Jugada muy arriesgada, y polémica, con la idea de preservar la libertad del debate ¿Por qué no habrá periodistas en el Sínodo?

El Sínodo entra en su recta final
El Sínodo entra en su recta final Vatican Media

"El Sínodo no es un espacio televisivo donde se habla de todo, es un momento religioso (...). Es necesario proteger el clima sinodal", se justifica Bergoglio

No habrá televisiones, no habrá acceso de medios, y la información se dirigirá exclusivamente a través de una comisión, presidida por Paolo Ruffini (prefecto del Dicasterio de Comunicación), que se encargará de informar, a través de comunicados, sobre la marcha del Sínodo

La decisión vaticana, además de arriesgada, refleja los problemas que está teniendo el proceso sinodal en la Iglesia universal, con algunos grupos tradicionalistas y ultraconservadores, 'bendecidos' y acompañados por un sector nada desdeñable del episcopado europeo y, especialmente, norteamericano, hasta el punto de que Francisco quiere 'blindar' la libertad de debate en el Sínodo

Hay que defender el legítimo derecho de la prensa a poder informar con libertad, y no limitarse a los comunicados oficiales. Algo que, desgraciadamente, se está convertiendo en costumbre en el ámbito del periodismo religioso

"El Sínodo no es un espacio televisivo donde se habla de todo, es un momento religioso (...). Es necesario proteger el clima sinodal". El Papa Francisco se defendió ayer, durante el vuelo de regreso de Mongolia, ante las preguntas de los periodistas acreditados -la mayor parte de ellos, vaticanistas-, que han reclamado una mayor transparencia en el próximo Sínodo de la sinodalidad.

Y es que, si no hay cambio de última hora, no habrá periodistas (salvo alguno que es miembro del Sínodo) en el Aula sinodal. No habrá televisiones, no habrá acceso de medios, y la información se dirigirá exclusivamente a través de una comisión, presidida por Paolo Ruffini (prefecto del Dicasterio de Comunicación), que se encargará de informar, a través de comunicados, sobre la marcha del Sínodo.

Aunque no se puede impedir que los padres sinodales hablen con la prensa (no es un cónclave), lo cierto es que la sensación de 'secreto' se ha instalado, y ha molestado, a los profesionales de la comunicación. Así lo dejó claro, en su contrapregunta, Cindy Wooden, de la CNS: "Los periodistas ni siquiera tenemos acceso a la asamblea y a las sesiones generales, ¿cómo podemos estar seguros de que lo que se nos da como “pappa” (papilla) es verdad? ¿No hay posibilidad de ser un poco más abiertos con los periodistas?", preguntó.

El Papa responde a las preguntas de los medios

Cháchara política o libertad para informar

Francisco contestó que todo estará "bien abierto", incidiendo en que Ruffini "dará las noticias todos los días", aunque mostró sus dudas acerca de abrirlo aún más. "Es bueno que esta comisión sea muy respetuosa de las intervenciones de todos y trate de no parlotear, sino de decir las cosas justamente sobre la marcha sinodal que son constructivas para la Iglesia", insistió el Papa, advirtiendo del riesgo de que el Sínodo se convierta en "cháchara política" si habla de problemas o conflictos en las discusiones.

"La comisión tiene una tarea nada fácil, decir: hoy la reflexión va por aquí, va por allá, y transmitir el espíritu eclesial, no el político. Un parlamento es diferente de un Sínodo. No olvidéis que el protagonista del Sínodo es el Espíritu Santo. ¿Y cómo se puede transmitir esto? Por eso hay que transmitir la dirección eclesial", apuntó Bergoglio.

Con todo, la decisión vaticana, además de arriesgada, refleja los problemas que está teniendo el proceso sinodal en la Iglesia universal, con algunos grupos tradicionalistas y ultraconservadores, 'bendecidos' y acompañados por un sector nada desdeñable del episcopado europeo y, especialmente, norteamericano, hasta el punto de que Francisco quiere 'blindar' la libertad de debate en el Sínodo.

De las designaciones al Sínodo y las limitaciones que pueden presentarse
De las designaciones al Sínodo y las limitaciones que pueden presentarse

Un debate sin presiones, internas o externas, que sin embargo resta cierta autenticidad al deseo de que todo el Pueblo de Dios se implique en un camino que no concluye en el Aula Sinodal. Resulta difícil hacer equilibrios entre la libertad de los participantes (hay que reconocerlo, por primera vez un 'senado' vatiano con presencia de laicos y mujeres, con voz y voto, ya es un cambio relevante) y el deseo de los fieles de contribuir, como protagonistas, en el camino. Además del legítimo derecho de la prensa a poder informar con libertad, y no limitarse a los comunicados oficiales. Algo que, desgraciadamente, se está convertiendo en costumbre en el ámbito del periodismo religioso. 

Los riesgos de que la "ideología" se introduzca en el Sínodo e impida "confrontarnos" en libertad, como desea el Papa, son ciertos. Pero también que, en la historia de la Iglesia, los secretos bajo llave nunca han escondido nada bueno. 

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