, quinta columna).

Diccionario de pensadores cristianos

Las tres hipóstasis constituyen un solo Dios. El Damasceno sitúa el tema de Dios destacando tres experiencias fundamentales de la tradición trinitaria de oriente. a. Monarquía: todo proviene y se centra en el Padre, que aparece así como principio y núcleo de la divinidad.

b. Consustancialidad: las tres hipóstasis comparten la misma esencia o naturaleza divina. c. Diferencias personales: cada hipóstasis tiene su propiedad particular, pero las tres existen relacionándose entre sí.

d. Inhabitación (perijóresis): las hipóstasis habitan unas en las otras, en movimiento de vida, de manera que su unidad es unidad de presencia mutua.

«En el primer sentido, las tres hipóstasis supradivinas de la Santa Trinidad están en comunión, porque ellas son consustanciales e increadas. Pero conforme al segundo sentido no es así. Sólo el Padre es ingénito, pues no recibe el ser de ninguna otra hipóstasis. Y sólo el Hijo es engendrado de la esencia del Padre, desde la eternidad, fuera del tiempo. Y sólo el Espíritu Santo, que procede de la esencia del Padre, no ha sido engendrado, sino que procede. Así es como enseña la Sagrada Escritura, aunque el modo de la generación y de la procesión resulten incomprensibles [...].Todo lo que tiene el Hijo, también el Espíritu lo recibe del Padre, incluso el mismo ser… Nosotros diremos, además, que ellas existen las unas en las otras, las tres hipóstasis, de manera que no puede hablarse de una pluralidad, de una multitud de dioses.

De esa forma, a través de las tres hipóstasis que existen sin composición ni confusión, en consustancialidad, dado que ellas habitan unas dentro de las otras, por la identidad, en fin, de la voluntad, de la energía, de la potencia, de la autoridad y del movimiento, nosotros reconocemos, hablando así, que Dios es uno y sin separación. Porque Dios es verdaderamente uno, Dios, su Verbo y su Espíritu Santo» (La foi orthodoxe, Paris 1966, 25-27).

Propiedades personales. Juan Damasceno resume la tradición ortodoxa anterior, partiendo de la perijóresis o inhabitación de las personas entre sí. En ese "movimiento trinitario", por el que cada persona brota de la otra y habita en ella, ocupa un lugar destacado el Padre, como "monarquía", único principio. El proceso trinitario se despliega desde el Padre, por el Hijo al Espíritu.

«Cuando consideramos en Dios la causa primera, la monarquía, vemos la Unidad. Pero cuando nos fijamos a aquellos en quienes la Divinidad existe o, mejor dicho, en aquellos que son la Divinidad misma, las Personas que proceden de la causa primera, es decir, las Hipóstasis del Hijo y del Espíritu Santo, entonces adoramos a los Tres... Hay que saber que al Padre no lo hacemos proceder de nadie, sino que lo llamamos Padre del Hijo; en cuanto al Hijo, no lo llamamos ni causa, ni Padre, sino que decimos que proviene del Padre y que es el Hijo del Padre; decimos también que el Espíritu Santo procede del Padre y lo llamamos Espíritu del Padre; no decimos que procede del Hijo, sino que es el Espíritu del Hijo (De la Fe Ortodoxa, I, 8). Entre Belén y Jerusalén, en el desierto de Judá, el monasterio de San-Sabas o Mar-Saba sigue siendo su centro y foco de renovación cristiana:

THE MONASTERY OF “MAR SABA” – Bethlehem University

«El Padre es el mismo espíritu, abismo de entendimiento, que engendra al Verbo y envía, por el Verbo, el Espíritu manifestante. El Padre no tiene otro verbo, sabiduría, potencia, voluntad que el Hijo que es la Única potencia del Padre, virtud primordial de la creación de todas las cosas. Así, como Hipóstasis perfecta proveniente de una Hipóstasis perfecta, el Hijo existe y es llamado Hijo. El Espíritu Santo es la potencia del Padre que manifiesta el secreto de la divinidad. Procede del Padre por el Hijo, y no es engendrado. Es por eso también que el Espíritu Santo consuma en su perfección la creación de todas las cosas.

