MISTERIO PASCUAL 2

MISTERIO PASCUAL 2
MISTERIO PASCUAL 2

Demos cuerda de fiesta al corazón

Es notable la riqueza de cualidades humanas y literarias de Victor Manuel Arbeloa. Nacido en Mañeru, Navarra, en 1936, se ordenó sacerdote, ejerciendo hasta 1976. Fue Presidente del Parlamento de Navarra, senador y diputado europeo por el PSOE. A partir de 1997 se fue alejando de la política profesional. Es autor de más de una treintena de libros sobre historia, ensayo y, sobre todo, poesía. En el prólogo a su “Obra Poética: 1964–2010” (822 páginas), resume Jesús Mauleón  la riqueza temática de sus versos: “Ha ardido y llameado su poesía en una amplia temática que abarca la experiencia religiosa más íntima o la compartida, la recreación original del tema de la Navidad, el poema amoroso, la poesía civil, siempre comprometida, llevada a veces al juego con sus puntadas ácidas de humor y su maestría en el manejo de los ritmos populares".

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Nos regala Victor Manuel Arbeloa, para la liturgia pascual, para el rezo privado, sonoros versos, pareados como refranes, como “Mañana de resurrección”. Resucitó Jesús de entre los muertos, Cordero pascual que santifica nuestras puertas con el arco iris de su risa y de su sangre. Saltó a los aires la noticia de su Resurrección. Subió a las estrellas, que bailan y cantan aleluyas... Sugerencia:dando palmas rítmicas, recitar estos versos como un rapero. Otro posible ejercicio: nos llega Jesús resucitado como una luz que, con cada inspiración, atraviesa la piel, y va iluminando nuestro corazón y nuestro pecho. Con cada espiración, expulsamos oscuridad.


MAÑANA DE RESURRECCIÓN

Resucitó Jesús de entre los muertos.
Quedaron los sepulcros boquiabiertos.

Que madrugó su luz más que la aurora.
Nadie sabe ni el sitio ni la hora.

Están alborotando las campanas
y bailan las estrellas más lejanas.

Se escuchan los balidos mañaneros
que cantan la victoria del Cordero.

Del Cordero que abrieron en canal
y ahora vuelve con júbilo pascual.

Que pasó de la muerte hacia la vida
y ganó para siempre la partida.

Y marcó con su gloria nuestras puertas
que estaban por la sangre recubiertas.

Y todos pasaremos junto a él
del destierro a la casa de Israel.

Es la fiesta de la resurrección.
Demos cuerda de fiesta al corazón.

  Y SOLO PIDO NO PEDIRTE NADA

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Se atribuye el poema a Gabriela Mistral, aunque se trata de una tierna recreación de su “Nocturno del descendimiento”,  obra del jesuita cantautor Cristobal Fones. Frente a un “calvario” rural, alguien reza pidiendo su salud. Al comparar sus dolores con los del crucificado, siente como vergüenza. Y contemplando con amor al Cristo, descubre que el dolor puede ser gracia, misterioso regalo, “llave santa de tu santa puerta”.
Sugerencia: frente a una imagen de Cristo en la Cruz, ¿por qué no sentir, al tiempo, su agonía y mis congojas? Acepto, Señor, tu voluntad.

EN ESTA TARDE,
CRISTO DEL CALVARIO

En esta tarde, Cristo del Calvario,
vine a rogarte por mi carne enferma;
pero, al verte, mis ojos van y vienen
de tu cuerpo a mi cuerpo con vergüenza.

¿Cómo quejarme de mis pies cansados,
cuando veo los tuyos destrozados?
¿Cómo mostrarte mis manos vacías,
cuando las tuyas están llenas de heridas?

¿Cómo explicarte a ti mi soledad,
cuando en la cruz alzado y solo estás?
¿Cómo explicarte que no tengo amor,
cuando tienes rasgado el corazón?

Ahora ya no me acuerdo de nada,
huyeron de mí todas mis dolencias.
El ímpetu del ruego que traía
se me ahoga en la boca pedigüeña.

Y sólo pido no pedirte nada,
estar aquí, junto a tu imagen muerta,
ir aprendiendo que el dolor es sólo
la llave santa de tu santa puerta.

