El arzobispo de Oviedo reescribe el concepto "ultracatólico" ante las elecciones generales Jesús Sanz: el 'bombero verdadero' que pide el voto para VOX para alejar a "los pirómanos mendaces"

El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz
El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Agencias

"Nos presentamos en una sociedad plural, a veces líquida, sin horizontes morales sólidos, y con un prurito neopagano que hace gala de su postcristianismo de salón"

"Los incendios, ya sean naturales o ya sean provocados, arrasan cruelmente todo un pasado: archivos y bibliotecas, enseres y aperos, campos y casas, todo cuanto representaba el diario paisaje de una vida cotidiana tejida de escenarios, de recuerdos, de patrimonio heredado, cuidado y trabajado"

"Teníamos una historia de siglos que nos identificaba, con unos valores que alimentaban las creencias religiosas, las relaciones fraternas y el creativo afán de construir entre todos un mundo más justo, seguro y mejor" lamenta, nostálgico (quién sabe de qué) el arzobispo de Oviedo

Tras el desierto, vendrá "el vergel" para un pueblo español al que no podemos evitar comparar con el pueblo elegido de Israel, "que deseamos que florezca ensoñado y sereno tras los incendios de las recientes pesadillas" planteadas después de, eso no lo dice, unas elecciones democráticas (como lo serán éstas, aunque el resultado nos pueda gustar más o menos)

Este 23-J, la religión está menos presente que nunca en el debate político y social. Las elecciones generales están pasando prácticamente sin pena ni gloria entre nuestros obispos, así como la cuestión religiosa camina de puntillas en una campaña electoral más centrada en trazos gruesos y que deja la percepción de que la Iglesia ha dejado de ser relevante. 

Pese a todo, apenas un puñado de obispos han remitido cartas pastorales orientando el voto para las generales. Entre ellos, el ex portavoz de la CEE, Luis Argüello y, muy especialmente, el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz, quien ha escrito una incendiaria (nunca mejor dicho) carta semanal en la que, bajo el título 'De incendios y elecciones generales' y sin citar en momento alguno a VOX, reclama el voto para la ultraderecha y sus valores. Curiosamente, en la primera campaña electoral que Santiago Abascal no ha arrancado, como era tradición en el partido ultra, a los pies de la Santina de Covadonga.

Santiago Abascal, en Covadonga

Los 'Paraísos Perdidos' y los lobos 'ultracatólicos'

¿Y qué dice Sanz? El prelado arranca admitiendo el "desplazamiento calculado de la presencia cristiana en la sociedad", en una suerte de "reajuste ante la otrora omnipresencia eclesial, según dicen los desplazadores", que el arzobispo de Oviedo califica de "censura implacable", con un lenguaje entre lo poético y las referencias al paraíso perdido.

Como si de lobos se tratara (no anda muy desencaminado Sanz), el obispo apunta a un "prejuicio etiquetador", el de "cuidado con los ultracatólicos". No lo desmiente el de Oviedo, que tilda el adjetivo de "recurso curioso, especialmente en la boca de los amigos de todos los excesos paniaguados, las malas compañías que imborrables tienen en sus genes la sangre de sus actos terroristas o la rentable monserga de sus aspiraciones 'indepes', aliñadas con secesiones y bendecidas con indultos como moneda de cambio". De prejuicios debe andar la cosa, también por el antiguo reino astur, a tenor de las palabras de su arzobispo.

Jesús Sanz, en la Cope

'Palo' a Greta Thunberg

"Nos presentamos en una sociedad plural, a veces líquida, sin horizontes morales sólidos, y con un prurito neopagano que hace gala de su postcristianismo de salón", añade Sanz, que aprovecha para atizar a la pobre Greta Thunberg (que ni sabrá que existe este prelado) a cuenta de "sus cambios climáticos y demás corifeos que la jalean". Otro 'prejuicio etiquetador', el de negacionista.
En una brillante vuelta de tuerca, Sanz vincula el calor con los incendios, fundamentalmente, en su opinión, los que se dan "cuando las llamas de políticas erráticas nutridas de mentiras patentes y mucha ideología que campa, nos dejan un panorama que sobrecoge por sus consecuencias varias".
"Los incendios, ya sean naturales o ya sean provocados, arrasan cruelmente todo un pasado: archivos y bibliotecas, enseres y aperos, campos y casas, todo cuanto representaba el diario paisaje de una vida cotidiana tejida de escenarios, de recuerdos, de patrimonio heredado, cuidado y trabajado", rememora Sanz, quien acusa al fuego de reducir "a cenizas tantas cosas justas y necesarias", entre las que cita el patrimonio cultural, moral, 'convivial' (sic), o religioso, "que durante tanto tiempo hemos compartido, aún en medio de nuestras tibiezas indiferentes, de peleas intolerantes y contradicciones que traicionan".

Sanz, en Covadonga
Sanz, en Covadonga

Nostalgia del pasado

"Teníamos una historia de siglos que nos identificaba, con unos valores que alimentaban las creencias religiosas, las relaciones fraternas y el creativo afán de construir entre todos un mundo más justo, seguro y mejor" lamenta, nostálgico (quién sabe de qué) el arzobispo de Oviedo, que vuelve a la imagen del incendio para denunciar cómo "nos alcanzan sus llamas traicioneras, dejándonos pobres, confusos, enfrentados de la noche a la mañana". Pero no se preocupen, que "hay algo que las llamas no alcanzarán: el futuro que se dibuja humilde delante".
De esto van, apunta Sanz, las próximas elecciones generales, de defender "la vida en todos sus escenarios (naciente, creciente y menguante), la verdad como compromiso verificable de programas políticos que no mienten, la libertad en la expresión religiosa y cultural y en la elección educativa que para los hijos tienen los padres, el respeto por la historia sin reescribirla con memorias tendenciosas y falseadas que reabren heridas, el evitar confrontaciones que nos dividen y enfrentan fratricidamente, el cuidado del bien moral de la unidad de un pueblo rico en historia, paisaje, lenguas y riquezas complementarias".

El Nuncio, con Sanz, en Covadonga
El Nuncio, con Sanz, en Covadonga Iglesia en Asturias

Tras el desierto, vendrá "el vergel" para un pueblo español al que no podemos evitar comparar con el pueblo elegido de Israel, "que deseamos que florezca ensoñado y sereno tras los incendios de las recientes pesadillas" planteadas después de, eso no lo dice, unas elecciones democráticas (como lo serán éstas, aunque el resultado nos pueda gustar más o menos).
"Entre el desastre trucado y mendaz y el cambio deseable, hay que escribir pacientes un itinerario juntos, especialmente las gobernanzas políticas salientes con sus propios matices complementarios, como bomberos verdaderos, lejos de los pirómanos mendaces. España lo necesita y se lo merece", culmina el 'bombero Sanz'.
Volver arriba