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Entrevista al cardenal Cobo

Conocer a Dios por la Biblia.

Fuera de la creencia es absurdo intentar buscar tratados que puedan reflejar o dar a conocer qué y cómo es Dios, especialmente el Dios de cristianos y judíos. Lo único que podemos hacer es reproducir lo que las distintas religiones dicen de Dios.

Entre los cristianos, el único medio que tenemos para conseguir hacernos una idea de lo que los creyentes entienden por Dios es a través de la Biblia. Porque, además de testimonio, dicen que es palabra del mismo Dios.

Sean los teólogos, los místicos y los creyentes de base los que se encarguen de dar a conocer al Dios bondadoso y providente que predican. Nosotros extractamos del libro de los libros la “otra” imagen nunca difundida, que también debe ser real, a tenor de lo que los textos consignan. Dios no queda en muy buen lugar.

Si nos fijamos en la historia de Israel, incluso la presente, encontramos casi siempre un pueblo frustrado y reprimido, lleno de rabia contra una humanidad a la que responsabiliza de sus propios sufrimientos. Lógicamente el Dios que mejor cuadra a tal pueblo es un dios saturado de odio y venganza. Es decir, por un proceso de trasferencia “psicológica”, como sucede con las personas, Israel personificó en Dios sus defectos, su ignorancia como pueblo de pastores errantes, su estolidez de pueblo aislado, primitivo y encerrado en sí mismo. Es decir, crearon un dios a su imagen y semejanza, confirmando el hecho de que todos los dioses son creación proyectiva de los hombres.

De esa idiosincrasia especial surgió un Dios, Yahvé o Elohim, que se caracteriza por ser…

1) …un Dios presuntuoso que engaña a su pueblo.

2) Un Dios ilógico, frívolo y superficial.

3) Un Dios cruel, truculento y violento.

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