Como una cueva llena de silencios

Agazapada como el lobo que acecha el rebaño, la niebla fue hurgando por el valle hasta coronar el monte y cubrirlo como la piel de un animal inmenso y manso, como una peluca que pendía del cielo cuyas. El valle quedó reducido a un momento doliente, tenebroso y callado, a una cueva llena de silencios preñados que contrasta con un mundo lleno de palabras vacías. Las gentes, viviendo en hermoso abandono, se comunican sin hablar. Entonces pensé como el poeta, resulta más difícil amar a Dios que creer en él.
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