“En un tiempo en el cual incluso la educación está volviéndose un negocio, y grandes fondos financieros sin rostro invierten en las escuelas y en las universidades como si fuese la bolsa de valores, las instituciones de la Iglesia deben demostrar que tienen una naturaleza diferente y que se mueven de acuerdo a otra lógica"
Francisco recalcó cómo “en un tiempo de gran fragmentación, debemos tener la audacia de ir contracorriente, globalizando la esperanza, la unidad y la concordia, en vez de la indiferencia, de las polarizaciones y de los conflictos”, que “desagraciadamente” continúan “en medio de un escenario de guerra, la tercera guerra mundial a pedazos”
“No es suficiente conceder títulos académicos, es necesario despertar y custodiar en cada persona el deseo de ser. No basta diseñar carreras competitivas, se debe promover el descubrimiento de vocaciones fecundas, inspirar caminos de vida autentica e integrar la aportación de cada uno dentro de las dinámicas creativas de la comunidad”
“No rodeen jamás la universidad con los muros del miedo. No permitan que una universidad católica se limite a replicar los muros típicos de la sociedad en la que vivimos: aquellos de la desigualdad, de la deshumanización, de la intolerancia y de la indiferencia, de tantos modelos que miran a reforzar el individualismo y no invierten en la fraternidad”
"Ayúdennos a construir alianzas intergeneracionales e interculturales en favor del cuidado de la casa común, de una visión de ecología integral que de una efectiva respuesta al grito de la tierra y al grito de los pobres”