"No fallan las personas; falla el sistema" La pobreza severa aumenta exponencialmente en Navarra
Cáritas Pamplona ha presentado el IX Informe FOESSA sobre exclusión y desarrollo social en Navarra. El estudio ofrece una mirada profunda y humana sobre las realidades de pobreza, vulnerabilidad y desigualdad que atraviesan nuestra comunidad: Uno de los datos más preocupantes es el aumento de la desigualdad
(Iglesia en Navarra).- Cáritas Pamplona ha presentado el IX Informe FOESSA sobre exclusión y desarrollo social en Navarra. El estudio, elaborado por la Fundación FOESSA y Cáritas, ofrece una mirada profunda y humana sobre las realidades de pobreza, vulnerabilidad y desigualdad que atraviesan nuestra comunidad, y nos interpela directamente como Iglesia: ¿qué rostro tiene hoy la exclusión en Navarra? ¿Cómo acompañamos a quienes viven en los márgenes?
Según Pedro Fuertes, miembro del equipo de estudios de la fundación FOESSA, la exclusión social afecta a 88.845 personas, el 13,2% de la población Navarra, un porcentaje menor que en el conjunto de España (19,3%). Aunque el dato global mejora respecto a años anteriores, la situación es más compleja de lo que parece: disminuye la exclusión moderada, pero la exclusión severa permanece estancada en el 6%, y lo que más crece es la integración precaria, que ya alcanza al 36,2% de la población. Es decir, miles de personas que están dentro del sistema pero “colgando de un hilo”.
Uno de los datos más preocupantes es el aumento de la desigualdad. El índice de GINI, que mide la distancia entre los que más tienen y los que menos, ha pasado en Navarra de 24,7 en 2018 a 30,7 en 2024, casi igualándose a la media estatal (31,2). Es un salto atrás que rompe la tradicional ventaja de la comunidad foral en materia de cohesión social. El informe es claro: la desigualdad es hoy el principal motor de la exclusión social. Y la economía, aunque crezca, no está logrando repartir sus frutos de manera equitativa.
Para comprender la magnitud del problema, como explicó Maite Quintana, directora de Cáritas Pamplona, “si las 88.845 personas en exclusión severa o moderada se cogieran de la mano, formarían una cadena humana de 55 kilómetros, uniendo Pamplona con el Castillo de Javier”.
Uno de los factores que más empuja a la exclusión en Navarra es el acceso a la vivienda. La subida del precio del alquiler y la compra, un incremento del 36,1% desde 2018, ha convertido la vivienda en “el epicentro de la desigualdad social”. El 22% de la población vive algún problema de exclusión residencial, y 80.000 personas habitan viviendas inadecuadas o inseguras. Entre los más golpeados, quienes viven de alquiler: el 77,9% de los hogares en pobreza severa están en esta situación, lo que los expone a una altísima vulnerabilidad. “Trabajar ya no garantiza una vida digna”, ha señalado Maite Quintan.
“Navarra crea empleo, y tiene una de las tasas de paro más bajas de España. Sin embargo, la calidad del trabajo no siempre garantiza la integración. Un 9% de la población trabajadora vive en precariedad, y un 3,6% de los hogares encadena inestabilidad laboral grave, con varios contratos o periodos de paro en un año”. El informe recuerda algo esencial para la Doctrina Social de la Iglesia: el trabajo es un derecho, pero debe ser trabajo decente.
El 15,6% de la población navarra experimenta algún tipo de exclusión relacionada con el acceso a la salud, desde dificultades para pagar tratamientos odontológicos (14%) hasta la imposibilidad de acceder a terapia psicológica (7%), dato que triplica el registrado en 2018.
La exclusión no es solo económica, también es relacional. Aunque la exclusión en este eje baja, uno de cada cuatro hogares en exclusión carece de una red de apoyo cercana. Y un 25% de los hogares afirma haber sufrido discriminación, especialmente por origen o nacionalidad. Para Cáritas, la ruptura de los vínculos comunitarios es un signo de alerta: la pobreza no solo vacía los bolsillos, también aísla, encierra, hace invisible.
El informe subraya que la pobreza en Navarra tiene rostro joven. Una de cada cuatro familias con menores -el 25%- está en exclusión social; la pobreza infantil alcanza al 21%; y más de la mitad de los jóvenes (52%) no puede emanciparse por el coste exorbitante de la vivienda. La precariedad laboral juvenil y el aumento de los problemas de salud mental completan un escenario que, según FOESSA, condicionará el futuro de Navarra si no se interviene de manera decidida.
El informe concluye con una llamada ética que resuena especialmente en la Iglesia: “La calidad humana de una sociedad se mide por su capacidad de proteger a los más vulnerables”. FOESSA y Cáritas insisten en que no fallan las personas; falla el sistema cuando la burocracia o la falta de coordinación impiden ejercer derechos básicos. Necesitamos, dice el informe, políticas más integrales, acompañamiento social, cercanía, presencia. En definitiva, reconstruir comunidad.
Como ha afirmado el Arzobispo don Florencio, presidente de Cáritas Pamplona-Tudela, “el informe es un espejo moral y hay que darse cuenta que detrás de cada dato hay un rostro, una persona”. Y explicó que hemos de trabajar para que los pobres tengan su propia voz y no ser nosotros la voz de los pobres.
Ante esta realidad, la Iglesia de Navarra está llamada a seguir siendo refugio, casa y puente para quienes viven en la intemperie social. El informe FOESSA no es solo un diagnóstico, es una invitación a mirar, escuchar, acompañar y transformar, desde el Evangelio, los márgenes de nuestra tierra.
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