"Por dignidad y justicia y por el bien de la Iglesia, no podemos callar" Infovatifake

"Es curioso que el redactor del artículo de Infovaticana no haya dado ni una sola razón teológica que justifique la posición que dice defender. Ni se centra en la cuestión en liza ni dialoga en absoluto. Únicamente exige mi despido y mi silencio"
"Infovaticana parece ansiar una Iglesia en la que los laicos estemos excluidos del quehacer teológico y no tengamos ni voz ni voto. En la que sólo podamos repetir lo que se nos dice sin libertad para preguntarnos por su adecuación al Evangelio. Señalan, insultan y calumnian a quienes sólo deseamos una vivencia de la fe a la altura de nuestro tiempo"
"Ese gesto airado y policial es un síntoma elocuente del ambiente reinante en ciertos sectores de la Iglesia española en los últimos decenios. Un ambiente que, con el apoyo de algunos dirigentes, ha provocado la ausencia clamorosa de un clima propicio para el diálogo, la discrepancia, la crítica y la innovación teológica"
"Infovaticana dinamita la comunión en la Iglesia, porque, al mentir y manipular, divide, encona y enfrenta y así, hace imposible que se pueda dialogar, discrepar y criticar con confianza, educación, libertad y altura. Y esto es un daño difícilmente reparable al espíritu conciliar y sinodal"
"El verdadero problema de páginas como esta es la tergiversación de la verdad, la polarización eclesial y la intimidación. Mentira, contaminación y miedo. Con eso juegan. Y ante eso, sencillamente, por dignidad y justicia y por el bien de la Iglesia, no podemos callar"
"Ese gesto airado y policial es un síntoma elocuente del ambiente reinante en ciertos sectores de la Iglesia española en los últimos decenios. Un ambiente que, con el apoyo de algunos dirigentes, ha provocado la ausencia clamorosa de un clima propicio para el diálogo, la discrepancia, la crítica y la innovación teológica"
"Infovaticana dinamita la comunión en la Iglesia, porque, al mentir y manipular, divide, encona y enfrenta y así, hace imposible que se pueda dialogar, discrepar y criticar con confianza, educación, libertad y altura. Y esto es un daño difícilmente reparable al espíritu conciliar y sinodal"
"El verdadero problema de páginas como esta es la tergiversación de la verdad, la polarización eclesial y la intimidación. Mentira, contaminación y miedo. Con eso juegan. Y ante eso, sencillamente, por dignidad y justicia y por el bien de la Iglesia, no podemos callar"
"El verdadero problema de páginas como esta es la tergiversación de la verdad, la polarización eclesial y la intimidación. Mentira, contaminación y miedo. Con eso juegan. Y ante eso, sencillamente, por dignidad y justicia y por el bien de la Iglesia, no podemos callar"
| Pedro Castelao. Universidad Pontificia Comillas
El 28 de mayo de 2023, Paolo Ruffini, prefecto del Dicasterio para la comunicación, firmó un documento titulado Hacia una plena presencia. Reflexión pastoral sobre la interacción en las redes sociales. Con la imagen del buen samaritano como guía se ofrecen en él acertadas pautas de conducción en las autopistas digitales.
En el número 50 dice: «en las redes sociales se pueden encontrar numerosos perfiles o cuentas que proclaman contenidos religiosos pero que no participan en las dinámicas relacionales de manera auténtica. Las interacciones hostiles y las palabras violentas y degradantes, especialmente en un contexto en el que se comparten contenidos cristianos, gritan desde la pantalla y están en contradicción con el Evangelio».
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En la mayoría de esos perfiles se oculta la verdadera identidad de su autor. Y desde el anonimato se señala, se insulta y se calumnia impunemente buscando hacer, en el nombre de la fe, el mayor daño posible.
Hay páginas web que dan voz a muchos de estos usuarios anónimos. Infovaticana —que lleva tiempo ofreciendo como información auténticos infundios— es una de ellas.
Lo sabe bien el cardenal Víctor Manuel Fernández —prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe— que ha sufrido en carne propia sus ataques y no lo oculta.

Lo mismo que el cardenal de Madrid, José Cobo, a quien han llegado a llamar «colaborador de los enemigos de Cristo».

Al papa Francisco lo trataron siempre con especial inquina e igual desprecio. De hecho, la oposición a su reforma fue desde el inicio visceral y a lo largo de sus años de pontificado no pararon de descalificarlo en lo personal, en lo eclesial y en lo teológico de todos los modos que les fue posible.

Ni siquiera se libró el entonces cardenal Robert Prevost —hoy León XIV— de las mentiras de Infovaticana.
Fue esa página la que publicó, una semana antes de comenzar el último cónclave, el llamado «Informe Prevost», en el que, supuestamente, se desvelarían los casos de encubrimiento de abusos sexuales que el entonces prefecto del Dicasterio para los obispos habría perpetrado tanto en USA como en Perú.

