115 muertos, en una macabra cifra que irá subiendo a medida que pasen las horas. El horror se hizo presente en una sala de conciertos cercana a Moscú anoche, cuando un comando terrorista (el atentado ha sido reivindicado por el Estado Islámico) entró a sangre y fuego en Krasnogorsk.
El ataque ha sido condenado por todo el mundo. También desde instancias eclesiales. A la espera del telegrama de Francisco, el patriarca de Moscú, Kirill, se mostró "profundamente consternado" ante el "ataque terrorista", al tiempo que denunciaba el "cinismo y la crueldad" del crimen, mostrando sus condolencias a los heridos y familiares de las víctimas.
El líder ortodoxo mostró su confianza en que las autoridades rusas investigarán el ataque y llevarán a sus responsables ante la justicia. Al menos once personas han sido ya detenidas.
Por su parte, el arzobispo católico de Moscú, Paolo Pezzi, envió su pesar a las víctimas, en un comunicado publicado en la web de la diócesis. "Hoy nuestros corazones están llenos de horror y dolor, pero no debemos olvidar que nuestras vidas y las vidas de todas las personas están en manos de Dios", señaló el prelado, que calificó el acto como "un ataque terrorista brutal".
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