El teólogo presentó en Santa Anna su 'Declive de la Religión y futuro del Evangelio' Castillo: "La Religión ofrece seguridad, dinero y poder, que nada tienen que ver con el Evangelio"

José María Castillo, en Santa Anna
José María Castillo, en Santa Anna Flama

Con más de cincuenta libros publicados (“soy más fecundo que una coneja”, dijo en Santa Anna provocando carcajadas entre los asistentes), nunca ha abandonado su campo de estudio a pesar de haber sido represaliado oficialmente

En 1988, la Congregación para la Doctrina de la Fe le privó de la venía docendi (permiso para enseñar); sin embargo, ha podido seguir investigando, y la docencia que le sacaron a España le dieron a la UCA (El Salvador) para intentar cubrir el vacío dejado por Ellacuría y el resto de mártires asesinados con él

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(Agencia Flama).- Si hay algo que nunca se podrá agradecer lo suficiente a la Iglesia es el hecho de haber conservado los evangelios y haberlos distinguido y separado de los evangelios apócrifos que empezaron a difundirse al mismo tiempo que los auténticos. Así lo cree uno de los mayores teólogos españoles vivos, José María Castillo, que el pasado miércoles 24 de mayo visitó la parroquia de Santa Ana, en Barcelona, para presentar su libro más reciente: Declive de la Religión y futuro del Evangelio ( Desclée de Brouwer).

Tras estas palabras de gratitud hacia la Iglesia, el teólogo dio paso a una disertación centrada en abordar los aspectos más negativos de una institución en la que, según afirmó, lo que más se cuida y destaca es la Religión. “Eso es así porque la Religión ofrece seguridad, dinero y poder. Y donde están estos tres elementos, surgen interrogantes y contradicciones que nada tienen que ver con el Evangelio”, aseguró ante un público que le escuchó con el respeto y la veneración que merece este “teólogo del pueblo”, nacido en Don Fadrique, Granada, hace noventa y tres años.

Entre la larga trayectoria eclesial de Castillo, destacan los años del posconcilio, que vivió en Roma como perito del cardenal Tarancón y durante los que trabajó con eminentes teólogos centroeuropeos. Con más de cincuenta libros publicados (“soy más fecundo que una coneja”, dijo en Santa Anna provocando carcajadas entre los asistentes), nunca ha abandonado su campo de estudio a pesar de haber sido represaliado oficialmente.

En 1988, la Congregación para la Doctrina de la Fe le privó de la venía docendi (permiso para enseñar); sin embargo, ha podido seguir investigando, y la docencia que le sacaron a España le dieron a la UCA (El Salvador) para intentar cubrir el vacío dejado por Ellacuría y el resto de mártires asesinados con él. En 2007, la censura eclesiástica y las tensiones con Roma le llevaron a salir de la Compañía de Jesús, donde había entrado en 1956.

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