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"Danos el pan nuestro..." Los extranjeros y el pan de nuestros hijos

29 Septiembre Jornada Mundial del migrante y refugiado

Vivimos tiempos convulsos y la inmigración se convierte en un tema de tiras y aflojas, de prejuicios y tensiones.. es aquí donde los cristianos estamos llamados a la fraternidad universal, ese deseo de ir hacia un nosotros cada vez más grande, más justo, más pacífico, más digno... tarea tenemos. La oración del Padre nuestro nos alimenta y nos interpela: qué pensamos, qué sentimos, qué hacemos... Nuestro Padre nos quiere y nos empuja a ser comunidades acogedoras y misioneras.

Nuestro encuentro interdiocesano en Fuente del Maestre el 29 de Septiembre

"Danos el pan nuestro..." Los extranjeros y el pan de nuestros hijos | Conferencia

Danos el pan nuestro de cada día

“Los extranjeros y el pan de nuestros hijos”

Me piden que comparta con vosotros una reflexión homilética en torno a la petición sencilla del Padre Nuestro: “Danos el pan nuestro de cada día”. He escogido este texto evangélico, que puede ayudarnos a la reflexión evangélica desde una perspectiva sencilla y concreta, adaptada a lo que estamos viviendo en la actualidad en nuestro país. Me refiero a los extranjeros y nuestro pan, el de nuestros hijos.

Recuerdo que un día, tras predicar sobre este texto evangélico, algunos fieles entraron en la sacristía para comentar y lo que había dicho y lo que ellos habían sentido. Entre ellos estaba una persona acogida en Cáritas.

En la reflexión ofrecí algunos datos vivos de inmigrantes a los que acompañamos, que buscan nuestras migajas desde su dolor y hambre vital. Rafael que lleva meses en España y va haciendo su proceso de legalización, pero hasta ahora es ilegal, una situación grave familiar le urge para que pueda enviar algún dinero que aún no tiene, aunque trabaja cuidando a un anciano –todo negro e ilegal- mientras está en el centro hermano. Nos pide un préstamo y ahora cada semana viene a traer su cuota con lo que va ganando poco a poco, también viene a celebrar la eucaristía, hoy domingo posiblemente esté con nosotros en la mesa.

María, que está en la acogida, habla de cómo un joven africano que estuvimos ayudando encontró trabajo y vino a dar las gracias por la ayuda, contento por la nueva situación, aunque fuera ilegal. Ahora vuelve a quedarse sin trabajo y nos duele su situación.

Arturo quiere venirse a vivir ahora a Badajoz, llegó hace dos años, siendo menor de edad, espera ser legalizado en octubre para poder ya matricularse y estudiar, que es lo que busca. Lleva tres años en soledad, con la ayuda de amigos y conocidos, está en los grupos de la JEC, y ha participado en la asamblea reciente; pasó antes por Cáceres. Nos pide ayuda para poder alquilar una habitación para él y otro paisano que va a llegar. La ayuda no es sólo económica sino también para poder hacer el contrato del piso. Todo son dificultades, él es excelente luchado, estudia online, escribe novelas, reflexiona, vive esperanzado, pero sufre mucho por su situación. Su ilusión es ayudar a su familia que sigue en su país de origen y lo han enviado para que pueda tener futuro, el que no tiene en Nicaragua. Son tantos…

Este año he estado en Madrid y acudía a una parroquia pequeña y oculta especializada en ser acogedora y misionera con los inmigrantes, especialmente africanos. Allí conocí a varios, entre ellos a Hasán, que tardó seis años en llegar a España y ya lleva dos con nosotros. Ahora trabaja en negro en la construcción y espera la legalización, está feliz porque ya puede enviar dinero a su familia y a su aldea.

El evangelio y la extranjera

El evangelio hablaba de cómo una extranjera se acercaba a Jesús y le convencía para que le ayudara en el problema de una hija, logra que Jesús cambie de mentalidad y la atienda como a una hija de Dios. Al oír en boca de Jesús el dicho de que no se debe dar el pan de los hijos a los perritos, ella le dice con ternura que esos animalitos comen de las migajas que caen de la mesa.

Un gran escritor cristiano, Epifanio, lo interpreta de esta manera: “Conociendo nuestro Señor la fe inoportuna, dijo: «Mujer, grande es tu fe. Que sea como tú quieres». La fe recibió lo que las obras no merecían. Los gentiles se convierten de perros en hijos gracias a la fe”.

Algunos han titulado este episodio como «la mujer que convirtió a Jesús» haciéndole cambiar de planes. El encuentro con el otro y el diferente nos transforma. ¿Cómo convertir los inconvenientes en oportunidades? Maestría de la mujer cananea de perseverancia y humildad, una difícil combinación. La mujer nos enseña que la fe no solo es creer, sino confiar, a pesar de las dificultades, y seguir para adelante. En este caso, la fe no solo mueve montañas, sino al propio Dios.

Estamos oyendo en estos tiempos mensajes xenófobos, que se intentan justificar a veces desde la propia religión, como si los enemigos de ella fueran los que vienen, en lugar de nuestra apatía y falta de compromiso cristiano y humanos con los más necesitados y pobres del mundo.

El evangelio y su humanismo nos invita a una relación de diálogo donde su relato y su lucha pueda transformar nuestra mente y nuestro corazón, para salir de nuestros planteamiento muy organizados y cerrados, donde la persona deja de ser el centro y el otro es visto más como un problema que como una posibilidad, como una razón para la confianza en lugar de para la fraternidad.

El Papa Francisco no desaprovecha ocasión para invitarnos a cambiar de mentalidad ante lo que está ocurriendo en el mundo con la inmigración y los extranjeros, basta releer los mensajes que ha dirigido a los jóvenes recientemente en Portugal, esos mismos que rechazan políticos radicales portugueses. Siento la necesidad de detenerme y contemplar mi relación con inmigrantes y extranjeros, aquellos que han ido pasando por la parroquia, centro hermano, movimientos, vecinos y orar desde lo que me han aportado como personas y como creyentes, como luchadores y sufrientes, arriesgados y comprometidos.

Padre, danos el pan nuestro

Que estamos pidiendo cuando decimos la frase: “Danos el pan nuestro de cada día”

El día 29 nos encontraremos con los migrantes en este pueblo cristiano de la Fuente, esta tarde hemos preparado su acogida. Os invito de corazón para abriros ese día y dejar que lleguen hasta vosotros los inmigrantes como verdaderos hermanos queridos. La iglesia os necesita a vosotros y a ellos para dar testimonio compartido. Que ese día partamos el pan con ellos y nos unamos de corazón.

Terminaba la reflexión con ese interrogante sencillo: ¿Qué mentalidad tengo con respecto a los inmigrantes y extranjeros? ¿Qué relación establezco con ellos? ¿Me dejo interpelar y transformar por ellos como hizo Jesús, el propio Dios? ¿Parto y pido el pan de cada día con ellos sentados en mi propia mesa?

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