Bergoglio no estuvo presente en la bendición del fuego ni en la posterior procesión del cirio pascual. Tampoco dirigió el 'Exulte' o Pregón Pascual, ni las liturgias de la palabra, presididas por el cardenal Re, decano del Colegio cardenalicio, y que siguió sentado frente al altar, pero sí quiso pronunciar la homilía
Francisco al final de su homilía se dirigió al alcalde de la ciudad ucraniana Melitópol, Iván Fiódorov, quien fue secuestrado al inicio de la guerra por el Ejercito ruso, y a tres parlamentarios del país, María Mézentseva, Olena Khomenko y Rustem Umérov, que estuvieron presentes en la ceremonia, y se refirió "a la oscuridad" que están viviendo
"No podemos celebrar la Pascua si seguimos quedándonos en la muerte; si permanecemos prisioneros del pasado; si en la vida no tenemos la valentía de dejarnos perdonar por Dios, de cambiar, de terminar con las obras del mal, de decidirnos por Jesús y por su amor; si reducimos la fe a un amuleto"
"Resucitemos a Jesús, el Viviente, de los sepulcros donde lo hemos metido, liberémoslo de las formalidades donde a menudo lo hemos encerrado (...). Llevémoslo a la vida cotidiana: con gestos de paz en este tiempo marcado por los horrores de la guerra; con obras de reconciliación en las relaciones rotas y de compasión hacia los necesitados; con acciones de justicia en medio de las desigualdades y de verdad en medio de las mentiras. Y, sobre todo, con obras de amor y de fraternidad"
"¡Qué hermosa es una Iglesia que corre de esta manera por los caminos del mundo! Sin miedos, sin estrategias ni oportunismos; sólo con el deseo de llevar a todos la alegría del Evangelio"