Una iniciativa descabellada amenaza la salud mental de los creyentes en la arquidiócesis de Guadalajara Jalisco (México) Católicos, ¿en serio?

Rorschach
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"La 'psicología católica' que promueve es un revuelto de retazos de mal aprendida catequesis preconciliar sin articulación ni espiritualidad"

"El argumento central es que la etimología de la palabra psicología permite afirmar que cualquier persona que entienda algo sobre el alma es un psicólogo"

"A las personas se les dice que la sanación es comprobada porque la hace directamente Jesucristo a través de las acciones que realizan"

"Frases extraídas de sus conferencias: 'ninguna enfermedad mental tiene justificación científica', 'la psicología no sana porque es demoniaca'"

"Curiosamente en la página de la arquidiócesis sobre el presbítero no se menciona la iniciativa, ni la oferta terapéutica, sino un trabajo parroquial"

En la arquidiócesis de Guadalajara Jalisco se ha gestado lo que viene siendo una terrible amenaza para la salud mental y emocional de muchos creyentes a los que básicamente se les está invitando a abandonar sus procesos terapéuticos o nunca acudir a ellos, debido a lo que puede ser catalogado como una desordenada mezcla de información falsa, prejuicios y clichés supersticiosos disfrazados de verdades de fe. Una iniciativa que bajo distintos nombres y actividades mezcla la recaudación de fondos con supuestos propósitos sociales, la enseñanza apologética y una muy ocurrente corriente de 'psicología católica' que básicamente niega todo el conocimiento de la psiquiatría como ciencia de la salud, y de la psicología como una de las ciencias humanas.

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El que parece ser el argumento central - en semejante miscelánea de frases inconexas es difícil establecer un sistema - es que la etimología de la palabra psicología permite afirmar que cualquier persona que entienda algo sobre el alma es un psicólogo. Apoyado esto en la idea de que no existe la enfermedad mental porque la mente no es un órgano, y que toda dificultad que una persona puede padecer en su mente es fruto de los pecados capitales. "El demonio actúa por medio de los psicólogos" repite el presbítero que aparece como única cara visible de toda la organización. Y en talleres, conferencias, videos, programas de radio, se invita a las personas a nunca asistir a terapia, jamás aceptar medicamentos psiquiátricos, y reconocer que las misas de sanación son la respuesta.

En la propuesta de la iniciativa a las personas se les dice que en lugar de acudir a los profesionales pueden ir a terapia con el presbítero, pero luego de haberse inscrito a un ciclo de conferencias o talleres masivos que, aunque son eventos públicos y multitudinarios, se ofrecen como terapia para que los 'pacientes' puedan empezar un proceso, e incluso terminarlo porque se asegura que la sanación es comprobada porque la hace directamente Jesucristo a través de las acciones que realizan. Ofrecen seminarios en los que se hace esta crítica del conocimiento psiquiátrico y psicológico, mezclado con predicación sobre el demonio y su agencia sobre el mundo, las mentes y los profesionales de la salud mental. El pedido de aportes, donaciones y ofrendas es frecuente, sin embargo, el enlace en la página para acceder al informe de transparencia no conduce a ninguna información. Curiosamente en la página de la arquidiócesis sobre el presbítero no se menciona la iniciativa, ni la oferta terapéutica, sino un trabajo parroquial.

En este blog se han presentado distintos motivos de preocupación por las dificultades de salud mental que suceden o son provocadas por ciertos modos de vivir la experiencia espiritual en el catolicismo. Empezando por el preocupante comportamiento de muchas de las figuras de relevancia en el activismo digital católico, que lejos de mostrarse como personas en búsqueda de estabilidad emocional y mental, derrochan excesos de inestabilidad, contradicción, narcisismo y tantas otras formas de afectación (Enfermos de sana doctrina). Pero también las espiritualidades que mantienen la emocionalidad del creyente entre extremos de humillación y soberbia, de culpa frente a dios y arrogancia frente al mundo, que van partiendo en trozos la paz y estabilidad de quienes buscan en esos movimientos y comunidades precisamente eso que terminan de dañarles (Trozos de gente). Con la popularidad que va ganando la iniciativa Efetá, los contenidos de Católicos en serio, o las 'formaciones' de CLIAT (al menos 3 de los nombres bajo los que opera este desastre) aumentan considerablemente los motivos de preocupación. Ya no solo tenemos espacios que enferman a la gente y personas que muestran la inestabilidad como virtud, sino que les quitamos la posibilidad de ser acompañados en procesos de cuidado.

