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Desde la interioridad y la confianza (salmo 61)

Interioridad.3

Ante una vida de tanta inmediatez,

de necesitar ver cumplidos los deseos al instante,

de aislarnos en la exterioridad,

busco con denuedo entrar dentro del corazón,

reencontrándome con mi propia interioridad,

para sentirme en plenitud y liberado de mis ansias.

¿Hasta cuándo haremos caso

de los reclamos de esta sociedad

del lucro y la codicia, del egoísmo,

la individualidad y la superficialidad?

Solo puede llevar al ser humano

a desvincularse de sí mismo,

a rehuir de su más íntima intimidad,

a impedir que él mismo llegue a conquistar

lo que está llamado a ser.

Mi corazón descansa en la Presencia amante

que, como una sombra placentera, me aguarda

cuando me encuentro estresado y perdido,

y ahí reside mi esperanza.

Es mi cimiento más sólido,

mi refugio en el momento

tanto del abatimiento como de la alegría.

Hemos perdido de vista que nuestra vida

es una milésima de segundo comparada

con la historia de la humanidad,

una mota de polvo que gravita en el universo

y, en cambio, queremos asegurarnos

el futuro a base de opresión, de despojos,

de ultrajes, intentando ver crecer nuestra riqueza,

las acciones, los bonos, los bienes,

creyendo que con eso aseguramos nuestra vida,

cuando lo que dejamos prisionero es el corazón.

Yo, en cambio, busco tu gracia,

para consolar y robustecer,

para acompañar y dar ánimos,

para recibir la paga mayor:

sentirme a gusto, feliz conmigo mismo,

y saciado del agua refrescante

de mi Fuente, que eres tú, mi buen Dios.

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