Combatir los abusos en la Iglesia, centro de las XIX Jornadas de Teología Facultad de Teología de Comillas Pedro Castelao: "Los testimonios de las víctimas de abusos en la Iglesia apuntan a un problema estructural que afecta a los pilares del sistema"

(Universidad Pontificia Comillas).- No son pocas las ocasiones en las que las palabras institucionales de lamento, perdón o condena sobre el mal consentido y realizado en general suenan tímidas, huecas y, a veces, hasta con sordina. Como si, en el fondo, se dijesen con la boca pequeña, el gesto torcido y apurando el momento para que no dure más de lo imprescindible. Como si no se sintieran de verdad y no hubiera en ellas más que mera cesión ante la presión externa.

El caso de los abusos no es una excepción, sino, probablemente, el momento más crucial en el que la eventual simulación institucional se vuelve más insoportable e hiriente. Y es que nada se percibe como más directamente opuesto a la verdad del Evangelio que las medias tintas que sólo cubren expedientes mientras ignoran las heridas que sangran. Porque hablamos de personas, de niños y adultos, de hombres y mujeres, cuya biografía se ha visto alterada de una manera ciertamente honda y crítica en su contacto con el mal.

"La cuestión de los abusos, como una hidra de múltiples cabezas, contiene muchas derivadas, no bien se repara en ella. No es la única la de la pederastia. Sí la más mediática, pero también están los silenciosos abusos de poder, conciencia y autoridad"

Hay casos irrecuperables. Hay otros en doloroso tratamiento con probable pronóstico de sanación. Hay quien, ya recuperado, tiene cicatrices vividas como un doloroso punto de inflexión que ha determinado, casi siempre para mal, su relación con la Iglesia y hasta su vivencia religiosa para con Dios.

Y es que la cuestión de los abusos, como una hidra de múltiples cabezas, contiene muchas derivadas, no bien se repara en ella. No es la única la de la pederastia. Sí la más mediática, pero también están los silenciosos abusos de poder, conciencia y autoridad.

Sucede con todos ellos que rara vez se identifican como lo que son —a saber: males intolerables que debemos denunciar y combatir— en el mismo momento en el que se producen. Y es que la dinámica demoníaca que los acompaña tiende a envolverlos en ropajes de cercanía, confidencia e intimidad, que alcanza su cenit más refinado —como el mejor de los venenos— cuando todo se reviste con el lenguaje espiritual que habla de Dios, del seguimiento de Cristo, de la comunión, de la docilidad, de la obediencia y la fidelidad.

"Es la fuerza de esos testimonios —poco a poco publicados en libros que merecen leerse— la que reduce a polvo y priva de todo efecto tranquilizador a las palabras de corcho"

Y así se crean soterradas relaciones de dependencia, de sumisión, de ambigüedad calculada para ir dando pasos progresivos hacia una total posesión de la persona subyugada. Y siempre como servicio a Dios, como mayor entrega en el compromiso eclesial y como muestra abnegada de comunión.

Las sospechas de manipulación, la conciencia de incomodidad que a ratos puede surgir en los adultos vulnerados suelen ser reprimidas, con audacia y rapidez, por la personalidad generalmente narcisista del abusador con alusiones al orgullo, a la soberbia y a la falta de obediencia eclesial.

No parece ser este un problema únicamente personal de casos puntuales y aislados en los que los límites morales se exceden malamente. Los testimonios de las víctimas apuntan a un problema estructural que afecta a los pilares del sistema.

De hecho, es la fuerza de esos testimonios —poco a poco publicados en libros que merecen leerse— la que reduce a polvo y priva de todo efecto tranquilizador a las palabras de corcho que, en alocuciones públicas calculadas, quieren poner rápidamente punto y final a una problemática que carcome las vigas y amenaza los muros de carga de la institución.

"Testimonios proféticos en los que los líderes eclesiales y toda la comunidad en general ha de escuchar la voz de Dios que, en este caso, habla por boca de hombres y mujeres heridas, manipuladas, sometidas y vulneradas en lo más íntimo de su buena voluntad"

Son testimonios proféticos en los que los líderes eclesiales y toda la comunidad en general ha de escuchar la voz de Dios que, en este caso, habla por boca de hombres y mujeres heridas, manipuladas, sometidas y vulneradas en lo más íntimo de su buena voluntad.

Los problemas estructurales no se arreglan con reformas parciales que sólo afectan a la superficie de la cuestión. Exigen tratamientos integrales que desciendan hasta los sótanos del edificio, a fin de evaluar el alcance del mal en sus mismos fundamentos.

Esta es la razón por la que la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia Comillas, en sintonía con la llamada del Papa Francisco a la Iglesia universal, quiere estudiar con rigor, profundidad y claridad la cuestión de los abusos de poder, conciencia y autoridad en la Iglesia.

"Los problemas estructurales no se arreglan con reformas parciales que sólo afectan a la superficie de la cuestión. Exigen tratamientos integrales que desciendan hasta los sótanos del edificio"

Este es el objetivo de las XIX Jornadas que tendrán lugar los días 4 y 5 de octubre de 2022, en el Aula P. Pérez del Pulgar, situada en la calle Alberto Aguilera, 25 de Madrid.

Inauguradas por el Rector de la Universidad, Enrique Giménez-Rico y por el Decano de la Facultad de Teología, Francisco Ramírez Fueyo, tendrán como conferenciantes a Agustín Blanco, Diego Molina, Miguel García-Baró, Rufino Meana, Myriam Cabrera, Valeska Ferrer, Francisco Javier Navarro, Serafín Béjar.

Todos ellos reconocidos especialistas en la cuestión.

Las jornadas serán clausuradas por el Excmo. Sr. Obispo Auxiliar de Madrid D. José Cobo Cano.

Serán muy bienvenidas todas las personas interesadas en la reflexión, el análisis y la evaluación crítica de una situación eclesial que urge transformar en la buena dirección que nos indica el propio Magisterio de la Iglesia concernido e inspirado por el Evangelio de Jesús de Nazaret, el Cristo de Dios.

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