Obispos de México: “Somos los primeros que no acabamos de creer nuestra confesión de fe …”




*Conferencia del Episcopado Mexicano aprueba Proyecto Global del Pastoral 2031-20133

Guillermo Gazanini Espinoza / Al fin el Proyecto Global de Pastoral de la Iglesia de México, documento con consensos y cargado de esperanza de cara a los acontecimientos más importantes de la historia de la Salvación y de la conformación de la nación mexicana. Al ser aprobado en la 105 Asamblea Plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano, el documento de 72 páginas ahora recorrerá los pasos más arduos y difíciles para adecuarse al universo de planes de pastoral del centenar de diócesis mexicanas en sus diversas realidades y preocupaciones pero, sobre todo, lograr una amplia difusión y acogida entre la población la cual, casi el 83 por ciento es católica por lo menos de nombre.

Mons. Rodrigo Aguilar Martínez, obispo de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, en la homilía del tercer día de trabajos de la Asamblea de la CEM no dejó de lado los ingredientes principales en el espíritu del proyecto global de pastoral: sinodalidad que tuvo detrás fatiga y frutos abonados por los máximos hechos de la fe cristiana y de la devoción con más arraigo en México: la Redención efectuada por Cristo vigente y actual en este milenio y los 500 años del acontecimiento guadalupano.

Estos hechos deberían ser causa de alegría y motivo de arraigada esperanza; sin embargo, Mons. Aguilar Martínez planteó a los obispos la pregunta para saber hasta dónde la resurrección de Cristo ha causado el estupor transformador de las conciencias y si de verdad hemos resucitado con Él cuando, en la vida diaria, no se nota la efectividad de la redención en cada creyente y la comunidad entera, sean fieles o pastores, a quienes el obispo de San Cristóbal recordó que pueden ser vistos como jueces, líderes o señores con dominio: “Todavía cabe preguntarnos si de verdad hemos resucitado con Cristo Jesús. Como decimos en el borrador del PGP, “con humildad reconocemos que en nuestro modo de ser pastores, en algunos momentos parecemos más jueces, dueños o líderes de una estructura humana, que agentes dóciles al Proyecto del Reino de Dios. Confesamos que no hemos respondido con generosidad al valor esencial de la comunión, especialmente en la colegialidad entre nosotros como Obispos.” (Id, 72).

“Escuchando [a Nietzsche], pareciera que nosotros, los Obispos, y con nosotros muchos cristianos, somos los primeros que no acabamos de creer nuestra confesión de fe, no se nos nota la redención, no vivimos de acuerdo con nuestra condición de redimidos.”

Rodrigo Aguilar se refirió a sí mismo desde la experiencia en una diócesis que le está llevando a la conversión aceptando conceptos que antes se resistía a ellos. Así confesó a los prelados en el cónclave nacional no ser un señor obispo simplemente sino estar cambiando actitudes y conciencia para ser firme discípulo y apasionado misionero: “Personalmente, me siento en necesidad y actitud de conversión, aprendizaje, seguimiento y testimonio en la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas, que Dios me ha encomendado. Hay conceptos que antes me resistía a escuchar y aceptar, como el de “Iglesia autóctona”, “teología india”, “teología de la liberación”, “Iglesia liberadora”. Ahí debo ser firme discípulo y apasionado misionero de Jesucristo”.

Proyecto Global 2031-2033

La homilía del pastor de San Cristóbal fue el colofón que inicia ahora el discernimiento de un documento en el cual se apuesta mucho para el futuro del catolicismo mexicano en medio de los procesos de secularización. ¿De qué se trata? Dividido en tres partes, (1.- Miramos la realidad como pueblo redimido por Jesucristo y Amado de Santa María de Guadalupe; 2.- Interpretamos y juzgamos desde el acontecimiento de la redención de Nuestro Señor Jesucristo y desde el acontecimiento guadalupano y 3.- Actuamos como pueblo redimido por Jesucristo, bajo la mirada amorosa de Santa María de Guadalupe), los pastores de México quieren preparar al pueblo de México sobre la celebración de la pasión salvadora de Cristo y el gran jubilo del evento pascual que otorga vida nueva y esperanza y del hecho guadalupano (1531-2031) como acontecimiento “síntesis” mesiánico-cristológica realizada particularmente en una época difícil del nacimiento del mestizaje para fundar una nación la cual, como se lee en el documento, se cuestiona si tiene el consuelo de ser una sociedad más justa y pacífica.

La lectura del Proyecto deje entrever un reconocimiento de las fallas y retos para el futuro. Si en el pasado la Iglesia emerge con este ímpetu de misión y en México esa primera evangelización nos fundó en identidad, la valoración de las estructuras eclesiales debe tomar una reorientación definitiva si la Iglesia de México quiere conservar una vitalidad distinta antes de que el cambio de época la devore o fagocite. La realidad evoca entonces “la adecuación creativa” sin comprometer la novedad de la Buena Noticia. Parece que el documento intenta sacudir de la Iglesia lo que le ha anquilosado: burocratismo, clericalismo insensible, analfabetismo religioso, apesadumbramiento de los fieles que contribuyen al crecimiento de sectas y movimiento religiosos muchas veces abonada por el antitestimonio como reconoce el Proyecto Global.

Sin duda, el texto ofrecerá reflexiones interesantes para transformaciones genuinas de una Iglesia mexicana que a veces parece impávida ante la vorágine de transformaciones que la rebasan; paralizada por los acontecimientos y presuntamente incapaz de prever; sin embargo, el reconocimiento de la “superficialidad y ligereza” en la vida de la fe católica constituye un paso para asumir una culpa que no debe alienar en el pesimismo negador de salidas concretas desde la tarea misionera y el temple del servicio en el discipulado.

Por lo pronto, el Proyecto Global de Pastoral 2031-2033 será un referente rico en conceptos elaboradores de un diagnóstico específico a fin de ocuparnos “de nuestros desafíos actuales, pidiendo para nosotros… una verdadera conversión personal y pastoral” y para lograr eso, necesitamos volver a las fuentes para tener la vida nueva que requiere la nación mexicana.


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