Todo esta mal en el discurso anti-psicológico del presbítero Adolfo María Villalpando Sánchez, que pasó de ser un jóven cura director de coros a un influencer de espiritismo psicológico con una imperceptible formación en bioética y terapia Gestalt. No se espera de un posgraduado en esas áreas del conocimiento que haga videos de ficción teológica sobre el perfil psicológico del demonio, máxime cuando niega el perfilamiento psicológico en sus charlas. Mezclando ideas superficiales de teología tomista con mitología del inframundo y anécdotas piadosas, va diciendo a sus oyentes que no existe la depresión, ni la ansiedad, ni trastorno alguno, pero que por medio de sus talleres cualquier persona puede auto-diagnosticarse y decidir su propio tratamiento para aquello que le agobia. La 'psicología católica' que promueve es un revuelto de retazos de mal aprendida catequesis preconciliar sin articulación ni espiritualidad.

Aquí algunas frases extraídas de sus conferencias:
"cualquier persona que estudie el alma ya está haciendo psicología"
"ni el alcoholismo ni la adicción son una enfermedad"
"ninguna enfermedad mental tiene justificación científica"
"la psicología no sana porque es demoniaca"
"hoy la iglesia está invadida de psicólogos y psiquiatras"
"no existen las enfermedades mentales"
"hasta el día de hoy no se ha demostrado ningún trastorno"
"acudir a la psicología no ha curado a nadie"
"la iglesia católica lleva dos mil años curando almas, nada le puede enseñar la psicología"
"ningún psicólogo le habla con amor a su paciente"
"detrás de un paciente siempre hay un pecado capital"
"en nuestras ponencias están las herramientas para que se auto-diagnostiquen"
"hay católicos tan ignorantes que creen que basta una misa de sanación" y apenas meses después lo contrario: "está comprobado hermanos, que con un examen de conciencia y una misa de sanación muchos se curan".

Es claro que vivimos en un momento en el que cualquier persona con una cámara o un teclado puede propagar sus ideas tal como lo esta haciendo quien escribe en este momento. Es claro que la oferta de conocimiento cada vez se confunde más con la información sesgada y con la difusión de ficciones y engaños con pretensiones de popularidad, rating y monetización. Es claro también que existe en el amplio espectro de las ciencias de la salud mental y las ciencias humanas, aplicaciones concretas de personas o de corrientes que irresponsablemente medican sin diagnóstico o que promueven formas de terapia que no ayudan a quien participa de ellas. Pero al tratarse de una figura que se presenta con ropa de presbítero y que cuenta de entrada con la credibilidad de la feligresía, es preciso preguntarse si en su arquidiócesis apoyan y supervisan las prácticas que lleva a cabo, o si esperan pacientemente que algo salga mal para volver a trasladarlo como parece haber sucedido antes.

¿Apoya la arquidiócesis la idea de que todo aquel que habla del alma humana es psicólogo? ¿Están dispuestos a reconocer como teólogos - según esa lógica - y a promover como profesores de teología a todos los que hablen sobre dios?, ¿Apoya la arquidiócesis su negación de las enfermedades mentales?, ¿Reconoce la arquidiócesis de Guadalajara Jalisco el rol de la psicología y la psiquiatría en el acompañamiento integral del ser humano o acoge la propuesta del Presbítero Adolfo María de que jamás un cura o una comunidad católica debe recomendar a nadie que acuda a terapia?, ¿Confirma la arquidiócesis que las misas de sanación reemplazan el medicamento en los casos de las personas que toman ansiolíticos, antidepresivos o antipsicóticos?, ¿Está dispuesta la arquidiócesis a reconocer responsabilidad y asumir daños en las personas que tras asistir presencial o virtualmente a las formaciones de CLIAT decidan abandonar sus tratamientos de salud emocional y mental?.

Y una última y penosa pregunta: ¿En pleno momento en el que tantas víctimas de abuso por parte de presbíteros acuden a psicólogos y terapeutas para contar su historia y lidiar con los terribles efectos que les ha causado el abuso, es coherente que desde la iglesia católica se le enseñe a la gente a desconfiar de la psicología, y le proponga a sus fieles auto-diagnosticarse y auto-tratarse? Porque puede interpretarse como otra elaborada estrategia de encubrimiento del asunto.

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