Manos Unidas en el Día Internacional de los Migrantes 2025
Desplazados internos, la cara invisible y más numerosa de la migración mundial
Manos Unidas en el Día Internacional de los Migrantes 2025
(Manos Unidas).- Las migraciones aumentan cada año en todo el mundo. En 2024, la cifra de personas que residían fuera de su país de origen alcanzó los 304 millones, duplicando al número de migrantes en 1990.
En 2025, uno de cada 27 habitantes del planeta es migrante internacional, lo que representa el 3,7 % de la población mundial. De estas personas, un 48 % son mujeres que suelen enfrentar mayores riesgos y formas de violencia específicas: violencia sexual y física, redes de trata de personas, trabajo precario…
Pero existe una realidad mucho menos visible, y más numerosa; la de quienes se ven obligados a huir dentro de su propio país: son los desplazados internos.
Según Naciones Unidas, a lo largo de 2024, los conflictos, la violencia y los desastres naturales provocaron cifras récord de desplazamientos internos. El número de personas que había tenido que dejar toda una vida atrás dentro de sus propios países superaba los 83 millones al finalizar el año.
Diez países tenían más de 3 millones de desplazados internos por conflictos y violencia. Tan solo la República Democrática del Congo, Palestina y Sudán superaban los 12,3 millones de personas que tuvieron que desplazarse internamente como consecuencia de la guerra.
También los desastres climáticos tuvieron un impacto sin precedentes: 45,8 millones de desplazamientos internos en un solo año, más del doble de lo habitual en la última década. Cerca de 9,8 millones de personas seguían viviendo en situación de desplazamiento a finales de año por causas climáticas.
A ello se suma la tragedia humana de las rutas migratorias: desde 2014, casi 70.000 personas han muerto o desaparecido intentando buscar seguridad fuera de su país.
Ante este panorama, Manos Unidas continúa trabajando sobre el terreno para aliviar el sufrimiento de quienes se ven obligados a huir, ya sea cruzando fronteras o dentro de su propio territorio. Como explica Isabel Vogel, responsable del Área de proyectos de Manos Unidas:
Lo hacemos trabajando directamente en los países de origen, junto a socios locales que conocen la realidad del terreno. En situaciones de emergencia, impulsamos proyectos que garantizan necesidades básicas como alimentación, agua potable, atención sanitaria y refugio, prestando especial atención a la protección de niños, niñas y mujeres, que son quienes sufren mayor vulnerabilidad
Más allá de la ayuda inmediata, Manos Unidas apuesta por soluciones duraderas. Promueve la educación, la formación profesional y el acceso a medios de vida para que las personas desplazadas recuperen su autonomía y puedan integrarse en las comunidades de acogida.
«Además, abordamos las causas profundas del desplazamiento —la pobreza, los conflictos y el impacto del cambio climático— para que nadie se vea obligado a abandonar su hogar», añade Vogel.
Así, en los últimos tres años en la ONG de la Iglesia católica para el desarrollo ha aprobado 71 proyectos, por importe superior a los 4,7 millones de euros, destinados a mejorar las condiciones de vida de más de 145.000 personas desplazadas y migrantes.
Dos de las últimas iniciativas de apoyo a personas desplazadas que ha aprobado Manos Unidas se localizan en Burkina Faso y Sudán del Sur, países, ambos, sumidos en una espiral de violencia que empuja a comunidades enteras a desplazarse en busca de seguridad.
En el norte de Burkina Faso, especialmente en la región de Kaya, la violencia armada ha vaciado pueblos enteros. Miles de familias huyeron sin apenas tiempo para recoger pertenencias, dejando atrás trabajo, tierras y, en muchos casos, seres queridos.
El 80 % de las personas desplazadas son mujeres y niños, quienes soportan las peores consecuencias: hambre, falta de agua segura, malnutrición y graves secuelas emocionales.
Manos Unidas, junto a su socio local OCADES-Cáritas Burkina (Diócesis de Kaya), responde a esta crisis con el Proyecto TEELMA, destinado a apoyar a 20.000 familias —más de 54.000 personas— en seis localidades afectadas por la violencia yihadista.
El programa combina ayuda inmediata con acciones que reconstruyen esperanza como son la entrega de alimentos, apoyo nutricional, refugios temporales, agua potable y mejoras de higiene.
Además, se facilita formación para que mujeres y jóvenes puedan iniciar actividades que proporcionen medios de vida sostenibles, sin olvidar el acompañamiento psicosocial para atender el trauma del desplazamiento y la puesta en marcha de iniciativas para fortalecer la convivencia y la paz.
El proyecto, con una inversión de 971.745 euros, se desarrollará entre noviembre de 2025 y julio de 2026.
Por su parte, en Sudán del Sur, el país más joven del mundo, que desde su nacimiento no conoce la paz, trabajamos para dotar de oportunidades a los grupos de población más vulnerables, azotados por la violencia crónica que asola el país.
El proyecto se localiza en Gumbo, un barrio periférico de Yuba, la capital de Sudán del Sur. Allí, miles de familias desplazadas luchan por sobrevivir a la violencia crónica del país. Las niñas y adolescentes se encuentran entre los grupos más afectados. Ellas, principalmente, se enfrentan a riesgos constantes como el abandono escolar, el matrimonio precoz, el trabajo infantil y la violencia de género.
Para hacer frente a esta situación, Manos Unidas apoya un proyecto integral liderado por las Hermanas Salesianas de Don Bosco, con más de tres décadas de presencia en la zona. El foco principal es el Programa de Aprendizaje Acelerado (ALP), que permitirá a 106 jóvenes de entre 13 y 18 años retomar la educación primaria de forma condensada y obtener un certificado oficial.
La intervención incluye actividades como la formación práctica en agricultura para generar ingresos; comidas diarias que aseguran una nutrición adecuada y mejoran la asistencia escolar; talleres de autoestima, liderazgo, igualdad y prevención de violencia y capacitación del profesorado para crear espacios seguros e inclusivos
En total, el proyecto beneficiará a 999 personas, entre estudiantes, docentes y el alumnado más amplio del centro, que participará en actividades de sensibilización sobre violencia de género.
En un mundo donde tanto la migración internacional como el desplazamiento interno siguen creciendo, los proyectos de Manos Unidas demuestran que la solidaridad es una herramienta esencial para proteger a quienes lo han perdido todo.
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