No parece, pues, una página que sea muy amiga del magisterio actual de la Iglesia ni que apueste por el rigor, la información contrastada o la objetividad.
Por otra parte, ante casos de difamación tan flagrante de líderes eclesiales indudablemente ilustres como los señalados, de más está decir que poco importa lo que puedan decir de uno.
Sin embargo, dado el volumen de mensajes violentos y denigrantes que estoy recibiendo, incluso en invasivos mensajes directos, me veo obligado a desenmascarar a quien, diciendo que informa, manipula y miente.
En mi cuenta personal de X —@PedroCastelao3— he publicado recientemente un post que dice así: «Harían bien los teólogos que ven conveniente rezar a Dios para que haga llover explicarnos por qué está ardiendo el noroeste de la península y por qué Dios no apaga inmediatamente los incendios si para Él tan fácil sería hacerlo. La mala teología hace absurda y ridícula la fe».
Harían bien los teólogos que ven conveniente rezar a Dios para que haga llover explicarnos por qué está ardiendo el noroeste de la península y por qué Dios no apaga inmediatamente los incendios si para Él tan fácil sería hacerlo. La mala teología hace absurda y ridícula la fe.
— Pedro Castelao (@PedroCastelao3) August 17, 2025
Infovaticana dice —pues nadie firma con su nombre la noticia— que me «he permitido el lujo de burlarme públicamente de la oración cristiana». Dicen que ridiculicé «a quienes rezan a Dios para pedir lluvia o el fin de los incendios». Añaden que me río «de la plegaria cristiana», que no tengo fe, que soy ateo, que sólo trabajo por dinero, que no debo seguir enseñando y que me deben echar de mi trabajo «porque no se puede tolerar que un profesor de teología ridiculice la oración cristiana y siga formando a futuros sacerdotes o teólogos».
Todo es completamente falso.

Es evidente que en el post señalado me dirijo a los teólogos. Tengo todo el derecho, pues me dedico a la teología. Y me dirijo a un grupo particular de ellos: el de quienes sostienen una opinión teológica distinta a la mía respecto del modo de actuación de Dios en el mundo.
¿Por qué no debería hacerlo? ¿Acaso no puedo conversar civilizadamente con quienes piensan de modo diferente a mí?
¿Dónde está la burla? ¿Dónde la ridiculización?
Simplemente pido explicaciones teológicas ante unos hechos que, a mi juicio, quitan la razón a la concepción teórica que ellos defienden.
Pues hay teólogos que defienden que Dios puede actuar y actúa de forma directa e inmediata, si así le place, para luchar contra el mal en el mundo. Ante el mal actual que suponen los incendios, les pregunto por las razones que justifican la aparente inacción divina, pues el monte sigue ardiendo y la lluvia no llega.
Mi postura teológica al respecto es bien diferente a la de ellos y quien esté interesada en conocerla puede ver una pequeña síntesis aquí

