"Corre el riesgo de convertirse en lugar de transmisión utilitaria de conocimientos" La Universidad en los tiempos de la pandemia

Universidad de Friburgo
Universidad de Friburgo

"Un lugar para la 'búsqueda de la verdad' en la productividad conjunta de 'magistrorum y studiorum'"

"Para eso está la 'Universitas': para la complementación y corrección mutua de las ciencias, para el avance ético de sus miembros y para ser el germen de una sociedad mejor"

"Esto es especialmente peligroso para una facultad como la de teología, donde el estudio de la teología cristiana y de otras religiones debe conformar también la forma de vida y la experiencia existencial"

En sus conferencias de 1852 en Dublín, con motivo de la fundación de una universidad católica, John Henry Newman expuso su concepto de una universitad humanista (español : "La idea de una universidad", 2016). Estas conferencias no deben temer la comparación con los escritos de Friedrich Schleiermacher ("Gelegentliche Gedanken über Universitäten im deutschen Sinn", 1808) o Wilhelm von Humboldt ("Über die Innere und Äußere Organisation der Wissenschaftlichen Anstalten in Berlin", 1810).

En el siglo XIX, estas tres lumbreras del espíritu europeo se preocuparon por una universidad que no se caracterizara tanto por la formación utilitaria y profesional o por la impartición de "conocimientos" (learning), sino que se entendiera más bien como un lugar para la "búsqueda de la verdad" en la productividad conjunta de "magistrorum y studiorum", así como para la iniciación de procesos vitales en el sentido de un desarrollo holístico de sus miembros en beneficio de la sociedad.

Ciertamente, el elemento utilitarista, reforzado ahora por la reforma de Bolonia, también ha estado arraigado en las universidades europeas desde el principio: ya en el siglo XIII eran instituciones académicas donde se formaban letrados y clérigos, filólogos y médicos. Pero con el "Studium generale" humanista, esto estaba integrado en una cultura universitaria en la que era natural tratar las "preguntas" (quaestiones) de todo tipo de forma interdisciplinar y celebrar disputas más allá de los límites de las facultades.

Newman
Newman

Cada uno se interesaba por las cuestiones y los métodos de los demás, porque sabía que todo tenía que ver, en última instancia, con "el hombre y el mundo". Precisamente para eso está la "Universitas": para la complementación y corrección mutua de las ciencias, para el avance ético de sus miembros y para ser el germen de una sociedad mejor. Sin embargo, en ningún momento faltan los que Newman tilda de "fanáticos y charlatanes" (bigots and quacks), que están tan convencidos de sí mismos y de su disciplina que desprecian todo lo que no esté directamente relacionado con su especialidad. Incluso las facultades de teología no son inmunes a esto.

¿Y qué hubiera sido de las universidades clásicas sin la convivencia entre profesores y alumnos, una convivencia que no pocas veces desdibujaba las fronteras jerárquicas, porque muchas preguntas de los "alumnos" daban que pensar a los "profesores", y así surgía una búsqueda común y productiva de la verdad? Esta convivencia permitía también distinguir si los "magistri" eran sólo "maestros de lectura y enseñanza" o también "maestros de vida", como instaba el Maestro Eckhart, es decir, modelos creíbles por los que uno podía orientarse en la vida.

En los tiempos de la pandemia, la universidad corre el riesgo de convertirse, aún más que de costumbre a la sombra de la reforma de Bolonia, en un lugar de transmisión seca y utilitaria de conocimientos; además, con la enseñanza a distancia, sin contactos vivos entre investigadores, profesores y estudiantes que puedan conducir a una "productividad común".

Univesidad de Friburgo

Esto es especialmente peligroso para una facultad como la de teología, donde el estudio de la teología cristiana y de otras religiones debe conformar también la forma de vida y la experiencia existencial. Así, los tiempos de la pandemia nos llevan a una situación de la que hemos de sacar lo mejor, pero con la conciencia de que no debemos acostumbrarnos a una universidad sin intercambios vivos cara a cara. Si la experiencia actual conduce a un mayor desarrollo de la enseñanza a distancia o de formas híbridas (también queremos examinar esas posibilidades en nuestra facultad), no debemos olvidar en todo esto la "idea de la universidad".

Cuando pasen estos tiempos difíciles para todos nosotros (¡pero especialmente para los estudiantes!), espero que digamos con el amado del Cantar de los Cantares, ese bestseller bíblico y fuente de metáforas místicas:

"Mira, el invierno ya ha pasado,

las lluvias cesaron, se han ido.

Brotan las flores en el campo,

llega la estación de la poda,

el arrullo de la tórtola

se oye en nuestra tierra". (Ct 2,11-12)

Entonces celebraremos el reencuentro en carne y hueso en un festival de la facultad o del campus y volveremos a reflexionar sobre lo que significa ser una universidad.

Mariano Delgado
Mariano Delgado

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