"Los creyentes son los llamados a ensanchar la tienda y abrir grande el corazón" El grito inclusivo del Papa: “Todos, todos, todos”

La barca de la Iglesia
La barca de la Iglesia

"Ante cientos de miles de jóvenes (futuro de la Iglesia) escenificó (una vez más) la potencia inclusiva de la Iglesia y de su pontificado: 'En la Iglesia cabemos todos, todos, todos'"

"Una barca abierta a todos. Sin filtros. Con las puertas y las rampas siempre abiertas. Para entrar en ella, a nadie se le pide carné ni credenciales ni hoja de servicios ni méritos acumulados"

"Yerran Munilla y Demetrio, cuando en la propia JMJ, ante las narices del Papa, proclaman que los homosexuales están excluidos del Reino y de la Iglesia"

"Incluso los católicos de Vox, que sólo quieren una Iglesia de familias tradicionales y de misa dominical. También ellos forman parte del todos"

Durante estos diez años, Francisco ha acuñado todo tipo de frases célebres y consignas que perdurarán en el tiempo y que se quedarán grabadas en el alma católica. La última la gritó a los cuatro vientos desde la cumbre de la JMJ de Lisboa. Ante cientos de miles de jóvenes (futuro de la Iglesia) escenificó (una vez más) la potencia inclusiva de la Iglesia y de su pontificado: “En la Iglesia cabemos todos, todos, todos”. Y, para darle mayor efectividad al grito, pidió a los chavales que lo coreasen con él. Para que resonara en todo el mundo. Para grabarlo en sus corazones. Como las tablas de la ley modernas.

Porque no puede haber Iglesia sin inclusión. La Iglesia de Jesús es, por su propia naturaleza, una Iglesia madre o, como el mismo Papa suele decir (en otra de sus acuñaciones inolvidables), hospital de campaña. Para recoger a todos los heridos de la vida.

Iglesia, hospital de campaña

Una barca abierta a todos. Sin filtros. Con las puertas y las rampas siempre abiertas. Para entrar en ella, a nadie se le pide carné ni credenciales ni hoja de servicios ni méritos acumulados. Es para todos, sin distinciones de ningún tipo.

Porque la Iglesia del Nazareno no es ni puede ser una aduana. En la Iglesia de Jesús no hay socios. Y, por supuesto, no hay socios preferentes. Nadie puede, pues, ir por la vida de creyente fetén, repartiendo carnés de más o menos (mejores o peores) creyentes.

Nadie puede creerse por encima de los demás. Nadie es más que nadie. Nadie es elegido. O todos somos igual de elegidos. No hay preferidos. Mejor dicho, los preferidos son los últimos, los pobres y los pecadores. Esos son los más amados de Dios y el tesoro de la Iglesia.

Todos hermanos en una sana pluralidad asumida y querida. La belleza del poliedro. Con diversas formas, con distintas maneras de ser y de vivir la fe, pero todos hermanos.

Pastoral LGTBQ+
Pastoral LGTBQ+ New Ways Ministry

Sin excepciones, sin condenas y sin anatemas. De ningún tipo. Sin exclusión de nadie. Y nadie es nadie: ni los gays, ni las lesbianas ni los divorciados ni las mujeres ni los LGTBI+.

Yerran Munilla y Demetrio, cuando en la propia JMJ, ante las narices del Papa, proclaman que los homosexuales están excluidos del Reino y de la Iglesia. Pero incluso ellos forman parte del 'todos somos Iglesia'. Incluso Müller o Sarah o Burke. Incluso los católicos de Vox, que sólo quieren una Iglesia de familias tradicionales y de misa dominical. También ellos forman parte del todos.

Incluso esos jóvenes conservadores españoles que, en la JMJ, azuzan la polarización cantando el ‘que te vote Txapote’. Jóvenes pijos (los pobres no pueden pagarse esos viajes), formateados ideológicamente, que trasladan sus esquemas mentales al gran evento eclesial. Y, al hacerlo, lo adulteran y atentan contra el ‘todos, todos, todos’ del Papa.

Para el Evangelio, no hay acepción de personas. Los creyentes son los llamados a ensanchar la tienda y abrir grande el corazón. Los que no quieran hacerlo no son auténticos seguidores de Jesús. Pero nadie les echará de la barca.

La Iglesia "hospital de campaña" del Papa Francisco
La Iglesia "hospital de campaña" del Papa Francisco

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