El prelado señala el binomio 'hambre/ausencia del Estado' como fertilizante de la situación El obispo de San Justo advierte: "Hay lugares 'liberados' en el conurbano bonaerense, donde el narco se mueve impune"

Monseñor García con uno de los curas villeros matanceros
Monseñor García con uno de los curas villeros matanceros

El obispo de San Justo advirtió que la ausencia del Estado y el avance del hambre facilitan el poder narco en los barrios de La Matanza. "Es una emergencia nacional que no estamos asumiendo", afirmó

García, que desde hace años trabaja pastoralmente en las villas de La Matanza a través de los Hogares de Cristo y los centros barriales, comparó la situación local con lo ocurrido en una favela de Brasil, donde un enfrentamiento dejó decenas de muertos

Aseguró que el crecimiento del narcotráfico está íntimamente ligado a la pobreza: "A medida que crece el hambre, crece la presencia del narco y la captación de los jóvenes. Es directamente proporcional"

También lamentó que el Estado no asuma su rol con decisión: "No hay nada que pase sin que se sepa o sin que alguien mire para otro lado. Hay connivencia, hay ausencia del Estado en la seguridad, en la justicia y en lo social"

(AICA).- El obispo de San Justo, monseñor Eduardo García, advirtió sobre la grave situación que atraviesan los barrios más vulnerables del conurbano bonaerense a causa del narcotráfico y las adicciones, y sostuvo que "hay lugares concretamente liberados, donde el narco se mueve con total impunidad".

En una entrevista con Radio Mitre, el prelado, que desde hace años trabaja pastoralmente en las villas de La Matanza a través de los Hogares de Cristo y los centros barriales, comparó la situación local con lo ocurrido en una favela de Brasil, donde un enfrentamiento dejó decenas de muertos. "Acá no tenemos una infraestructura tan grande como las favelas, pero a pequeña escala pasa lo mismo", señaló.

Creemos. Crecemos. Contigo

Monseñor García aseguró que el crecimiento del narcotráfico está íntimamente ligado a la pobreza: "A medida que crece el hambre, crece la presencia del narco y la captación de los jóvenes. Es directamente proporcional".

En ese sentido, recordó que el trabajo de prevención y acompañamiento que se realizaba en los barrios logró reducir las adicciones antes de la pandemia, pero luego la situación "empeoró un 60%, porque la pobreza volvió a golpear con más fuerza".

Un sistema que compra silencios

El obispo destacó que el problema no es sólo la droga, sino "la plata que corre detrás del negocio". "No es simplemente sustancia; es un sistema que compra silencios y que maneja millones", advirtió.

También lamentó que el Estado no asuma su rol con decisión: "No hay nada que pase sin que se sepa o sin que alguien mire para otro lado. Hay connivencia, hay ausencia del Estado en la seguridad, en la justicia y en lo social".

Frente a esa realidad, monseñor García insistió en la necesidad de generar oportunidades educativas y comunitarias: "El chico que tiene colegio, club y capilla puede elegir otro camino. Cuando no hay contención, la elección está viciada".

Finalmente, reclamó una política integral y sostenida: "No estamos discutiendo programas, sino personas. Y esto es una emergencia nacional. No se trata sólo del adicto; se trata de una sociedad entera atravesada por el dinero narco. Si el Estado no se mete en los barrios, el estado paralelo lo ocupa".

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