Puedo estar equivocado, pero tengo derecho a expresar mi opinión y a invitar al diálogo a quien opina de un modo distinto.
La última frase del post es igualmente sencilla de entender. La fe no es absurda ni ridícula. Es digna y juiciosa. Contra lo que yo me posiciono es contra una explicación teológica que, en mi opinión, le hace un flaco favor a la fe que quiere defender. Por eso hablo de una mala teología que no me satisface, porque creo que la fe cristiana merece una buena teología que dé razón de su contenido en tiempo y forma.
Ni insulto, ni me burlo, ni me río.
Ni de nada ni de nadie.
De hecho, quiero enfatizar que, al contrario de lo que dice Infovaticana, jamás me he mofado de «quienes rezan a Dios para pedir lluvia o el fin de los incendios». Jamás me he reído «de la plegaria cristiana». Al revés, siempre he distinguido entre la fe sincera de los orantes y la autenticidad religiosa de esas oraciones y la pura objetividad de sus discutibles formulaciones.
Acusarme, pues, de ridiculizar la oración cristiana es mentir. Presentar mi post, como lo hace Infovaticana, como un ataque de un ateo a la fe es tergiversar y manipular
Acusarme, pues, de ridiculizar la oración cristiana es mentir. Presentar mi post, como lo hace Infovaticana, como un ataque de un ateo a la fe es tergiversar y manipular. Su supuesta información es simple y llanamente una calumnia.
Una calumnia de Infovatifake.
A esto se añaden otras tres cosas especialmente importantes y de alcance más general: 1) la fe de los sencillos; 3) el quehacer de la teología; 3) la comunión eclesial.
La fe del pueblo de Dios es milenariamente sabia, fuerte como la roca y espontánea como la alegría de un niño. Pero no es inmune a deformaciones. Como el amor de muchas abuelas que, junto con ejemplos admirables de entrega y trabajo, también vehicularon, sin querer, no pocas dosis de machismos ambientales que sus nietas, con amor y con razón, terminaron por rechazar.
Lo mismo sucede con la sencilla transmisión de la fe. Con la más genuina y bienintencionada voluntad de asegurar la importante vivencia del seguimiento de Jesús se pueden perpetuar formas de piedad y oración que, en su pura objetividad —es decir, más allá de las siempre respetables intenciones de los creyentes— transparentan imágenes de Dios no siempre congruentes con lo esencial del Evangelio.
Reconocer esta obviedad no supone ni un desprecio ni una burla de la tradición ni de la oración, sino la única manera posible de amarla y aceptarla. Como a nuestras abuelas: con máximo respeto y amor incondicional, pero también con capacidad crítica.
El descrédito secular y progresivo que sufre el cristianismo en nuestro país no es ajeno —entre otros muchos factores— a actitudes inquisitoriales, como las de Infovaticana
Y es aquí donde entra el insustituible papel de la teología en la Iglesia y en la sociedad, especialmente en España. El descrédito secular y progresivo que sufre el cristianismo en nuestro país no es ajeno —entre otros muchos factores— a actitudes inquisitoriales, como las de Infovaticana, que persiguen la libertad y el pensamiento crítico. Al identificar la fe con un conjunto de proposiciones ahistóricas que hay que repetir sin digerir, todo intento de buscar intelección en aquello que se cree es exorcizado como obra de Satanás que sólo pretende adulterar el Evangelio de Jesucristo.
Lo contrario es lo correcto: la adulteración antievangélica se produce cuando —contraviniendo el magisterio de Juan Pablo II en Fides et Ratio— se rompen los puentes entre la razón y la fe haciendo de esta algo absurdo.
Formas de oración en las que, sin querer, se presupone que Dios actúa en el mundo como lo haría un bombero celestial que, si quisiese, podría enviar lluvias inmediatas para sofocar los incendios, pero que, por alguna razón, no lo hace, no parecen dejar a Dios en buen lugar, pues los miles de hectáreas arrasadas y las vidas perdidas evidencian una inquietante pasividad negligente.
Es curioso que el redactor del artículo de Infovaticana no haya dado ni una sola razón teológica que justifique la posición que dice defender... Únicamente exige mi despido y mi silencio
Es curioso que el redactor del artículo de Infovaticana no haya dado ni una sola razón teológica que justifique la posición que dice defender. Ni se centra en la cuestión en liza ni dialoga en absoluto. Únicamente exige mi despido y mi silencio.
Es claro que ese gesto airado y policial es un síntoma elocuente del ambiente reinante en ciertos sectores de la Iglesia española en los últimos decenios. Un ambiente que, con el apoyo de algunos dirigentes, ha provocado la ausencia clamorosa de un clima propicio para el diálogo, la discrepancia, la crítica y la innovación teológica. Con despidos y silencios no se crea pensamiento. Sin oxígeno no se puede respirar. Y no es casual que sea Pneuma la palabra griega en la que Iglesia reconoce y adora la presencia vivificante de Dios.
Infovaticana dinamita la comunión en la Iglesia, porque, al mentir y manipular, divide, encona y enfrenta y así, hace imposible que se pueda dialogar, discrepar y criticar con confianza, educación, libertad y altura. Y esto es un daño difícilmente reparable al espíritu conciliar y sinodal. Porque la comunión eclesial huye de las trincheras y los linchamientos y apuesta por el equilibrio entre las polaridades evitando en todo momento caer en la polarización.
Sin una teología crítica que piense con audacia, responsabilidad y seriedad las implicaciones de la praxis pastoral podemos encontrarnos con espacios eclesiales en los que germinen movimientos —como las Hermanas del Amor Misericordioso (HAM) recientemente intervenidas y tan apoyadas por Infovaticana— que confunden la fidelidad a la Iglesia con la ausencia de libertad y la obediencia al Evangelio con la sumisión acrítica a sus dirigentes. Espacios abonados a todo tipo de abusos relacionados con la conciencia, el sexo y el poder.

Infovaticana parece ansiar una Iglesia en la que los laicos estemos excluidos del quehacer teológico y no tengamos ni voz ni voto. En la que sólo podamos repetir lo que se nos dice sin libertad para preguntarnos por su adecuación al Evangelio. Señalan, insultan y calumnian a quienes sólo deseamos una vivencia de la fe a la altura de nuestro tiempo, es decir, integrada en nuestro ser como dimensión trascendente de los acontecimientos de la vida y confrontada siempre con el desafío nunca complaciente del Reino de Dios.
El verdadero problema de páginas como esta es la tergiversación de la verdad, la polarización eclesial y la intimidación. Mentira, contaminación y miedo. Con eso juegan. Y ante eso, sencillamente, por dignidad y justicia y por el bien de la Iglesia, no podemos callar.
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Por cierto, usuarios poco amables de X me han dicho ad nauseam que soy un ateo que ni creo ni rezo. Hace algún tiempo publiqué una reflexión sobre la oración que, dadas las circunstancias, vuelve a tener actualidad y se puede leer aquí.
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