Mochilas, cantos y lágrimas en una tarde de gratitud y memoria para cerrar 328 años de presencia viva en la ciudad Cuando la historia se hace silencio: la Catedral de Tarragona dice adiós a las últimas monjas de Lestonnac

La Catedral de Tarragona dice adiós a las últimas monjas de Lestonnac
La Catedral de Tarragona dice adiós a las últimas monjas de Lestonnac

La tarde del miércoles 12 de noviembre, la Catedral de Tarragona se llenó como hacía tiempo que no se veía

Alumnos con mochilas de colores, exalumnos de todas las generaciones, profesores y exprofesores, familias, laicos y religiosas venidas de otras comunidades convirtieron el templo en un mosaico humano de gratitud

Las siete religiosas que todavía residían en Tarragona —Montserrat Marimon, Carmen Gil, Josepa Espasa, Victòria Riera, Teresa Carner, Estrella Ramos y Dolors Yepes— emprenderán ahora caminos separados pero paralelos

Sentadas en primera fila, recibieron aplausos largos y sinceros que llenaron el espacio como una oración colectiva… Su espíritu continuará vivo en el corazón del colegio de la Part Alta 

(Agencia Flama).- La tarde del miércoles 12 de noviembre, la Catedral de Tarragona se llenó como hacía tiempo que no se veía. Alumnos con mochilas de colores, exalumnos de todas las generaciones, profesores y exprofesores, familias, laicos y religiosas venidas de otras comunidades convirtieron el templo en un mosaico humano de gratitud. Incluso los gigantes del Colegio Lestonnac hicieron acto de presencia, como si la fiesta mayor de una historia educativa llegara a su capítulo final. Desde el presbiterio, una imagen de Santa Juana de Lestonnac presidía el acto, con mirada serena, observando su obra culminada tras más de tres siglos de existencia.

Las siete religiosas que todavía residían en Tarragona —Montserrat Marimon, Carmen Gil, Josepa Espasa, Victòria Riera, Teresa Carner, Estrella Ramos y Dolors Yepes— emprenderán ahora caminos separados pero paralelos: algunas irán a Mollet del Vallès, otras a Cardedeu, a Barcelona e incluso a Madrid. Su marcha responde a la necesidad de reforzar comunidades más débiles, en un tiempo en que el relevo generacional se ha ido apagando dentro de la Compañía. “No es un final, sino un legado vivo que permanece”, recordaba la superiora provincial, Nélida Andrés, con voz firme y emocionada.

Creemos. Crecemos. Contigo

Una catedral llena de memoria

El templo respiraba historia. Las paredes, testigos mudos de siglos, parecían escuchar las palabras que allí se pronunciaban con una gravedad dulce. El arzobispo Joan Planellas, ante una asamblea llena hasta el corazón, reconoció la dureza del momento: “Toda ruptura implica un proceso traumático, para el colegio, para la Iglesia de Tarragona, para la ciudad”, manifestó. Pero quiso leer la despedida como un signo de los tiempos, como una llamada a continuar la obra con nuevos rostros y nuevas manos. “La educación cristiana solo persistirá con el convencimiento, la entrega y la disponibilidad del profesorado”, advirtió, dirigiéndose a los maestros y laicos que llenaban la nave central.

tarragona despide a las últimas monjas de Lestonnac
tarragona despide a las últimas monjas de Lestonnac

El recuerdo de las primeras religiosas, llegadas el 22 de febrero de 1698 desde Alcover para fundar la comunidad y la escuela, flotaba en el ambiente. Fueron mujeres valientes que, como las de la Compañía de María de Barcelona, trajeron a Tarragona una nueva manera de educar, adelantada a su tiempo. Aquel espíritu de Juana de Lestonnac, capaz de hacer de la educación un camino de evangelización, seguía presente en los gestos, en las miradas, en el silencio respetuoso de los alumnos sentados en los bancos.

Un legado que no se marcha

La directora del centro, Elena Rodríguez, habló con voz entrecortada pero llena de convicción: “Han sido más de 327 años de presencia viva en la ciudad, años de entrega generosa, de educación con amor y de evangelización con el testimonio sencillo del día a día”, subrayó, antes de agradecer a las religiosas que hayan sido referentes, y recordó que su ejemplo permitirá mantener “la llama encendida para tender la mano a todos, para evangelizar educando y educar evangelizando”.

Entre el público, muchos rostros conocidos y muchos recuerdos. Había religiosas de otras comunidades catalanas y otras que, por la edad, no habían podido asistir, pero estaban presentes en el pensamiento colectivo. El arzobispo hizo notar con una sonrisa que incluso la directora de los servicios territoriales de Educación, presente en la ceremonia, había sido alumna del colegio: una prueba más de cómo la huella de la Compañía ha atravesado generaciones e instituciones.

Despedida en Tarragona a las últimas monjas de Lestonnac
Despedida en Tarragona a las últimas monjas de Lestonnac

Una despedida con espíritu de futuro

Cuando el acto se acercaba al final, las palabras dieron paso a un silencio denso, lleno de respeto. Las siete hermanas, sentadas en primera fila, recibieron aplausos largos y sinceros que llenaron el espacio como una oración colectiva. Algunas risas, algunas lágrimas, muchas miradas cómplices. “Hemos querido hasta el último momento transmitir el carisma y la manera de hacer de Juana de Lestonnac”, dijo la superiora Montserrat Marimon.

La catedral, llena de niños y jóvenes, parecía decir adiós y gracias al mismo tiempo. Cuando las religiosas salieron, bajo la mirada inmóvil de Santa Juana, nadie sintió que se marcharan del todo. Su espíritu —hecho de fe, sabiduría y ternura— continuará vivo en el corazón del colegio de la Part Alta, allí donde cada mañana, entre mochilas, risas y nuevos sueños, se perpetúa el sencillo milagro de educar con amor.

Despedida en Tarragona a las últimas monjas de Lestonnac
Despedida en Tarragona a las últimas monjas de Lestonnac

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