Hazte socio/a
Última hora
Carta abierta a monseñor Argüello

El tesoro de la Iglesia es el Espíritu que nos habita (Pentecostés B 2ª lect. 19.05.2024)

Todos tenemos la misma dignidad, con dones y servicios distintos

Carismas y ministerios son don de Dios y esenciales en la Iglesia

Comentario:hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor” (1Cor 12,3b-7.12s)

Los capítulos 12-14 responden a la cuestión planteada por los corintios sobre los dones espirituales: “Acerca de los dones espirituales, no quiero, hermanos, que sigáis en la ignorancia” (1Cor 12,1). En el origen de los dones está el amor fontal del Misterio-Dios creador que envía al Hijo: “tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito…” (Jn 3,16). Al aceptar a Jesús, como Hijo de Dios recibimos su mismo Espíritu, “por el cual podemos decir: «¡Jesús es Señor!»” (1Cor 12,3b). “El mismo y único Espíritu obra todo esto, repartiendo a cada uno en particular como él quiere” (1Cor 12,11).

El primer fragmento del cap. 12 reconoce la realidad de dones del Espíritu (vv. 4-6) y su finalidad (v. 7). Los agrupa en “carismas”, “ministerios” y “actuaciones”. “Carisma” es todo don gratuito, procedente de Dios (de su Espíritu), que, aunque se inserte en las capacidades o habilidades naturales, es un don “especial”, “peculiar”, que contribuye al reinado de Dios. Hay carismas “excelsos” (`clarissima´) y “sencillos y más extendidos” (`simpliciora et latius diffusa´ LG 12).

Ministerio” eclesial significa servicio (`diakonía´, `ministerium´). Su referente es el ministerio de Jesús, servidor del proyector salvador de Dios Padre. Ministerio seguido por los Apóstoles y discípulos, cooperadores del plan de salvación divina (Mc 10,45; Mt 20,28; He 1,17; 1,25; 6,4; 20,24; Rm 11,13; 1Cor 4,1; 2Cor 4,1; 5,18ss.; Col 1,7).

Actuaciones” u operaciones son las realizaciones de los carismas y ministerios. Deben respetar la naturaleza del don y del servicio, y realizarse conforme con la finalidad y la actitud del Espíritu divino. Estas son las más problemáticas y difíciles de coordinar.

La finalidad de todo don,manifestación del Espíritu”, es “para el bien común” (v. 7). Brilla, en todos, el amor (Rm 13), el carisma principal, dado a todos y el que a todos edifica. “El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado” (Rm 5,5). Pablo incita a los corintios: “Esforzaos por conseguir el amor” (1Cor 14,1). El amor del cristiano, enraizado en el amor a Dios, es “el camino más excelente” (1Cor 12,31). Sin él, somos “metal que resuena o címbalo que aturde”, “no seríamos nada” (1Cor 13,1-3). Nos acredita como cristianos (Jn 13,35; Mt 25,31ss).

El segundo fragmento (12, 12-13) inicia la alegoría del cuerpo:Pues, lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo. Pues todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu” (vv. 12-13). “El Espíritu es el mismo en la Cabeza que en los miembros”, recordará el Vaticano II (LG 7).

Esta metáfora se ha utilizado eclesiástica y civilmente para apoyar categorías de honor y dominio de clases sociales, estamentos y personas. Pablo, siguiendo el espíritu de Jesús, la utiliza para subrayar la idea de igualdad y servicio mutuo: “un mismo Señor” nos hace a todos miembros de su cuerpo. Todos son necesarios, igualmente dignos, con diversos cometidos. Esta imagen ilumina la solidaridad, la participación y la corresponsabilidad de todos los cristianos en la Iglesia, Cuerpo de Cristo, y en su misión.

Carismas y ministerios (“ordenados” y no “ordenados”) son don de Dios y esenciales en la Iglesia. Hay que superar la comprensión piramidal de la Iglesia y la oposición clérigos-laicos a favor de una Iglesia corresponsable, sinodal. Todos tenemos la misma dignidad, convocados por Dios a formar su Pueblo, con dones y servicios distintos, pero unidos vitalmente por el mismo Espíritu. A todos nos responsabiliza: “No apaguéis el espíritu, no despreciéis las profecías. Examinadlo todo; quedaos con lo bueno” (1Tes 5,19-21).

