En la designación de Pioppo se ha impuesto, claramente, la posición de la Secretaría de Estado y de los curiales 'perdedores' del último cónclave, que buscan que la figura del Nuncio vuelva a ser la interlocución principal, después de un pontificado donde las conferencias episcopales cobraron peso. También, que Pioppo vueva a ser el único órgano decisor a la hora de designar obispos, un aspecto clave para Francisco, y que no se pudo culminar definitivamente
La verdadera relevancia de este nombramiento estará en función de qué pasos decide dar el Papa (no Roma, el Papa) en el futuro. En esta tesitura, se antoja fundamental el nombre (y estilo) del sucesor del cardenal Omella, para la necesaria 'pinza' sinodal junto al cardenal de Madrid, José Cobo, para continuar el proceso emprendido por voluntad de Francisco
Llega Piero Pioppo a una España polarizada, en lo político, lo social, y también en lo religioso. En sus manos está querer ser un nuncio de todos y para todos, o volver a encerrarse en el búnker de Pío XII