"Quieren volver por los fueros de una Iglesia humilde, cercana, sencilla, misericordiosa y ecológica" El triunfo del catolicismo hispano-iberoamericano en la JMJ

Banderas de España y Portugal en la JMJ
Banderas de España y Portugal en la JMJ

"El universo hispano fue protagonista del gran éxito de la JMJ de Lisboa y salió de ella reforzado"

"Con un Papa-anciano-joven-profeta, que, con sus gestos y sus consignas, les encandiló, conectó a fondo con ellos y les lanzó hacia nuevos horizontes de fraternidad al estilo de Jesús"

"Con un Papa argentino en Roma y con una Curia cada vez más ‘hispanizada’, es como si el mundo hispano se echase a los hombros el catolicismo del siglo XXI, herido casi de muerte por la peste de los abusos del clero"

"Es el momento de abrir el melón de la moral sexual en el mundo católico, como promueve el Sínodo alemán"

Y cuando digo hispano, me refiero al mundo de habla hispana o al mundo iberoamericano, que aglutina a Iberia (España + Portugal) y a toda América, incluida la América del Norte que habla español, en una porción de su población nada desdeñable.

Pues bien, ese universo hispano fue protagonista del gran éxito de la JMJ de Lisboa y salió de ella reforzado. Un actor de importancia, primero en número. Si a los 100.000 jóvenes españoles, sumamos los 50.000 portugueses, más los 20 hispanos de USA, más los casi 50.000 de los demás países latinoamericanos, nos sale una JMJ teñida de hispano.

Por eso, el grito que más se escuchó en Lisboa, fue el de ‘ésta es la juventud del Papa’. Unas veces gritado con la chulería del que se sabe más fuerte y más potente. Y en rebaño. Es decir, parte de la tribu más poderosa del catolicismo.  Otras veces, susurrado desde la empatía con un Papa-anciano-joven-profeta, que, con sus gestos y sus consignas, les encandiló, conectó a fondo con ellos y les lanzó hacia nuevos horizontes de fraternidad al estilo de Jesús. Jóvenes que experimentaron en sus carnes que el camino del Nazareno puede dar sentido a sus vidas en plenitud.

Con un Papa argentino en Roma y con una Curia cada vez más ‘hispanizada’, es como si el mundo hispano se echase a los hombros el catolicismo del siglo XXI, herido casi de muerte por la peste de los abusos del clero, y que Francisco quiere purificar, aunque los clericales de siempre no lo quieran y hagan todo lo posible por impedirlo.

Los jóvenes (que son jóvenes, pero no tontos) lo saben y, en Lisboa, han arropado como nunca al Papa hispano, para seguirle por el camino de la primavera, de la renovación y de la inclusión. ¿Quién no es revolucionario a los 18 o a los 20? ¿Y qué joven no sueña hoy con una Iglesia de todos?

JMJ

Por eso sintonizaron a fondo con el Papa, que les propuso una Iglesia-madre, abierta a todos. Y por eso, repitieron a voz en grito y corearon, a instancias de Francisco, el ya famoso e histórico “todos, todos, todos”. Algo, por otro lado, natural para ellos, los jóvenes, acostumbrados a ser inclusivos (en su mayoría) y a asumir la diversidad física, mental, ideológica, sexual y hasta religiosa. Jóvenes a los que les encantan los mosaicos y los poliedros de colores.

Asumiendo la realidad dolorosamente punzante de los abusos del clero, los jóvenes de la JMJ han querido proclamar en Lisboa que no todo es “peste” (en palabras del propio Papa) ni oscuridad en la Iglesia. Que quieren que la Iglesia vuelva por sus fueros. Por los fueros de una Iglesia, eso sí, humilde, cercana, sencilla, misericordiosa y ecológica. La que les propone el Papa Francisco.

A esa Iglesia-levadura se apuntan de mil amores y a esa Iglesia quieren anidar y con esa Iglesia están dispuestos a volver a conectar. Siempre que ella, la Iglesia, siga al Papa y se renueve. Y puedan palpar esa renovación en sus estructuras (más democráticas o sinodales), en su lenguaje, en su estilo y en su moral sexual.

JMJ

Es el momento de abrir el melón de la moral sexual en el mundo católico. Como promueve el Sínodo alemán: “Ha llegado la hora de pasar página y empezar a vivir y entender la sexualidad como lo que realmente es: como un don y una fuerza vital dada por Dios que -“sustancialmente positiva” y “esencial” en “el proyecto de vida de cada individuo”- se ha de “gestionar y planificar” “responsablemente”, es decir, de manera, a la vez, libre y consentida”.

Y un apunte final. A pesar de la hazaña eclesial de juntar millón y medio de jóvenes (algo que no está al alcance de partido ni de músico ni de evento alguno), los grandes medios de comunicación globales (prensa, radio y televisión) y de consumo masivo le han dado la espalda. Su cobertura de la JMJ de Lisboa ha sido escasa, superficial y anecdótica. Y seguirá siendo así. A los grandes conglomerados mediáticos no les interesa lo que huela a religión y catolicismo. Les sigue sonando a rancio y trasnochado. Por eso, no lo dan ni le prestan atención.

Por lo tanto, las JMJ son de consumo interno, para los creyentes y la organización debería cuidar mucho más a los medios de información religiosa, que son los que han transmitido, situado y valorado el acontecimiento en su debida medida.

Y, por último, destacar la proeza física de un Papa de 86 años, magullado y en silla de ruedas, capaz de encandilar a tal multitud de gente joven, seguirles el ritmo y marcarles pautas de vida. Como hacen los profetas. Como hizo el Nazareno.

Papa en silla de ruedas

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