(Desde la Fe).- La comunicación no es un accesorio de la vida eclesial: es su pulso. El Evangelio mismo nace de un acontecimiento comunicado —“hemos visto y damos testimonio” (cf. 1 Jn 1,1-3)— y se expande cuando alguien se atreve a mirar, escuchar y hablar con el corazón. En los últimos Mensajes para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales se dibuja una hoja de ruta muy concreta: “venir y ver” (2021), “escuchar con el oído del corazón” (2022), “hablar con el corazón” (2023) y, más recientemente, discernir el impacto de la inteligencia artificial desde la “sabiduría del corazón” para una comunicación plenamente humana (2024). No son lemas: son verbos que nos convierten.