El editor recuerda al biblista que combinó pasión, rigor y humanidad más allá de los libros y premios Ignasi Moreta sobre Josep Rius-Camps: "Un erudito libre y honesto hasta el último aliento"
La muerte de Josep Rius-Camps, a los 92 años, deja un vacío que ni los premios ni los libros pueden llenar
Es el ejemplo de un hombre que supo mirar la fe y la ciencia con ojos libres, al margen de los círculos de poder eclesiástico y de los caprichos del mundo cultural
Así lo recuerda Ignasi Moreta, amigo y editor de muchas de sus obras, quien ve en Rius-Camps un erudito singular, libre y honesto hasta el último aliento
Así lo recuerda Ignasi Moreta, amigo y editor de muchas de sus obras, quien ve en Rius-Camps un erudito singular, libre y honesto hasta el último aliento
| Xavier Pete
(Agencia Flama).- La muerte de Josep Rius-Camps, a los 92 años, deja un vacío que ni los premios ni los libros pueden llenar. Pero el verdadero legado no se mide en bibliotecas ni en traducciones: es el ejemplo de un hombre que supo mirar la fe y la ciencia con ojos libres, al margen de los círculos de poder eclesiástico y de los caprichos del mundo cultural.
Así lo recuerda Ignasi Moreta, amigo y editor de muchas de sus obras, quien ve en Rius-Camps un erudito singular, libre y honesto hasta el último aliento.
Moreta destaca que, a lo largo de su trayectoria, Rius-Camps había hablado sobre todo “a través de la palabra académica”, desplegando con rigor su erudición patrística y bíblica. Pero también tenía una faceta pastoral, cercana y cálida, visible en las homilías y en los textos destinados a tocar directamente los corazones. Hasta 2014, cuando apareció Conversaciones con Josep Rius-Camps, no se había permitido hablar desde el yo, explicar cómo su mente se acercaba a las preguntas que más lo fascinaban. “Veías cómo reflexionaba con libertad, inquieto en cuestiones metafísicas sin ser un filósofo profesional; incluso eso tiene su gracia en el libro”, recuerda Moreta.
Un hombre fuera de todo cenáculo
Rius-Camps encontró refugio en la ermita de Sant Pere de Reixac, en Montcada i Reixac, un balcón sobre la llanura vallesana y las sierras lejanas hasta Montserrat. Aislado físicamente, nunca dejó de reunir a su alrededor personas seducidas por su pasión por la Biblia y los Padres de la Iglesia. Heterodoxo y crítico, innovador e independiente, su honestidad intelectual lo hacía caminar en solitario dentro del mundo académico. Su defensa del Códice Beza, por encima del Códice Vaticano, ejemplifica esta libertad: “Una posición minoritaria, pero sustentada en la excelencia filológica y teológica”, como reconoce Moreta.
"Su defensa del Códice Beza, por encima del Códice Vaticano, ejemplifica esta libertad"
Moreta lo compara con figuras como Lluís Duch, Raimon Panikkar o Miquel Batllori, “intelectuales que cultivaban la dimensión espiritual con rigor y seriedad, modelo que hoy se desvanece y que daba respeto y credibilidad a la fe ante el mundo cultural y laico”, subraya el editor.
La despedida de un amigo
La relación de Moreta con Josep Rius-Camps a menudo se construía en la discreción, entre conversaciones sobre libros, textos antiguos y pasiones compartidas por la investigación. En los últimos años, los encuentros fueron menos frecuentes, pero siempre llenos de respeto y afecto, como señala.
Josep Rius-Camps deja un legado que va más allá de los códices, las traducciones y los estudios patrísticos. Su trayectoria combina investigación académica y estudios bíblicos con reflexión espiritual, manteniendo siempre independencia intelectual. Sus trabajos han influido en el estudio de los textos patrísticos y de la Biblia, y continúan siendo referencia en ámbitos académicos y pastorales.
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