El Papa Francisco llega al final de su visita a Chipre y Grecia, siguiendo los pasos de Pablo y Bernabé, regresando a los orígenes, a las “fuentes de la fraternidad”.
Su visita a Lesbos nos ha llenado de esperanza y alegría. Es muy significativo que la Iglesia católica muestre su gran interés por los refugiados, la población más vulnerable y perseguida del mundo.
Dios también a nosotros nos llama a no resignarnos a vivir en un mundo dividido, sino a caminar en la historia atraídos por el sueño de Dios, que es una humanidad sin muros de separación, liberada de la enemistad, sin más forasteros sino sólo conciudadanos.
La Comunidad europea, desgarrada por egoísmos nacionalistas, más que ser un tren de solidaridad, algunas veces se muestra bloqueada y sin coordinación.
Dios ha preparado para nosotros, la tierra donde, si te preguntan: “¿Quién eres?”, puedes responder a cara descubierta: “Mira, soy tu hermano, ¿no me conoces?”
El JRS Grecia hizo un regalo al Papa Francisco, un trabajo artístico por los niños refugiados del Centro Padre Arrupe. Cada dibujo refleja el amor, la belleza y la verdad, además del gran potencial que llevan dentro.
No dejemos que el mare nostrum se convierta en un desolador mare mortuum
Jesús afirma solemnemente que está allí, en el forastero, en el refugiado, en el que está desnudo y hambriento; y el programa cristiano es estar donde está Jesús.