Mejoraron los cultivos, criaron animales y aves de corral para ser sacrificados, especialmente pollos, cerdos, bueyes y ovejas. La población humana creció rápidamente
Hoy sabemos que la Tierra es limitada y finita, y no soporta un proyecto de crecimiento ilimitado. Pero aquella creencia todavía es la dominante
En las últimas décadas, especialmente tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), la agresión sistemática ha adquirido dimensiones de auténtica destrucción de los ecosistemas y de la biodiversidad
El cambio del régimen climático y el calentamiento incontenible resecan los suelos y calientan también las piedras hasta tal punto que los palitos y las hojas secas prenden fuego que se propaga, generando grandes incendios, vividos ya en toda Europa, en Australia, en la Amazonia y en otros lugares