  Y ASÍ VERÁN QUE NO SOY UN FANTASMA

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La cita que preside el poema de José María Valverde es Mateo 28,8-10: Jesús se aparece a las dos Marías. Ofrece el texto la voz interior de Jesús "Resucitado en la tierra" que asimila el viejo organismo a un traje antiguo. Se va acostumbrando al cuerpo recién estrenado. Y, en impresionante puesta en escena de toda la creación, la materia –montes, mar y cielo, árboles, pájaros, piedras...– se pregunta si también para ellos ha llegado ya, junto al cielo nuevo, la nueva tierra. Hace inventario Jesús: la barba, los pies... "Laborioso, descansa y goza ahora..." Es bello y luminoso el propio cuerpo... "Ya se ha hecho música, / un canto de colores y de espacios..." Tendrá el Resucitado que amortiguar un poco su luz para no cegar a sus amigos. Les abrazará finalmente, escondiendo sus alas, su "risa de inmortal..."

 RESUCITADO EN LA TIERRA

 –Mucho tiempo he tenido un cuerpo triste,
el traje de trabajo humano: ahora
voy estrenando el traje del domingo
que todos llevarán, resucitados.
El mío es el primero: me lo pruebo
despacio, solitario, acostumbrándome
ante el espejo inmenso de los montes
y el mar y el cielo, atónitos, callados.
Los árboles, los pájaros, las piedras
se estremecen al verme: ¿ya es la hora
de encenderse también, dejar la queja,
su hundido afán, su llanto de materia,
y ser gloria final en mi reinado
para que el mundo muera luego en paz?

Ya estaba encariñado con el otro
cuerpo: viejo, arrugado, con que el alma
creció en acuerdo dulce de avenirse
a las miserias mutuas, apegándose
a cada rozadura de la vida
como en unos zapatos convividos.
Pero ahora le premio en nuevo ser.
Ésta es la misma barba que ha brotado
como la zarza en la vereda, intacta,
turbia de sol, de polvo y de sequía;
hoy es el cerco de mi gloria, donde
Aquí siguen mis pies, casi de leño
a fuerza de caminos, ya invadidos
de piedra, en callo duro, minerales
que entran por mi sustancia y me hacen árbol;
ahora la tierra en ellos se humedece
de cielo y luz, y aprende así a esperar.
Aquí tengo mi cuerpo, sordo y blanco,
como un pan escondido en la alacena,
mi ciudad minuciosa de canales
y plazas, y aire y jugos, siempre en vela:
laborioso, descansa y goza ahora,
buen obrero en su fiesta, y queda sólo
entregado a su hermosa perfección,
hecho un himno de huesos bien trabados,
y carne que parece de alma, a fuerza
de saberse hacer justa, en cada sitio,
como debe de ser: ya se ha hecho música,
un canto de colores y de espacio
que ante mi Padre siempre quedará.
Los ojos que me vieran, cegarían:
tendré que disfrazarme, y apagando
mi luz, saldré del bosque de mi gloria:
iré a comer con mis hermanos tristes
y así verán que no soy un fantasma,
un espíritu viudo entre las brisas.
Allí les dejaré mi testamento:
mi palabra en sus manos, que la esparzan,
el abrazo final, sin hablar casi:
no les deslumbre y mate mi secreto,
mis alas y mi risa de inmortal.

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13. MISTICISMO
1. Todo tu cuerpo estará luminoso
NO FUI YO POR MI ESFUERZO, de Ángeles Gómez Pascual
EL SER QUE HABITA EN MÍ ME VA CREC., de Gómez Pascual
DISUELTA EN TI MI VIDA, de Ángeles Gómez Pascual
2. En ti me muevo, existo y soy
EN TI ME MUEVO, EXISTO Y SOY, de Pilar Paz Pasamar
VIOLENCIA INMÓVIL, de Pilar Paz Pasamar
AYER ME HUNDÍ, ME PUDO LA TRISTEZA, de Á. Gómez Pascual
3. Se me llenó de Dios toda la casa
PRIMAVERA, de Luis Álvarez Lencero
GRACIAS, SEÑOR, de Álvarez Lencero
LOS CHOPOS, de Fina García Marruz
y4. Es preciso aguardar la noche mística
DESDE EL CENTRO DEL PÁRAMO, de Bartolomé Mostaza
PLEGARIA, de Bartolomé Mostaza
SALMO DE LLAMADA, de Bartolomé Mostaza
NADA TE TURBE, de Jesús Mauleón

14. MISTERIO PASCUAL
1. Es la fiesta de la resurrección
VIVES EN EL PAN, de Victor Manuel Arbeloa
TENGO SED, de Antonio Carvajal
DELANTE DE LA CRUZ, de Rafael Sánchez Mazas
2. Demos cuerda de fiesta al corazón
EN ESTA TARDE, CRISTO DEL CALVARIO, de Gabriela Mistral
RESUCITADO EN LA TIERRA, de José María Valverde
y3. Puesta la mano en el pecho
DIOS NOS HABLA A TODAS HORAS, de Ricardo León
EMAÚS, de Rafael Alfaro
JESÚS, de Gabriela Mistral.

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