Versos para orar en la NATURALEZA 2

Versos para orar en la NATURALEZA 2
Versos para orar en la NATURALEZA 2
Nido de poesía: Nicolás de la Carrera
04 may 2020 - 22:13

Iniciamos los versos de hoy con un cálido homenaje a Carlos Sahagún, que tristemente falleció en 2015, pero conservamos, como de los mejores poetas, intimidades suyas líricamente expresadas en el frasquito de esencias de un intenso poemario.

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SAHAGÚN, CARLOS (Onil, Alicante, 1938 – Madrid, 2015). Galardonado con el Premio Adonáis por “Profecías del agua”. Licenciado en Filología Románica en 1959, ejerció como Catedrático de Lengua y Literatura Española en Segovia, Barcelona, Las Palmas, Madrid, Palermo... Me gustaría reproducir unos versos de “Montaña nevada” donde se ofrece a Dios aupado por la nieve: “Cuenta conmigo, Dios, que estás tan cerca. / Dios a quien casi toco humanamente, / dame la mano, alcánzame la mano, / coge mi corazón, siémbralo, coge / mi soledad, siémbrame, dame / tu mano muerta y viva...” Además del Adonáis recibió, por ejemplo, en 1960 el Boscán y en 1980 el Premio Nacional de Poesía.

¡BUENOS DÍAS, FELICES DÍAS NOS DÉ DIOS!

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Nos invita Carlos Sahagún a vivir con él esta “mañana feliz”. Notables versos incluidos en su imprescindible poemario juvenil “Como si hubiera muerto un niño”. Sugerencia: lo mejor de todo, la bendición del Señor. Aunque estemos en casa sin sol, sin monte, sin jilguero, podemos comunicarnos con el Sol de la Alegría: “¡Feliz día nos dé Dios!”

MAÑANA FELIZ

Caminemos. Por entre aquellos pinos

del color de la vida el sol penetra

y sé que no nos abandona. Alegre,

alegre será el día de hoy, tranquilo

como el agua de un lago. Caminemos.

Pájaros a bandadas y cantando

ya vienen con el alba. ¡Buenos días,

jilguero, guardián de la hora triste,

felices días nos dé Dios! La rubia

mañana, la que tiembla en cada hoja

con un temblor distinto, ésa no puede

faltarnos hoy, dejarnos hoy. Pisamos

para bien nuestro este camino, dimos

ya con el alba. ¡Buenos días! Todas

las palabras que digas hoy, los gestos

que pongas, la manzana que del árbol

cojan tus manos sin pecar, un día

han de ser recordados. Caminemos.

Nuestros son estos pasos, esas hojas

que crujen, el chirriar de la cigarra.

Tenemos merecido este buen día

de sol. Allí está el monte, allí las flores

salvajes. Vamos. Subiremos juntos.

Caminaremos también juntos. ¡Buenos

días, felices días nos dé Dios!

COMO SI ALGUIEN CONTEMPLARA…

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Evocando a san Juan de la Cruz, compone Rafael Alfaro su propio “Cántico”. Y se apoya en la estrofa 14, que se inicia con el verso “Mi Amado, las montañas...” El poeta conquense, buscando a su Amado, se interna por la espesura del bosque, donde descubre luminosas huellas donde puso el Señor sus manos, sus labios, su pie... Desde el cielo nocturno nos observa la mirada de Alguien, y cruza un mirlo negro, pupila de sus ojos. De noche es el oído quien descubre señales. Todo es parábola de Presencia. Sugerencia: sería interesante que el contemplativo, haciendo balance de las señales que el Señor ha dejado en su vida, se preguntara cómo fue respondiendo a cada visita de Dios, qué espera el amor divino de su entrega de hoy.

MI AMADO, LAS MONTAÑAS

¡Oh, inefable espesura de este bosque

por donde el corazón va descubriendo,

adorando la huella iluminada

que florece en la piel de su hermosura!

Aquí puso su mano, en la mejilla

de la dorada tarde; aquí sus labios,

en el agua que aún habla con su voz;

aquí puso su pie, por este lado

soto florido: ¡oh, tierra enamorada!

