17 jul 2025

María José Arana: "No es fácil trabajar en una Iglesia indiferente y hostil hacia las mujeres"

“A veces tuve que esforzarme por mantener el buen ánimo, porque no es fácil trabajar en una Iglesia que, para mí, es indiferente y hostil hacia las mujeres. Mirando atrás, me alegro de cómo ha resultado mi vida. Mujeres de todo el mundo sufren el dolor de no poder vivir su vocación plenamente. Con nuestro libro [Mujeres sacerdotes, ¿cuándo?] queremos animar a otras mujeres a no rendirse"

“Cuando tenía 13 o 14 años, quería ser sacerdote. Me molestaba que esta labor en la Iglesia no fuera posible para mí por ser niña. En aquel entonces, no creía que sería mejor ser niño. Pensaba más bien: La Iglesia debería cambiar sus leyes y permitirme ordenarme algún día. Esta injusticia me dolió porque quería seguir el llamado de Dios, que sentía con tanta fuerza. Dios era lo más importante en mi vida”

16 abr 2025

Cristina Moreira, sacerdotisa: "Algo me dice que falta poco, que se está acelerando el proceso. Si es de Dios, será”

Muy pronto, la pequeña Cristina comenzó a darse cuenta de que, en su tradición católico-romana, sólo había una forma de hacer realidad su sueño: hacerse cura. Pero eso era impensable

“Y sí, pasión, en todos sus significados -también la que conduce al calvario-, con lo que conlleva de amor total e incondicional; pasión por el Sentido sin el cual mi vida no tendría sentido; pasión al precio que sea y pasión para compartir, sin límites ni frenos, hasta donde Dios y la vida me dejen vivirla”

Como temía, al contar su sueño, “me mandaron callar para siempre, me llovieron críticas, insultos, y hasta arrestos, y mucha incomprensión”

“Mi esposo, Victorino, fue el primer cura que se atrevió a escuchar mi relato de vocación sin miedo y con apertura, con cariño y reciprocidad, dando por válido mi testimonio, sin juzgarme ni prohibirme nada"