La  pluralidad de imágenes sobre el Jesús histórico / 4

Ante la pluralidad de imágenes diferentes aportadas por la investigación histórica, la pregunta básica sigue siendo: ¿Quién fue realmente Jesús? En segundo lugar, habrá que preguntarse si es posible la superación del escepticismo y alcanzar un mínimo de consenso sobre su controvertida figura. 

Algunos estudiosos confesionales concluyeron que es imposible descubrir con certeza el verdadero rostro de Jesús. Acentuando las mencionadas divergencias entre visiones que parecen inconciliables, consideran inevitable  el  subjetivismo y el escepticismo, pues suponen que todas las imágenes son igualmente válidas, lo que sin duda es cuestionable desde el punto de vista epistemológico. 

El escepticismo serviría, pues, de estrategia para defender las propias convicciones. Incluso algunos estudiosos llegaron a afirmar la irrelevancia de la investigación histórica para la vivencia de fe, que es lo que realmente importa al creyente cristiano. Pero otros investigadores, sobre todo independientes,  niegan ese escepticismo y afirman  que es posible un consenso de mínimos, que sostiene un conjunto de rasgos esenciales, más o menos seguros, sobre la compleja y poliédrica figura de Jesús.

 Sumando los elementos de convergencia en más de 200 años de investigación confesional e independiente, podemos reconstruir de forma plausible ese complejo mosaico del Jesús histórico. Entre el escepticismo minimalista (nada sabemos con certeza) y el dogmatismo maximalista (sabemos mucho con total certeza),  existe una tercera vía crítica, fruto del consenso de los expertos: sabemos de forma verosímil algunas cosas básicas e ignoramos otras muchas.

P. Sanders (protestante liberal), por ejemplo, sostiene que “sabemos bastantes cosas sobre él” y ofrece “una lista de afirmaciones sobre Jesús que cumplen dos requisitos: están casi fuera de discusión y pertenecen al marco de su vida y, especialmente, al de su actividad pública” (4). G. Theissen y A. Merz (protestantes), en una línea  parecida, escriben que “sabemos mucho sobre la predicación y enseñanza de Jesús” en la  vida pública, pero casi nada de la infancia. Por eso, podemos obtener “un perfil relativamente claro de su persona”. 

El jesuita católico J. P. Meier afirma: “en comparación con tantos oscuros personajes de la historia antigua, es sorprendente cuánto sabemos de Jesús” (5) Todos ellos son, pues, escépticos con el escepticismo extremo.

Finalmente, podemos señalar de forma muy abreviada algunas tesis básicas sobre el Jesús histórico, fruto del consenso y como resultados plausibles, teniendo en cuenta las fuentes hasta ahora disponibles, pues no se puede descartar  que aparezcan otras nuevas en el futuro.

Resumimos de forma abreviada la detallada y clara exposición de Fernando Bermejo en un denso artículo del año 2006, anteriormente citado, que se sitúa en una tercera vía crítica entre los mitólogos y los teólogos, como alternativa al escepticismo radical de los primeros y al dogmatismo de los segundos.

 Jesús nació durante el reinado de Augusto, entre cuatro y seis años antes de la era cristiana. Creció en Nazaret de Galilea, donde se crió y verosímilmente también nació. El nacimiento en Belén, afirmado a nivel popular, es sólo una tesis teológica procedente de Mt y Lc, por ser esa la  ciudad de David, de la que debería surgir el Mesías, según la profecía. Perteneció a una familia numerosa. Sus hermanos carnales, hijos de José y María, son citados por Mc 6, 3: José, Judas, Simón  y Jacobo (Santiago), que será jefe de la comunidad de Jerusalén después de la muerte de Jesús. Los hermanos (también tenía hermanas) se mencionan en otros textos del Nuevo Testamento. La lengua de Jesús fue el arameo, pero probablemente sabía también  hebreo y algo de  latín  y griego.

 Fue una persona profundamente piadosa, pero su religiosidad fue totalmente judía, siguiendo las creencias y las prácticas de la misma: un estricto monoteísmo, la circuncisión, las fiestas y ritos etc. Atraído por Juan Bautista, fue bautizado por él siendo ya mayor, lo que indica su conciencia de pecado (problema teológico para los antiguos cristianos).

 Del Bautista tomó algunos temas básicos de su predicación. Fundó un grupo itinerante de discípulos, que tenía como núcleo los doce apóstoles, símbolo de las doce tribus de Israel, que Dios habría de restaurar. Pero no fundó  ninguna nueva religión ni tampoco ninguna iglesia cristiana. Fue  un maestro carismático (laico, no sacerdote), que usó un lenguaje popular y predicó como entusiasta profeta escatológico, considerándose portavoz divino.

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 (4) Sanders, E. P. (2010), La figura histórica de Jesús, Verbo Divino, Estella.

  • (5) Meier, John P. (1997-2003), Un judío marginal. Nueva visión del Jesús histórico, Verbo Divino, Estella, p. 32.
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