DENTRO DE MÍ y3

DENTRO DE MÍ y3
DENTRO DE MÍ y3
Nido de poesía: Nicolás de la Carrera
04 may 2020 - 19:16

Voz de lejos, más allá de la frontera del corazón

Seguimos hoy la huella de José Moreno Villa (Málaga, 1887 – Ciudad de México, 1955). En 2012 se declaró en Andalucía a Moreno Villa “Autor del Año”. Viajó por la autonomía una exposición exhibiendo el cartel “Un Yo cercado de infinito”, que me recuerda los versos finales de “Una madeja de astros”: “Meditar sobre el cielo / es encontrar la llave, la respuesta...” Bibliotecario, pintor y poeta, de honda humanidad y fino humor... La antología religiosa “El Dios del mediodía” (BAC, 1997) le incluye en su selecta nómina de poetas andaluces. A medio camino, por edad, entre la generación de 98 y la del 27, podría incluirse, por vanguardismo, en el grupo de Lorca y Alberti... Exiliado de la guerra civil, viajó primero a EEUU, después a México, donde se casó con la viuda de un amigo. Para el hijo que nació escribiría póstumamente “Voz en vuelo a su cuna”, delicadísimos versos.

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¿QUIÉN SE QUEDA SIN VER A DIOS? Presentamos a continuación un breve pero exquisito título de la obra lírica de Moreno Villa. Quizá nos acerquen al sentido último de la intensa estrofa los siguientes versos de “Juegos sacros”, que dicen así: “Aquí trazo este círculo. Y nadie lo penetre. / Quedo fuera del mundo diario. Como arriba / las estrellas sonámbulas, en éxtasis de islas, / me ilusiona sentir el inmenso aislamiento. / ¿Es de noche? No hay noche. ¿Es de día? No hay día. / El tiempo quedó fuera también de mi trazado. / Vivo diez años, mil, en un breve segundo / y disfruto mi segundo como si fuese un siglo.” Pequeño círculo, isla con tesoro, templo de divinidad, espacio temporal y hasta físico, donde citarse privadamente con Dios.

LA MEDITACIÓN

Un cerco de finas púas

ciñe toda meditación:

cada entrada en el cercado

es estría en el corazón,

o cabello cano en el pelo,

o en la frente duro tachón.

Pero, ¿quién rehuye la entrada?

¿Quién se queda sin ver a Dios?…

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COMO UN RÍO DE LÁGRIMAS O DICHAS

Estremecidos versos de Jesús Tomé (“¿Desde dónde me llaman?”), que evocan la fe de su infancia. De allí, de entonces, le llega una voz misteriosa convocándole a la felicidad. También recuerda Montesinos su fervorosa niñez en Cancioncilla con una cierta esperanza: “A veces pienso que todo / esto se recordará, / que he de volver a encontrarte / en ese Siempre Jamás. / Me apoyo en mi fe de niño. / ¿Mi infancia me salvará, / o son muletas de inválido, / muletillas nada más?” Sería fecundo para el orante recuperar la religiosidad de la niñez y vivirla desde el compromiso lúcido de un adulto. Escribiendo quizás al niño una carta o un poema...

¿DESDE DÓNDE ME LLAMAN...?

¿Desde dónde me llaman? Porque ahora

oigo una extraña voz. Y no es el río

que alegremente rompe entre las piedras,

ni el aire que ahora juega

con un junco vencido.

Es una voz de lejos, más allá

de la frontera del corazón: Hilo

apenas de una voz que yo conozco,

que escuché alguna vez cuando era niño.

Y después solamente alguna noche

cuando veía el corazón vacío,

limpio como el cristal en que algún labio

puede escribir con vaho

un nombre conocido.

¿Desde dónde me llaman? Y ahora siento

que me ocupa esta voz algún latido

que se rompe despacio, derramando

su ternura en mis ojos, como un río

de lágrimas o dichas. Porque ahora

es verdadero pronunciar ¡Dios mío!

ERES EL CENTRO DE TI MISMA

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Fervorosa mística, María Ángeles Gómez Pascual falleció el 31 de mayo de 2011. Este soneto refleja la intensidad de su vivencia trinitaria. En manos del Padre, abrasada en la hoguera del Espíritu, se entrega, rendida, al Hijo, “que me salvaste y enamoras”. Vivió con pasión la Presencia de Dios que Jesús anunció en su despedida: “Si alguno me ama, guardará mis palabras, y mi Padre le amará y vendremos a él y haremos morada en él ” (Jn 14,23). Verso a verso, como los pajaritos, podemos beber, orando, el agua de esta declaración de amor y fe.

ESTÁS EN MÍ, SEÑOR, EN MÍ

TE ENCUENTRO...

Estás en mí, Señor, en mí te encuentro.

No tienes que bajar desde tu altura

para escucharme. Vives en la hondura

de mi propio vivir. Eres el centro

de mí misma. Me habitas. Estás dentro

de mí. Me sobrepasa tu ternura.

Me deslumbra tu gloria y tu hermosura.

Profundizo en mi ser, y en ti me adentro.

Padre que me creaste y me mantienes;

Hijo que me salvaste y me enamoras;

Espíritu que alientas y das vida;

hazme entender tu voz, pues ya me tienes

abrigada en tus manos protectoras,

abrasada en tu llama; a Ti rendida.

cenefaverde
cenefaverde

ÍNDICE de ENLACES: pulsar el título de un Enlace

1. DENTRO DE MÍ

1. En el mismísimo centro de nuestro ser

A SOLAS SOY ALGUIEN, de Gabriel Celaya

EL ASTRÓNOMO, de Kahlil Gibran

UNIVERSO ABREVIADO, de Jesús Mauleón

2. Si al silencio llegaras, dulce Dios

SI AL SILENCIO LLEGARAS, de Concha Zardoya

EL MANANTIAL, de Segundo de Dios

LA FE, de Carlos Salomón

y3. Voz de lejos, más allá de la frontera del corazón

LA MEDITACIÓN, de Moreno Villa

DESDE DÓNDE ME LLAMAN, de Jesús Tomé

ESTÁS EN MÍ, SR., EN MÍ TE ENCUENTRO, de Gómez Pascual

2. VERSOS PARA ORAR EN LA NATURALEZA

1. Hermano sol, hermana luna

LA TIERRA ES TUYA, de Concha Zardoya

GRACIAS, DIOS MÍO POR TU INVITACIÓN, de R. Alfaro

CONTEMPLO CADA COSA Y DIGO: DIOS, de Jesús Tomé

2. Buenos días, felices días nos dé Dios

MAÑANA FELIZ, de Carlos Sahagún

MI AMADO, LAS MONTAÑAS, de Rafael Alfaro

VISIÓN, de Ernestina de Champourcin

3. Sí, pero aquella noche…

QUE ESTÁS EN LOS CIELOS, de Eugenio Florit

EL HUERTO, de Antonio Pereira

ESTE ÚLTIMO AÑO, de Juan Mollá

4. Una mano invisible le alisa la pelambre

CRUZÓ EL PERRO LA CALLE, de Ernestina de Champourcin

ME DA PENA, SEÑOR, de Susana March

CÁNTICO DE LAS CRIATURAS, de san Francisco de Asís

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