Todo lo que concuerda con el Padre en tanto que causa, fuente y engendrador, debe ser atribuido solamente al Padre. Todo lo que concuerda con lo causado, con el Hijo engendrado, con el Verbo, potencia manifestante, voluntad, sabiduría, debe ser atribuido al Hijo. Todo lo que concuerda con lo causado, procedente, manifestante, potencia perfeccionante, debe ser atribuido al Espíritu Santo. El Padre es causa y fuente del Hijo y del Espíritu Santo, Padre del Único Hijo que envía el Espíritu Santo. El Hijo es Hijo, Verbo, sabiduría, potencia, imagen, esplendor, carácter del Padre, y viene del Padre. El Espíritu Santo no es Hijo del Padre. No hay ningún impulso sin Espíritu; es también el Espíritu del Hijo, no porque proviene de Él, sino porque procede por Él del Padre. El Padre es la única causa (De la Fe ortodoxa, 1, 8 y 12).

María, Madre de Jesús y la Trinidad. La Trijerousa, el icono de la Virgen de las tres manos. Con la tradición ortodoxa, el Damasceno concibe a María, Madre de Jesús, como templo de Dios, signo de la divinización máxima de las criaturas. Él ha sido uno de los grandes impulsores de la devoción mariana en oriente y occidente y su teología puede y debe entenderse en un plano orante:

Παναγία Τριχερούσα (Santísima Trijerusa, de las tres manos). La tercera mano es la de Juan Damasceno.

«Virgen llena de gracia divina, templo santo de Dios, que el mismo Salomón espiritual, príncipe de la paz (Cristo) ha construido y habitado; a ti no te embellecen el oro y las piedras sin alma, sino algo mejor que el oro: el mismo Espíritu es tu esplendor. Como pedrería tú tienes la perla más preciosa que es Cristo, que es ascua de la divinidad. Pídele a Cristo que toque nuestros labios a fin de que, purificados, podamos cantarle con el Padre y el Espíritu, diciendo: “Santo, Santo, Santo, Señor Sebaot”, única naturaleza de la divinidad en tres personas.Santo es Dios Padre, que ha querido se cumpla en ti y por ti el misterio que había predestinado antes de los siglos. Santo es el Fuerte, el Hijo de Dios, Dios unigénito, que hoy te hace madre, a ti que eres primogénita de una madre estéril (Ana), a fin de que, siendo él mismo Hijo único del Padre y primogénito de toda la creación (Col 1, 15), nazca de ti, siendo así Hijo único de una Virgen Madre, primogénito entre una muchedumbre de hermanos (Rom 8, 29), semejante a nosotros, pues participa por ti de nuestra carne y nuestra sangre.

Él no ha querido nacer sólo de un padre o sólo de una madre, para que siendo Unigénito pudiera tener el privilegio de ser hijo único: él es, por tanto, el hijo único, el único que nace de un Padre solo (Dios) y de una madre sola (tú, María). Y santo es el Inmortal, el Espíritu de toda santidad que por el rocío de su divinidad te ha guardado indemne del fuego divino; pues esto es lo que significaba por anticipado la zarza ardiente de moisés. (Homilía sobre la Natividad 10. SCh 80, 73-75).

Virgen con tres manos y muy venerada… No se refiere a la capacidad de las  mamás de hacer mil cosas - ReL

Con su tradición se vincula el icono de la Trijerousa, la Virgen de las tres manos. Las dos centrales son de ella, de María... La tercera es la de Damasceno, Damaskeni, como aún le llaman los cristianos de oriente. Es la mano con la que él defendió a María y apoyó el culto de los iconos, en contra de los bizantinos iconoclastas de su tiempo. No pudieron perseguirle, porque ya no dependía políticamente de Bizancio, sino de los califas omeyas, que le defendieron A su juicio, el Islam no era una verdadera "religión" nueva, sino una herejía judeo-cristiana. Sólo más tarde el Islam se constituyó como verdadera religión frente al judaísmo y cristianismo, hasta el día de hoy. No estaría mal volver al Damascena, tanto musulmanes  como judíos y cristianos. 

Obras en PG 80. En castellano: Homilías cristológicas y marianas (Madrid, 1996); Exposición de la fe (Madrid 2003). Cf. también K.-H. Uthemann, «Johannes von Damaskos», BBK III (1992) 331-336; J. P. Torrebiarte Aguilar, El Concepto de Perijoresis en la Expositio fidei de San Juan Damasceno, en Excerpta e dissertationibus in Sacra Teología, Universidad de Navarra XLIV (2003) 9-72.

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