El profeta de la Amazonía cumple 91 años Mi encuentro con Pedro Casaldáliga en Sao Félix de Araguaia

Nicolás Castellanos visitó a Pedro Casaldáliga
Nicolás Castellanos visitó a Pedro Casaldáliga

"No hubo palabras. No habla. Solo gestos, abrazos, besos, las manos apretadas, transmisión de sentimientos profundos"

Ahora Pedro, doblegado por el parkinson, guarda silencio, sufre calladamente. Son las huellas martiriales de la persecución de los dictadores, terratenientes, fazenderos o las multinacionales que no toleran discursos humanistas, ni saben del compartir solidario

Tuvo lugar los días 15, 16, 17 y 18 de febrero de 2019. Llegué desde Santa Cruz de la Sierra. Cuatro días pletóricos de emociones intensas, lágrimas abundantes y bendiciones copiosas. Encuentro inédito, dichoso que te deja huella y te marca para siempre.

Pedro, hace años, nos había visitado en Santa Cruz de la Sierra en el Plan 3000. Quiso conocer el proyecto misionero Hombres Nuevos. Nos alentó y confirmó en el camino de los pobres.

Personalmente suspiraba por pisar esa tierra casi mítica de Sao Félix Do Araguaia. Tierra fecundada por la palabra, la poesía, la vida y el testimonio cuasi martirial de un profeta; tierra cuajada de presencias apostólicas, rebosante de humanismo solidario, con los indígenas y desposeídos de sus tierras y de su cultura.

Un encuentro doloroso y entrañable

Encontrarme con Pedro Casaldáliga y fundirme con él en un abrazo largo y apretado, ahora que está postrado por la enfermedad, fue muy doloroso y entrañable. No hubo palabras. No habla. Solo gestos, abrazos, besos, las manos apretadas, transmisión de sentimientos profundos. Acontecimiento de dos almas gemelas, la suya de profeta mayor y la mía de aprendiz a profeta menor. Pero nos une entrañablemente la utopía y el sueño de Dios: el REINO.

Mi ser profundo se conmovió. Me transmitió el calor humano, evangélico, trascendente del Dios de Jesús, pura ternura, compasión y misericordia.

Vibramos entre el entrañamiento y la fragilidad, entre el abrazo apretado y la impotencia, estando en presencia de un testigo, marcado por la parresía de los Hechos de los Apóstoles.

Los agustinos y Pedro

Visitar a Pedro Casaldáliga y encontrarme con los Agustinos que le acompañan y cuidan: Felix Valenzuela, viejo amigo, José Saraiva e Ivo Cardozo, era reconocer el gesto agustiniano que están haciendo con él. Ojalá den continuidad al carisma profético de Pedro Casaldáliga, perpetuando su memoria testimonial, su mística, su archivo y sus obras sociales. Será en el futuro el museo y el santuario de Pedro Casaldáliga en Sao Félix do Araguaia.

Y llegó, al fin, el día del encuentro, el 16 de febrero de 2019, día en que Pedro cumplía 91 años. Quería estar presente en la acción de gracias de Pedro y su comunidad.

Lucha por la liberación

En medio de aquellos paisajes deslumbrantes, despertar a orillas del río Araguaia, majestuoso, con su fauna salvaje y florestas imponentes, que anuncian la proximidad del Amazonas, era como despertar deslumbrado por la fuerza del sol, reverberando en las aguas turbias del Araguaia.

Pedro Casaldáliga

Despertar soñando con el encuentro con Pedro, toda una vida encarnada en esa lucha por la liberación de todas las esclavitudes que oprimen, en busca de un mundo habitable para todos, porque el actual no lo es.

Ivo Cardozo, me lleva al encuentro para celebrar los 91 años de Pedro. Allí llegan y se arraciman, en aquella acogedora capilla, diseñada por el P. Maximino Barredo, personas de la comunidad que han hecho el camino con Pedro, le admiran, le quieren y le siguen. Vivienda y capilla son ya ahora santuario y en un futuro, museo, memoria agradecida del paso liberador de un testigo del Reino en el siglo XX y XXI.

Allí se respiran aires, presencia de comunidad real, de comunión, de envío, de compromiso, de hermanos itinerantes, alegres en la esperanza, por el camino de los pobres. Se vive la koinonía y la diakonía. Comienza la acción de gracias multiplicada por la animación alegre de Fray José Saraiva osa. Todo es gracia, memoria, reconocimiento, afecto colegial, empatía con Pedro, regalo de Dios a la prelacía de Sao Félix do Araguaia, al Brasil, al mundo y a la Iglesia.

Doblegado por el parkinson

En tiempos de invernada eclesial, Pedro Casaldáliga fue como un levante auroral, que será aurora espléndida más tarde en el 2013 con el obispo de Roma, Francisco.

Ahora Pedro, doblegado por el parkinson, guarda silencio, sufre calladamente. Son las huellas martiriales de la persecución de los dictadores, terratenientes, fazenderos o las multinacionales que no toleran discursos humanistas, ni saben del compartir solidario.

La prelatura, alentada por Pedro, con su fuerza profética y combativa, se opusieron al avasallamiento de las tierras de los indígenas del pueblo Apyawa, de los Karaja y de los Xavante. Y promovieron también la educación y la salud.  No faltaron tampoco ciertas jerarquías eclesiásticas que también molestaron.

Pero Pedro por dentro, estaba emocionado, le podían los sentimientos, que nos contagiaba a todos. Sentimos la ternura de Dios en la emoción contenida de Pedro, que ya no puede más a causa del parkinson.

Mi encuentro le conmovió. Cuando le pregunté si me conocía, movió la cabeza asintiendo. Solo una vez me dijo: “Gracias por venir”.

Pedro Casaldáliga y Nicolás Castellanos
Pedro Casaldáliga y Nicolás Castellanos

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