Oración: hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor” (1Cor 12,3b-7.12s)

Jesús resucitado, Cabeza de nuestra fraternidad:

celebramos la presencia del Espíritu Santo sobre toda realidad:

sobre el universo, abriendo horizontes nuevos;

sobre todo ser vivo, sosteniendo su realización;

sobre todos los pueblos, alentando su crecimiento;

sobre las culturas, iluminando sentido y dicha;

sobre las religiones, mostrando el rostro Dios;

sobre nosotros, nacidos de tu vida, Jesús de Nazaret.

Al aceptarte a ti, Jesús, sentimos tu Espíritu:

que te llevó a relacionarte pacíficamente con todos;

que en todos te hizo ver hijos del mismo Padre-Madre;

que condujo tu existencia “a evangelizar a los pobres,

a proclamar a los cautivos la libertad,

y a los ciegos, la vista;

a poner en libertad a los oprimidos;

a proclamar el año de gracia del Señor” (Lc 4,18s).

No nos cabe la menor duda de que el Espíritu Santo:

nos mueve a reconocerte como “cabeza” de nuestra comunidad;

nos impulsa a “esforzarnos por conseguir el amor” (1Cor 14,1):

el camino más excelente” (1Cor 12,31);

nuestro distintivo de cristianos (Jn 13,35; Mt 25,31ss).

Hoy revivimos nuestro ser de bautizados en tu Espíritu:

somos muchos, pero somos un solo cuerpo;

todos bebemos de tu Espíritu (1Cor 12,13);

carismas, ministerios y actuaciones” son dones suyos.

El tesoro de tu Iglesia es el Espíritu que nos habita:

el que enseña tu sabiduría de vida;

el que hace entender tu amor en toda situación;

el que sostiene nuestra fe, confianza, en tu amor;

el que ayuda a curar con dulzura;

el que hace maravillas insospechadas;

el que denuncia el mal y adivina la bondad;

el que traduce e interpreta todos los lenguajes…

Nuestra Iglesia es tu Cuerpo, Cristo Jesús:

tu Espíritu nos hace sacramentos de tu Amor;

tu Amor se hace visible en todos nosotros;

en nuestros “carismas, ministerios y actuaciones”;

todos somos activos, solidarios, corresponsables;

el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones

por el Espíritu Santo que se nos ha dado” (Rm 5,5).

Gracias, Cristo Jesús, por tu Espíritu:

por él sentimos que “todo es nuestro,

nosotros de Cristo y tú, Cristo, de Dios” (1Cor 3,23).

“Ven Espíritu Divino:

ven, dulce huésped del alma;

entra hasta el fondo de nuestro ser, divina luz;

reparte tus dones según tu voluntad;

sálvanos a todos y danos tu gozo eterno”.

(Secuencia de Pentecostés).

También te puede interesar

La fe, confianza en el Dios de la vida, hecha amor en toda situación, produce salvación, realización personal

Hoy, Jesús, tu evangelio es la fe-bondad de José (Domingo 4º Adviento 21.12. 2025)

“La jerarquía eclesiástica sigue empeñada en no escuchar al Espíritu”

Tu Iglesia, Jesús, debe abrazar a todos los de tu Espíritu (Domingo 3º adviento 14.12.2025)

Lucas puso por escrito la admiración y cariño que los primeros cristianos sentían por María

Hoy celebramos la santidad de María (Inmaculada Concepción de María 08.12.2007)

Lo último

Manos Unidas en el Día Internacional de los Migrantes 2025

Desplazados internos, la cara invisible y más numerosa de la migración mundial

En este domingo anterior a la Navidad, estamos llamados a contemplar las situaciones de gestación que vivimos

Cuarto domingo de Adviento – Mt 1, 18-24: Señales del embarazo de una nueva humanidad

"¿Dónde está tu hermano"

¿Creemos en la humanidad de Dios?