"Recordamos hoy la vida de un testigo, de un hombre cabal y coherente, que asumió en obediencia su vocación de ser Pastor de un pueblo en marcha, en medio de circunstancias complicadas, convulsas, siempre desafiantes para la fe"
"Aprendió a ser Pastor con su pueblo, agradecido siempre a sus más inmediatos colaboradores, a base de escuchar y dejarse modular por la realidad. Como las cebras, blancas y negras, como todos y cada uno de nosotros, Don Juan María tuvo en su vida, seguramente, sus luces y también sus sombras. Dios sabe"
"Hay todavía mucha paz y reconciliación que construir, mucha polarización que vencer, muchos puentes que tender, mucha fraternidad que construir, mucha comunión hacia la que caminar, también en nuestra propia Iglesia diocesana"