Contrapuntos y realidades al cierre del Santo Sepulcro

Efectivamente, como ya lo anunciábamos en un artículo en Religión Digital (El cierre del santo Sepulcro: no es sólo cuestión de dinero) : “No hay que descartar una reacción rápida de las autoridades judías de Jerusalén, ante la gravedad de la situación, y que propongan una moratoria para negociar”. Este ha sido el caso.

Las autoridades del Estado de Israel y de la Municipalidad de Jerusalén saben perfectamente la trascendencia y la repercusión, local y mundial del cierre del santuario del Santo Sepulcro. En palabras de mi buen amigo, Enrique Masiá, párroco de Santa Catalina de Alcira (Valencia): “el Santo Sepulcro es la máxima expresión física de lo sagrado en Tierra Santa,…su visita determina la mayor parte del sentido, a quienes peregrinan a Tierra Santa…Ha habido miles de personas que han dado su vida para que este lugar estuviera siempre a disposición de los peregrinos”. 


La reapertura será, sin duda una gran alegría, ya que la visita al Santo Sepulcro para los peregrinos es tan esencial, que mutila gravemente el sentido de la peregrinación si no se da. Sin duda para el peregrino, que ha soñado esa visita, y se encuentra con las puertas cerradas cal y canto, es un drama inmenso. Sin duda la decepción y la incomprensión son los sentimientos que prevalecen en estas circunstancias. Por eso, la vuelta a la normalidad es un alivio para todos

No obstante, tampoco podemos olvidar que cuando los Patriarcas y el Custodio han tomado esa medida tan radical, conocían perfectamente a quienes tienen delante, y que, seguramente, solamente una medida de este tipo les puede llevar a reaccionar. Sin duda ha sido doloroso el cierre, pero la amenaza era condenar a muchas familias, que dependen de las Iglesias Cristianas, a asumir unos costes imposibles, y a reducir al máximo la acción social y caritativa. Francesco Patton, Custodio de Tierra Santa, en una entrevista a “Le Figaro” afirma “Nuestra acción no va dirigida contra el Estado de Israel, pero ha llegado el momento que sus dirigentes tomen conciencia de nuestra contribución a la vida local. Solamente en la ciudad vieja, la custodia de Tierra Santa pone más de 300 alojamientos a disposición de familias cristianas que no tienen la mayor parte de ellas, los medios necesarios para pagar un alquiler. Nosotros cumplimos una misión, que si no la realizáramos, recaería sobre la municipalidad. Esta realidad debe ser tenida en cuentan…”.

El Padre Ibrahim Shomali, canciller del Patriarcado latino, cuenta al periódico “La Croix”. “No tenemos los medios para pagar esas sumas tan enormes. Lo que desea la municipalidad es forzarnos a vender nuestras tierras”. Analiza que esta propuesta es un paso más para apoderarse de las tierras de la Iglesia, y así favorecer la “toma” de Jerusalén por parte de Israel. Y añade en sus declaraciones: “Más de la mitad de los peregrinos que vienen a Jerusalén son cristianos. La economía de la ciudad funciona gracias a la presencia de la Iglesia”. Sin olvidar que la municipalidad se ha alegrado recientemente de haber sobrepasado la barra de los 3,5 millones de turistas. ¿Gracias, en buen parte, a quién?

Lo de los impuestos a los negocios es una falacia. Y aunque fuera cierto, las Iglesias Cristianas, si en Jerusalén, en donde están desde los primeros tiempos, no tienen unos privilegios para ocuparse de sus comunidades, algo falla en el sentido común de los gobernantes de aquellas tierras o tienen las intenciones que denuncian el Custodio y los Patriarcas, que desaparezcan los cristianos de Tierra Santa.

En la misma entrevista a “Le Figaro”, el Custodio afirma: “ Desgraciadamente, nuestras palabras han resonado en el vacío y nos hemos sentido obligados a actuar. Evidentemente no ha sido una decisión fácil, sobre todo porque afecta a muchísimos peregrinos, pero todo el mundo es bien consciente que no podremos mantener la basílica cerrada hasta Pascua. Pero nos parecía importante mostrar que vamos en serio. Ahora esperamos un signo de las autoridades y pedimos que el conjunto de las iglesias se asocien a las discusiones…”. El signo ha llegado.

Por cierto la tasa municipal, que se encuentra en el centro de la discusión se llama “Anona” y el barrio, en donde el presidente Trump, el 14 de mayo quiere inaugurar la embajada Estadounidense se llama, también “Anona”. ¡Qué casualidad!
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