Señalan que México es un país altamente riesgoso Obispos de la frontera entre México y Estados Unidos alertan sobre peligros que viven migrantes

Durante la reunión número 38 entre los obispos de la frontera entre México y Estados Unidos, sentenciaron que México ya no es sólo país de paso para los migrantes, si no que es un territorio de riesgo.
Monseñor Alfonso Miranda Guardiola, obispo de la Diócesis de Piedras Negras, Coahuila, señaló que los migrantes en México encuentran muchísimas puertas cerradas y muchísimos peligros por las bandas criminales que van encontrando en su camino.
Los obispos católicos enfatizaron dar voz a quienes migran, escucharon testimonios y denunciaron los abusos que viven los migrantes, los cuales aseguraron no son exclusivos de bandas criminales, pues también hay omisiones institucionales, estigmatización social y una política migratoria centrada en el control y no en la protección.
Los obispos católicos enfatizaron dar voz a quienes migran, escucharon testimonios y denunciaron los abusos que viven los migrantes, los cuales aseguraron no son exclusivos de bandas criminales, pues también hay omisiones institucionales, estigmatización social y una política migratoria centrada en el control y no en la protección.
Jimena Hernández corresponsal en México
Los obispos de Tamaulipas, Coahuila, Nuevo León, Chihuahua, Texas, Nuevo México, Arizona y California se reunieron como cada año, para analizar la problemática que viven las personas que migran por la frontera entre México y Estados Unidos.
Durante el encuentro, aseguraron que hoy en día la zona es “particularmente hostil para los migrantes”, el obispo de la Diócesis de San Antonio, Texas, Gustavo García Siller, reconoció que nunca como ahora había sentido tanta impotencia y frustración frente a las políticas migratorias en Estados Unidos.
“La migración actual es siempre complicada; no hay duda, no es fácil. Pero ahora es cuando he sentido más fuerte la impotencia y el desajuste. Hemos sido muy proactivos los obispos, pero con estas políticas hemos sentido un cierre de puertas y una actitud de defensa tan intensa que nos pide nuevas estrategias”, afirmó García Siller
Comentaron que a pesar del contexto adverso, mantienen firme su compromiso de apoyo a los migrantes, al igual que lo han hecho figuras papales como León XIII y el papa Francisco.
“Que el pueblo de Dios sepa que sus pastores están con ellos. No estamos ciegos ni ingenuos; actuamos con esperanza, más allá del optimismo, porque desde la fe buscamos alternativas para responder a los retos que viven los migrantes”, dijo.
Los representantes católicos, visitaron las instalaciones del albergue “Frontera Digna”, donde escucharon testimonios de migrantes provenientes de Centro y Sudamérica, así como de mexicanos desplazados por la violencia del crimen organizado. Actualmente, más de 80 personas permanecen refugiadas en el lugar.
De acuerdo con el obispo de Piedras Negras, Alfonso Miranda Guardiola, los testimonios escuchados resultaron “estrujantes”. Entre ellos, migrantes que narraron haber vendido todas sus pertenencias para costear su paso por varios países, enfrentando cobros constantes y la amenaza de redes criminales en territorio mexicano, lo que hace de México uno de los tramos más difíciles de su travesía.
“Ellos expresan que lo más difícil es atravesar nuestro país, por las redes criminales tristemente presentes en muchos estados, pero también reconocen que hay personas que los ayudan con alimentos, trabajos mal pagados o incluso a bordo de los trenes”, relató Miranda Guardiola.
El encuentro binacional realizado en Piedras Negras, Coahuila, concluyó con el compromiso de reforzar redes de albergues, ampliar la atención humanitaria y mantener presión moral sobre los gobiernos para modificar sus enfoques restrictivos.
“Los migrantes no son una estadística, son seres humanos con nombre, historia y familia”, recalcó García-Siller.
Además de la migración, los obispos abordaron durante la reunión temas relacionados con las adicciones, el suicidio y la protección de la infancia, considerados como desafíos urgentes para las comunidades de ambos lados de la frontera.