Y arriba se adivinan encendidos

los ojos de los astros, como si Alguien

contemplara detrás de este silencio.

Cruza un mirlo: ¿será una esquirla fúlgida

de sus negras pupilas? Canta un dulce

ruiseñor en la sombra: ¿será un eco

de su palabra, a tientas por las ramas?

Se oye el recio trotar de unos caballos:

¿como si un corazón acelerase

sus latidos...? ¡Oh, bosque clamoroso!

¡Oh, lejana presencia!

… Y el temblor

de las hojas... Y el alma de la calma

elevan la pureza de las cosas

a la escondida luz de ese semblante

latente en su sencilla hegemonía.

SABEMOS QUE PASASTE MUY CERCA

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Los presentes versos de la mística Ernestina de Champourcin impresionan hondamente, y se vislumbra en ellos cierta ingenuidad no exenta de sabiduría. Sufrir un tormentón en medio del campo puede llegar a ser, también hoy, una experiencia de inolvidable conmoción. La poeta vitoriana refiere a Dios su miedo y se confía a Él. Pasado ya el suceso, incluso se queja al Señor: “has atravesado el mundo sin mirarme”. Sugerencia: la tormenta atmosférica es símbolo de otros acontecimientos personales que con frecuencia conmocionan nuestra existencia. ¿Por qué no confiar en Dios y abandonarse a su providencia?

VISIÓN

Has cruzado los cielos con tu rayo de oro

y has barrido la tierra cubierta de hojarasca.

¡Vendaval de tu paso implacable y seguro,

polvareda tupida que te esconde y ampara!

Algunos te han sentido; quizá los moribundos

y los niños que miran con nitidez de espada...

Ahora llueve y sabemos que pasaste muy cerca.

La brisa que has alzado se enreda a mi garganta.

Di, ¿por qué nos rozaste sin nombrarnos siquiera?

¿Temiste que la angustia de la pasión humana

te obligase otra vez a ofrendarnos la vida,

a echarnos nuevamente tu luz crucificada?

Los árboles te vieron: un dulce escalofrío

recorre todavía el lomo de sus ramas.

Pero has atravesado el mundo sin mirarme.

Di, ¿por qué me esquivaste cuando yo te esperaba?

cenefaverde
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ÍNDICE de ENLACES: pulsar el título de un Enlace

1. DENTRO DE MÍ

1. En el mismísimo centro de nuestro ser

A SOLAS SOY ALGUIEN, de Gabriel Celaya

EL ASTRÓNOMO, de Kahlil Gibran

UNIVERSO ABREVIADO, de Jesús Mauleón

2. Si al silencio llegaras, dulce Dios

SI AL SILENCIO LLEGARAS, de Concha Zardoya

EL MANANTIAL, de Segundo de Dios

LA FE, de Carlos Salomón

y3. Voz de lejos, más allá de la frontera del corazón

LA MEDITACIÓN, de Moreno Villa

DESDE DÓNDE ME LLAMAN, de Jesús Tomé

ESTÁS EN MÍ, SR., EN MÍ TE ENCUENTRO, de Gómez Pascual

2. VERSOS PARA ORAR EN LA NATURALEZA

1. Hermano sol, hermana luna

LA TIERRA ES TUYA, de Concha Zardoya

GRACIAS, DIOS MÍO POR TU INVITACIÓN, de R. Alfaro

CONTEMPLO CADA COSA Y DIGO: DIOS, de Jesús Tomé

2. Buenos días, felices días nos dé Dios

MAÑANA FELIZ, de Carlos Sahagún

MI AMADO, LAS MONTAÑAS, de Rafael Alfaro

VISIÓN, de Ernestina de Champourcin

3. Sí, pero aquella noche…

QUE ESTÁS EN LOS CIELOS, de Eugenio Florit

EL HUERTO, de Antonio Pereira

ESTE ÚLTIMO AÑO, de Juan Mollá

4. Una mano invisible le alisa la pelambre

CRUZÓ EL PERRO LA CALLE, de Ernestina de Champourcin

ME DA PENA, SEÑOR, de Susana March

CÁNTICO DE LAS CRIATURAS, de san Francisco de Asís

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